29 de marzo de 2024

Biden: del invierno a la primavera

25 de enero de 2021
Por Gonzalo Duque Escobar
Por Gonzalo Duque Escobar
25 de enero de 2021

Sale de la Casa Blanca Trump, el primer presidente de Estados Unidos en ser enjuiciado dos veces, tras la votación en la Cámara de una moción en su contra con voto favorable de diez republicanos y de todos los demócratas. Este segundo juicio en contra de Trump, que seguirá su curso incluso habiendo terminado su mandato, requerirá de dos terceras partes del Senado para declarar su culpabilidad; y de ser condenado, puede ser objeto de una segunda votación, requiriendo esta mayoría simple, para que no pueda ocupar cargos públicos e impedirle aspirar en 2024.

Mientras George Washington, uno de los padres fundadores de Estados Unidos tras la aprobación de la Constitución de 1789, fue el primer presidente del país y único mandatario que ha ganado en todos los estados sin ninguna bandera partidista, el republicano George W. Bush se destacó como uno de los mandatarios con legado negativo, y Barak Obama se ha recordado como un presidente muy bueno. Similarmente, el republicano Theodore Roosevelt (1901-1909) y el demócrata John F. Kennedy (1961-1963) aparecen entre los más notables, e incluso el demócrata Truman y el republicano Reagan, aunque sobre esto divergen los historiadores.

Ahora llega el Partido Demócrata, caracterizado filosóficamente por el liberalismo moderno, afín a programas sociales, protección del medio ambiente y apoyo a las minorías, con Joe Biden acompañado de Kamala Harris la primera mujer que ocupa la vicepresidencia, lo que explica el viraje favorable de Estados Unidos al Acuerdo de París sobre cambio climático. Contrariamente, los republicanos ideológicamente se podrían catalogar de «conservadores laicos», practicantes del conservadurismo fiscal, una doctrina defensora del libre mercado, enemiga de la intervención del Estado, y de frontal oposición a socialistas y comunistas.

Cerrado el telón de un mandato polémico con connotaciones fascistas, donde el desafío era permanecer vigilantes y resistir en medio del caos y la incertidumbre, por el extremismo que caracterizó no solo su campaña electoral hace cuatro años, sino también a su gobierno de sabor autoritario enfocado en la prohibición de la inmigración musulmana, la construcción del muro en la frontera con México, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y la derogación de las reformas financieras, entre otras pestes, llega la calma de un mandato que arranca de forma opuesta, serena y amigable, a cambiar las cosas.

Ya no veremos los desplantes y desprecio al orden liberal internacional del gobierno americano observados en la guerra comercial transatlántica de junio del 2018 contra la Unión Europea, desconociendo la complejidad de un mundo menos cooperativo y con una creciente rivalidad geoeconómica, agravada por la actitud aislacionista de Estados Unidos, frente a unas instituciones multilaterales cada vez más débiles, máxime ahora que la política China, con las “nuevas rutas de la seda”, apunta a invertir las relaciones comerciales a nivel global.

Recordemos también que sin mucho esfuerzo la asertiva China, pudo vencer a Estados Unidos en una guerra comercial impulsada en 2018 por Trump, quien quiso imponer aranceles de US$360 mil millones de dólares a las importaciones de China, bajo el argumento de que las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar, ya que allí perdieron los consumidores estadounidenses pagando más por la vía de los aranceles.

Y aunque Estados Unidos, superando las 400 mil víctimas mortales es el país más golpeado por el coronavirus en el mundo, Joe Biden que respetará la dignidad de la Organización Mundial de la Salud OMS, ha cambiado el tono de la Casa Blanca hacia la pandemia, con una política sanitaria basada en decisiones soportadas en la ciencia y en la planificación. Recordamos que para Trump la pandemia del Covid-19 en febrero, solo era una enfermedad cinco veces más mortal que una gripe.

Aunque las políticas migratorias norteamericanas, violatorias de los derechos humanos, no comenzaron con el presidente saliente bajo su gobierno, alcanzaron dimensiones antes desconocidas de estigmatización racial, cultural y de origen. Por fortuna con la nueva postura sobre migrantes de Biden, no sólo la relación con Venezuela cambiará de enfoque, sino también la política migratoria que sufrirá una reforma estructural, en beneficio de miles de indocumentados que se regularizarán y de solicitantes de asilo cuyo programa se había corrompido.

* Profesor Universidad Nacional de Colombia http://godues.weebs.com [Ref.. La Patria, Manizales 2021-25-01] Imagen: Día uno en la era Biden – Portada-Time.