29 de marzo de 2024

Politinotas. «Síndrome de la lechera»

28 de diciembre de 2020

rafael zuluaga

Hay algunos políticos ilusos, y unos cuantos pronosticadores que tienen elucubraciones. Sufren de lo que yo llamaría, “síndrome de la lechera”, esa popular fábula La Lechera, una de las más conocidas del escritor español Samaniego. Tal cual protagonista del mencionado cuento, así actúan algunos que hacen cuentas alegres. Y en política sí que hay “lecheros” que suman, restan, dividen los votos que han obtenido en comicios pasados para repartirlos, y los que creen que en nuevas elecciones van a repetir o igualar las cifras, y optimistas, a multiplicarlas. También están los sabelotodo que hacen operaciones matemáticas para adular a futuros candidatos.

“DE TODO COMO EN BOTICA” 

Se aproxima 2021, año preelectoral, en el que los ingenuos tratan de seguir en sus partidos y otros acomodarse en bandos contrarios, espacios a los que pretenden “llevarse” esos votos, de los que se consideran dueños, para presentarse como candidatos al Congreso en las elecciones de marzo de 2022. Hay “de todo como en botica”, como lo he dicho en otras columnas. Los tradicionales personajes que se lanzan de candidatos, por figurar, y tantos por negociar. Y qué no decir de los que creen que tienen poder de endoso, como si los votantes fueran mercancía.

SON SÓLO DIVAGACIONES 

Esas imaginaciones, cuentas hipotéticas y sueños políticos hacen parte del ajetreo durante meses previos de las campañas por empezar. Hacen cálculos confusos, ilusorios o fantasiosos, por el hecho de haber sido concejales y/o diputados, quienes aún en ejercicio de cualquiera de esos cargos, renuncian para aspirar al Senado o a la Cámara. De esta forma traicionan el mandato que les confirieron los votantes para los primeros cargos. Toda elección es distinta a otra, son momentos coyunturales, en  circunstancias totalmente diferentes, según el momento político. Divagan sobre el papel, con base en comicios de hace cuatro u ocho años, o con resultados de elecciones nacionales para impresionar de que tal o cual candidato va a endosarle a otro, o va a obtener tantos en caso de volver a presentarse, con el mismo partido u otro diferente.

EL CIUDADANO ES CAMBIANTE 

En toda elección la indefinición del ciudadano a la hora de votar es notoria. En una gran proporción, difícil de cuantificar, cada cuatro años cambian de parecer. Los votos asegurados sólo los tienen los jefes o caciques, los experimentados. Es más, a veces a estos últimos se “les va la pava” como se dice popularmente. Casos hay muchos en Caldas. Concejales, diputados, congresistas pertenecientes a familias políticas, con trayectoria electoral, no resultan reelegidos. Esos votos de los que se creían dueños se les esfumaron “como por arte de magia”. Igual sucede con los políticos, exmiembros de cuerpos colegiados, que ponen de candidatos a sucederlos a sus esposas, hijos o parientes, y fracasan en el intento.

“PARA LA MUESTRA: UN BOTÓN” 

Son varios los ejemplos de casos perdidos por ambición o por ilusión. “Para la muestra: un botón”, o mejor, varios botones. Numerosos los casos, siendo los más recordados y recientes, lo sucedido con Adriana Franco del liberalismo que siendo Representante, aspiró al Senado; del Representante, en ese entonces, Hernán Penagos de la U, que quiso ser Senador; de Arturo Yepes, del conservatismo, que no pudo hacerse reelegir en la Cámara; de su hermana, Lucelia, quien siendo concejal por varios años, en últimas, no alcanzó los votos para repetir curul, y así tantos otros, para no hacer la lista muy larga.

TAMPOCO CON “LOS DELFINES” 

A propósito de ilusiones y fantasías, y de endosos de votos, ni que hablar de los llamados “delfinazgos políticos”, los que creen tener poder para entregarles “el trono” a sus hijos. Como aquel, que además de algún prestigio social que ostentó, con cierta influencia en los círculos políticos de la capital Bogotá, pretendió dejar un sucesor en la Cámara. Un ejemplo palpable fue el intento que hizo el excongresista Rodrigo Garavito Hernández del liberalismo, quien para las elecciones de marzo de 2010, puso o impuso a su hijo Nicolás Garavito Chapaval de candidato a la Cámara por Caldas. El jovenzuelo en mención, apenas pudo obtener 5.993 votos. Por lo menos sumó para la lista.

¿Y QUIÉN ES ÉL? 

Esta y otras preguntas me han hecho los fieles amigos lectores, para tratar de identificar a quien se sentó durante el pasado cuatrienio en la Asamblea, y que por informar y decir la verdad sobre su proceder, me ha denunciado. Como no he querido darle importancia, me abstuve de nombrarlo en la pasada columna, y sólo mencioné que hace parte de una organización a la que sus militantes les disgusta que hablen sobre ellos, tal cual su jefe natural, actualmente incurso en líos judiciales en la Fiscalía y en la Corte Suprema de Justicia. El querulante al que me refiero de la pasada Asamblea, es el mismo que denunció penalmente, en ese entonces, a su colega y copartidario Nicolás Aguilar, y mantuvo en líos con el exsecretario de esa corporación Leandro Gutiérrez, al final con fallidas pretensiones. Ahora quiere probar suerte conmigo.

MUY AGRADECIDO…MUY AGRADECIDO 

Tal como saludaba y se despedía de su famoso programa musical don Pedro Vargas: “muy agradecido…muy agradecido…”, así les expreso a mis incontables lectores, no creía que tuviera tantos, por las manifestaciones de agrado al ver que reaparezco para volverme a leer, y por los mensajes de apoyo y solidaridad con el suscrito, ante los intentos de amedrentarme, con denuncias temerarias, de un personajillo que se cree intocable. Les reitero mis agradecimientos, y felicidades para el 2021.

Para pensar…. 

“La ignorancia no discierne, busca un tribuno y toma un tirano. La miseria no delibera, se vende. Alejar el sufragio de manos de la ignorancia y de la indigencia es asegurar la pureza y acierto de su ejercicio. Algunos dirán que es antidemocrático pero la democracia, tal como ha sido ejercida hasta ahora nos ha llevado a este triste destino”: Juan Bautista Alberdi, político, diplomático, jurista, economista y escritor Argentino.