29 de marzo de 2024

Política con pimienta Ojo: Esto no es un juego y hay que permanecer encerraditos…

24 de marzo de 2020
24 de marzo de 2020
Fernando Londoño

Lo  que más lamentamos en esta tremenda emergencia es no encontrarnos con viejos amigos en sitios como La Suiza de El Cable y las cafeterías del Centro Comercial de San Cancio, que habíamos empezado a frecuentar. Muchos de ellos ya mayores de setenta años, o sea que deben permanecer en sus casas, si es que aspiran a volver a saborear el tintico de media mañana o el de media tarde. Ojo. Esto no es un juego. Hay que permanecer encerraditos o vamos a engrosar la población de los jardines de paz en el momento menos pensado.  Pero como la mayoría de los contertulios tiene nociones del manejo de las redes y no se aguantan las ganas de opinar sobre el escabroso pero a la vez cómico mundo de la política parroquial y nacional, nos han prometido enviarnos sus chismes y comentarios, vía Whatsapp o correo electrónico. Bienvenidos. Y enseguida está el primer corresponsal, que parece ser fiel oyente del controversial Fernando Londoño Hoyos, quien a través de su programa radial La Hora de la verdad despotrica contra todo lo divino y lo humano. En este caso, parece que fue víctima de su fuego amigo el Presidente Iván Duque Márquez, a quien sacude por sus actuaciones equivocadas según su parecer, en la presente crisis.

No ha resultado tan fácil

El ilustre manizaleño Fernando Londoño Hoyos, importante líder de la extrema derecha, ha resultado más papista que el papa. Su idea de hacer trizas “ese maldito papel que llaman acuerdo de paz”, inicialmente tan bien recibido por el Centro Democrático y el presidente Duque, no ha resultado tan fácil de llevar a la práctica. De hecho, la peor derrota que ha sufrido el presidente Duque fue su estéril lucha por sacar adelante las objeciones a la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Nadie quisiera estar en los zapatos de Duque

Difícil tarea la del presidente: sortear la presión internacional y vender hacia afuera la idea de que está cumpliendo los acuerdos, hacer el trabajo de zapa necesario para entrabarlos lo más posible y defenderse de sus propios copartidarios que le exigen extinguirlos del todo. Londoño, Salud Hernández, Paloma Valencia., María Fernanda Cabal, el bachiller Macías (el de las jugaditas) y otros “duros” de la derecha están atentos a criticar acerbamente las “debilidades” de Duque. Nadie quisiera estar hoy en sus zapatos. Pero el doctor Londoño Hoyos no se limita a atacar al presidente porque no ha atendido a cabalidad su consejo sobre los acuerdos. Cada que le dan papaya, sea cual sea el tema, arremete furioso contra Duque. Parecería que la oposición de ese lado es incluso más agresiva que la que hace Petro por el otro.

Londoño acusó a Duque de haber actuado por simple vanidad

Imagen You Tube

Un ejemplo: el ex ministro Londoño tiene un extenso espacio radial llamado “La hora de la verdad”. La portada de este programa llega masivamente a millones de teléfonos celulares, por lo que cualquiera puede escucharlo con solo pulsar un simple clic. Últimamente hemos estado escuchando en sus emisiones fuertes ataques contra el presidente de la república, por diferentes motivos. Tal vez lo más grave ha sido achacarle (con o sin razón) la responsabilidad por el ingreso de la peste mundial que ataca a la humanidad, por no haber cerrado hace tiempo el aeropuerto Eldorado, según él, por defender los intereses económicos del concesionario de esa terminal aérea. En el reciente rifirrafe surgido a raíz de la publicación del decreto 418 del 18 de marzo pasado, cuyo artículo primero decía que la dirección del manejo del orden público con el objeto de prevenir y controlar la propagación del COVID-19 en el territorio nacional y mitigar sus efectos en el marco de la emergencia (…) estará en cabeza del presidente de la república, artículo que fue interpretado como una desautorización a los alcalde de Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades que estaban decretando toques de queda generales y prolongados para el puente de San José, el doctor Londoño Hoyos tomó partido en forma inmediata a favor de dichos alcaldes y respaldó sus decisiones. Se quejó amargamente de la actitud del presidente a quien acusó de haber actuado por simple vanidad al sentir que esos alcaldes le estaban quitando protagonismo; hasta “majadero” le dijo (marzo 20); y se preguntó dónde andarían otros gobernantes regionales y locales que no habían dictado normas parecidas a las de los mencionados mandatarios locales. Entre otras cosas, injusta y equivocadamente, quién sabe bajo qué motivaciones, incluyó en esa colada al alcalde de Manizales, a pesar de que, desde antes, este había también decretado el toque de queda en nuestra ciudad.

El toque de queda que consagró a “Mario Húmbero”

A propósito de lo anterior, uno de los más ancianos de la tribu recordó una anécdota en la fue actor principal Mario Humberto Gómez Upegui, un importante político manizaleño, quien desde sus primeros años de estudiante de la Facultad de Derecho de la U. de Caldas, ocupó sendos puestos en la burocracia municipal. Pues siendo Secretario de gobierno de Manizales lo encargaron de la Alcaldía. Y le tocó lidiar con una asonada que amenazaba con actos de violencia desbordada en las calles de la capital caldense. Pero quien dijo miedo. Mario Humberto decretó turbado el orden público en el municipio y toque de queda permanente. Como lo sabe todo el mundo, declarar turbado el orden público es prerrogativa constitucional del Presidente de la República. La metida de pata de Mario Humberto fue noticia nacional. Y Mario Humberto objeto de burla y chascarrillos, por haberse sentido presidente en su isla durante algunas horas. De ésto nos podría dar fe el patricio Omar Yepes, a quien a propósito le agradecemos la siguiente concreción sobre lo que es el «romanismo», al que aludimos en una de nuestras anteriores columnas, sin tener muy clara la idea.

Aclaración de Omar Yepes

Señores de EJE 21: Por los años 30 del siglo pasado, Roman Gómez, destacado senador conservador antioqueño fué fustigado por Laureano Gómez en razón a su colaboración con el gobierno liberal a cambio de algunos contratos que le fueron otorgados. Romanismo, de Román, fué el sinónimo conservador al término lentejo que aplicaban los liberales a quien por dádivas entregaba sus convicciones o rompía la disciplina partidista.