29 de marzo de 2024

Dos crespones negros

Autodidacta. Periodista de largo aliento formado en la universidad de la vida. Destacado en cadenas radiales, diarios nacionales y co-fundador de medios como Colprensa y el diario digital Eje 21. Formador de buenos reporteros en Manizales, Bogotá y Medellín.
4 de abril de 2020
Por Orlando Cadavid Correa
Por Orlando Cadavid Correa
Autodidacta. Periodista de largo aliento formado en la universidad de la vida. Destacado en cadenas radiales, diarios nacionales y co-fundador de medios como Colprensa y el diario digital Eje 21. Formador de buenos reporteros en Manizales, Bogotá y Medellín.
4 de abril de 2020
Alonso Parra

Acaban de cerrar sus ciclos vitales, a muchos kilómetros de su patria querida, los periodistas colombianos Alonso Parra Hincapié y Guillermo Tribín Piedrahita.

El caldense Parra y el tolimense Tribín habían emigrado en la década de los 70, el uno de Manizales y el otro desde Bogotá.

La Parca se los llevó entre los últimos días de marzo y los primeros de abril, a pesar de las múltiples ocupaciones que ha tenido con la catastrófica pandemia del coronavirus.

Parra tuvo la muerte del justo al colapsar mientras dormía como consecuencia de un fulminante ataque cardíaco que lo sorprendió en su apartamento de Nueva York, cuando apenas comenzaba a hacer estragos el tenebroso Covid-19 en la llamada capital del mundo.

Lobo solitario, Alonso no compartía vivienda   con nadie. Como no daba señales de vida hacía 3 días, sus preocupados parientes y amigos  vislumbraron lo peor: forzaron la cerradura y lo encontraron muerto, empiyamado, en su cama. Practicadas las necesarias diligencias judiciales, se procedió a su cremación que tuvo un costo de 1.500  dólares.

En su carrera periodística Parra se destacó como cronista del diario La Patria, donde se inició; sobresalió como corresponsal de El Tiempo en Manizales y fue notable corresponsal de RCN radio en Nueva York, actividad que supo combinar con la carrera de derecho en una exigente universidad norteamericana, profesión a la que se entregó por completo, dejando a un lado el periodismo.

Guillermo Tribín

Tribín, en cambio, padeció en un hospital madrileño los sufrimientos de la degollina al lado de los miles de contagiados que la invisible peste ha dejado en la capital española y el resto del planeta. Su esposa Graciela Montoya libra pertináz batalla con la muerte por el mismo mal. De la unión quedan sus tres acongojados hijos: Marta, Guillermo Alberto y Leonor.

Antes de liar bártulos a España, Guillermo laboró en el diario El Siglo, Actualidades RCN, el noticiero de Alfonso Castellanos y la agencia española Efe, la misma empresa que le brindó apoyo en su redacción central, en Madrid, al verse perseguido por el gobierno de Alfonso López Michelsen que nunca le perdonó que desde la agencia que estaba a su mando hubiese salido un “embuchado” de un practicante al que le dio por propalar en las redes  que “el  presidente  de Colombia había sido asesinado en una calle de Bogotá”, esperpento noticioso rigurosamente falso que relató así Elías García, uno de sus co-equiperos redactores:

“Tribín era colombiano, tolimense de Ibagué. Cuenta una leyenda que corre por las redacciones de Efe que tuvo que trasladarse a España a mediados de los 70 por un incidente en el que no tuvo arte ni parte, pero que marcaría su rumbo hasta el final de sus días. Según la mitología popular, un alumno de prácticas en las oficinas de EFE en Nueva York que se entrenaba en el manejo de las cintas de teletipo, transmisiones y demás, dejó escapar unas líneas que llegaron a los abonados anunciando la muerte del entonces presidente colombiano, Alfonso López Michelsen.

López Michelsen -que ni estaba muerto ni estaba de parranda- montó en cólera y ordenó que expulsasen de Colombia al delegado de Efe. Cuando le advirtieron que no podían expulsarlo, que era colombiano, dijo que le daba igual y que se fuera del país.

Algo de cierto habría en la leyenda. Fuese como fuese, el caso es que el bueno de Tribín acabó en la redacción central, convirtiéndose desde entonces y hasta su jubilación en uno de los puntales del servicio internacional de Efe y contribuyendo a la formación de decenas de periodistas de varias generaciones”.