18 de abril de 2021
Directores
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Jairo Cala Otero


Una redundancia que se repite con insistencia es la que se refiere a dos vocablos que, usados uno seguido del otro, significan lo mismo. La escuchamos desde el amanecer hasta el anochecer, en todas partes.


Una sabia sentencia que nuestros abuelos pronunciaban decía: «El diablo es puerco». La usaban para prevenir sobre las malas acciones (que empiezan con una idea, la tentación), y que provienen del maligno, «especialista» en perturbar, trastornar.


Durante las negociaciones entre las FARC y el Gobierno en Cuba, se ha trillado tantísimo la palabra paz ─ hasta la confunden con La Paz, Bolivia, pues la escriben con mayúsculas iniciales.


Por la audiencia que ha surgido alrededor de lo que, deliberadamente, decidí llamar «doctoritis», intuyo que el asunto generará muchos más artículos de los que yo sospechaba.


Los medios de comunicación de Colombia usan, repetidamente, el sustantivo matoneo para referirse al acoso psicológico de que son víctimas algunos estudiantes.


A los dos artículos que en otra época escribí sobre la que entonces llamé «doctoritis aguda» de muchos colombianos hoy agrego otro comentario sobre el tema. Pero esta vez más centrado en los adjudicatarios de un cartón.


Valga esta noticia de los forajidos con mala ortografía para subrayar la capital importancia que, hasta para cometer delitos, tiene la correcta escritura. No los quiero justificar de modo alguno. ¡no faltaba más!


Por temporadas, y por alguna razón que todavía no se conoce, muchos colombianos imponen la «moda» de trajinar con vocablos o expresiones acuñadas, generalmente, en algunos medios de comunicación.


Como queda comprobado, por millonésima vez, la escritura correcta se ha convertido en un elemento comunicacional desdeñado por muchos. En el caso de los funcionarios, nadie les exige calidad.


En repetidas ocasiones varias universidades han hecho estudios sobre la pésima formación de estudiantes de bachillerato en ortografía y redacción. Los resultados que han mostrado tales análisis son desconsoladores.
