28 de marzo de 2024

Cote Lamus, vigente

11 de agosto de 2020
Por Claudio Ochoa
Por Claudio Ochoa
11 de agosto de 2020

Han transcurrido 56 años desde el fallecimiento, el 3 de agosto de 1964, del poeta nortesantandereano Eduardo Cote Lamus, quien pese a su corta vida de 35 años dejó un legado literario y testimonio humanista en la política, dignos de difundir, especialmente en este largo periodo de desconcierto que sufre el país, notándose especialmente este fenómeno en su departamento.

España le brindó oportunidades para su formación y desarrollo literario. En la Universidad de Salamanca estudió filología hispánica, año de 1950 en el cual publicó su primer poemario, Preparación para la muerte. A continuación ganó el premio A la joven literatura en España José Janés, con la obra Salvación del recuerdo, teniendo entre los jurados a Dámaso Alonso, reconocido filólogo y director de la Real Academia, años más tarde. Época en la que se nutrió con la experiencia del poeta español de la generación del 27, Vicente Aleixandre, también miembro de la Real Academia Española.

María Mercedes Carranza reconoció en Cote “el poeta por excelencia de los años 50”, periodo en el cual publicó cuatro de sus libros. A la vez que fundó la Revista Mito, junto a su paisano y poeta Jorge Gaitán Durán y el literato bumangués Hernando Valencia Goelkel.

A su tierra dedicó Estoraques, calificado por los críticos como uno de los mejores poemas largos de Colombia. Juan Pabón Hernández, filósofo nortesantandereano y estudioso de la obra de Cote Lamus, considera que Estoraques “es una convergencia del pensamiento de Cote, después de depurar sus etapas iniciales, de familia, de campo, de amigos, en fin. Allí encuentra la lucidez suficiente para explicar su misión humanista”.

El mismo Pabón reconoce que Cote “aportó a la política una dedicación absoluta, en especial orientada a la educación y a la ética, para lo cual se formó a consciencia. Su legado es amplio en expectativas, sobretodo en el exigente compromiso con una juventud que necesita valores ejemplares, como él, para que siembren en su alma principios universales”.

En su instrucción política le aportó el caudillo conservador Gilberto Alzate Avendaño, y tras la temprana muerte del “Mariscal”, Cote estuvo entre quienes lucharon por mantener su movimiento Acción Nacionalista Popular. Ambos querían implantar las ideas bolivarianas y difundir los principios cristianos. Cote desarrolló su actividad también como senador y representante a la Cámara, encontrando a la muerte cuando estaba por ser ministro de Educación, en el gobierno de Guillermo León Valencia.

Una época en la cual los ideólogos y los políticos se interesaban también por el estudio de la historia, la geografía, la educación cívica, la urbanidad y las letras. Como que sus espíritus estaban en mejor disposición para orientar soluciones frente a los problemas sociales, más equidad, justicia y acercamiento a la gente. Lejos de componendas, repartijas, clientelismo y en general obsesiones corruptas que se tomaron a las agrupaciones políticas. Todos contra todos.

Qué bueno incorporar a la formación política de ahora la historia y obras de colombianos como Cote Lamus. Valores que este difundió y en los cuales dio ejemplo, como honestidad, justicia, diversidad, respeto, dignidad y sabiduría.

Que la larga pandemia y la muerte como amenaza diaria reciban un alivio, si abordamos el gusto por la opción poética y la sana literatura, factores que han de mejorar la disposición a gobernar y mejorar nuestras relaciones con el medio natural y humano.