Diciembre sin Pastor

Pastor López, falleció en abril de este año, en la ciudad de Cúcuta. Significa ello, que es el primer diciembre sin el indio Pastor, “el hijo ausente”. Empero, su música y canciones suenan y retruenan por todas las emisoras bailables y se escuchan por doquier en las fiestas y espacios alegres y bullangueros. Pastor López, se enamoró de nuestro país y de las tarimas colombianas y luego de presentarse en una feria de Cali, cuando arribó a Bogotá, sufrió un infarto en el 2011, que lo condujo a una delicada intervención quirúrgica. Los médicos le dijeron que debería guardar reposo y no volver a cantar, pero nada detuvo al venezolano. Lo suyo era transmitir alegría y ser ídolo de este género musical, aún a costa de su salud.

En pleno diciembre de 2016, nos había dejado otro grande: el paisa Gustavo El Loko Quintero, con un legado musical inacabable, de tránsito por los Teen Agers, los Hispanos y los Graduados. Y qué decir de Rodolfo Aicardi, nacido en Magangué y otro gigante de la música tropical, quien se fue de este mundo a los 61 años en el año 2007. Su consolidación se da en los Hispanos, pero también tuvo éxito con el Sexteto Miramar, donde cantó bolero-balada. Ya en 1989, había dejado de existir otro inmenso: el indio Jairo Paternina, fundador y voz inigualable del Combo de las Estrellas, asesinado en un lugar del occidente de la ciudad, cuando se presentaba glorioso.

En este obituario, tenemos que incluir a los monstruos de la música bailable venezolana, la más exitosa de todas, la que dominó el concierto tropical por varias décadas y la que dejó las canciones más sonoras. El mejor de todos, el de más calidad: Cheo García, consagrada voz que fue símbolo de la Billos Caracas Boys. También están en la lista fúnebre: Memo Morales (fallecido el 31 de diciembre de 2016 en una tarima, de un infarto fulminante); Víctor Piñero, también caído en plena presentación en 1975 y Emir Boscán, muerto en Bogotá a los 70 años. No podemos pasar por encima del recuerdo, frente al gran Nelson Henríquez, fallecido en el año 2014 y otro nativo de Maracaibo. Y desde luego, del espectacular Felipe Pirela.

Otros colombianos triunfadores que se han ido, son: Nelson Pinedo, Lucho Argaín, Joe Arroyo, Jairo Varela, Adolfo Echeverría, Edmundo Arias, Pacho Galán, Lucho Bermúdez y Buitraguito. Y capítulo aparte, merece un inmortal, el que más se escucha en los diciembres: Guillermo Buitrago, un pionero de la popularización del vallenato, quien a los increíbles 29 años falleció, dejando una producción imbatible. Desde luego, luce obligado evocar a Rafael Orozco y a Patricia Teherán. Por fortuna, tenemos vivitos y coleando a Fernando González (el sucesor de Paternina), Lisandro Meza, Alfredo Gutiérrez, Armando Hernández, Juan Piña, Jaime Ley, Javier Vásquez (exNiche) y Verónica Rey. Por supuesto que de la gran época de Rodolfo y Quintero, el estupendo Gabriel Romero, deja su estela de éxito con sus Blacks Stars, tras poner en lo alto a La Piragua y Avé pa vé.

La línea cubana, está liderada por la inmortal e insuperable Celia Cruz (fallecida en 2003), Celina y Reutilio, Manolo Monterrey y Guillermo Portabales. En fin, todos grandes voces, grandes maestros y espectaculares transmisores de alegría. Recordando a Pastor López, a Gustavo Quintero, a Rodolfo Aicardi, a Cheo García, a Guillermo Buitrago y a los que se han ido, las palabras de Juan Gossaín caen como anillo al dedo: “los cantantes no se mueren, se esfuman”. Lo cierto es que bajo la evocación, todo es alegría con esas canciones jacarandosas que son telón de fondo de los diciembres. Nunca pasan. Y eso que no tuvimos espacio para la dupla de venezolanos: Oswaldo Oropeza (compositor) y Néstor Zavarce (intérprete), quienes nos ponen la piel de gallina, con: “Faltan 5 pa las 12”. ¡Feliz navidad!

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