18 de abril de 2024

Del paro y otros asuntos

17 de noviembre de 2019
Por Rubén Darío Mejía
Por Rubén Darío Mejía
17 de noviembre de 2019

Acaba de terminar una semana con una serie de problemas a nivel nacional que lo dejan a uno pensando, definitivamente para dónde es que vamos y eso que no estamos mirando para la casa del vecino, en donde si la de nosotros está desorganizada, por la de ellos está peor.

Entendemos lo que hace la administración Duque, trata de dar esperanzas y decir que las cosas andan perfectamente bien o progresando, cuando sabemos que las cosas no son así y que el país está tan descuadernado que ponerlo en orden no va a ser una tarea muy fácil.

Conste, palabra que se me ha hecho de mi léxico, que soy consciente que el Gobierno está trabajando, que hay cosas que se le han salido de las manos y que volver al cauce cuando se ha fallado en algunos temas no es tan fácil; pero también hay que dar el beneficio de la duda cuando los ministros sobresalientes salen a decir que las cosas se están arreglando.

Vamos por partes, en este momento se avecina un paro nacional convocado por las centrales obreras, los estudiantes y gran sector de la población que se siente inconforme con lo que está pasando, estoy de acuerdo con el paro, estoy de acuerdo con las movilizaciones y estoy de acuerdo con la protesta social, pero no estoy de acuerdo con el vandalismo y el terrorismo sistemático, porque por lo general se están infiltrando en esta clase de movimientos personajes nefastos que nada tienen que ver y que lo que les interesa es crear el caos y no digamos que para pescar en rio revuelto, porque no es nada lo positivo que se obtiene en estos casos.

Estoy de acuerdo que el ciudadano de bien debe respaldar las instituciones y a su Gobierno, pero también debe de dar su espaldarazo a quienes buscan reivindicaciones sociales en donde no hay trabajo, en donde la informalidad es grande, en donde los servicios de salud están en coma (porque quienes están enfermos y necesitan medicina, tiene que escuchar a diario y aceptar de parte de los médicos que no les pueden dar la medicina y que deben comprarla de su bolsillo), en donde los líderes sociales están en peligro y los periodistas tienen que salir corriendo porque son amenazados por sectores que no son muy claros, porque las amenazas pueden venir de un lado o del otro y todo el mundo se lavan las manos simplemente diciendo yo no fui.

Hemos vuelto a la época de cuando el narcotráfico, las bandas delincuenciales y los alzados en armas amenazaban y amenazaban y muchos de los periodistas de este país perdieron la vida y lo peor de todo es que hoy después de los años todo eso sigue en la impunidad, porque la justicia falla, simplemente porque se ha politizado y porque no se piensa en el hombre de a pie sino que se hace justicia a quienes cuentan con dinero para pagar grupos de abogados que dilatan y dilatan los grandes procesos judiciales.

Lo he repetido una y por enésima vez lo hago, Colombia es un país de gente buena, en donde los reclamos de los trabajadores, de los estudiantes, de los integrantes de la rama judicial, etc, etc, son respondidos por parte del Gobierno ante los medios de comunicación que todo ya está resuelto y vamos a ver y solo han sido paños de agua tibia o simplemente las cosas siguen igual.

El pueblo colombiano no resiste mas impuestos, no resiste que las alzas a los servicios públicos y servicios generales se hagan aleatoriamente y que un sueldo mínimo que es lo que se gana el gran numero de personas, de los que tienen trabajo formal, se vayan en pagar facturas de servicios públicos e impuestos, porque dígase o no, crease o no, la clase media es la sacrificada en este momento, porque debe responder por los gastos de forma que se presenten cada día.

El descontento es total, no se cree aun en el presidente Duque, ni mucho menos en gran parte de su gabinete y es cuando él da luces que es necesario hacer cambios en este campo, según lo declaró a BLU Radio este fin de semana y es que una cosa si es cierta, de la terquedad no se saca nada y no se puede mantener un ministro por terquedad, sin importar lo que ha sucedido y mucho menos haciéndose jugarretas políticas para que no sea sancionado.

El ex ministro de defensa debió haber respondido por el gran fracaso de las Fuerzas Militares a su cargo, por el asesinato de tantos niños, a pesar de que se diga que la culpa la tienen las disidencias de las FARC, lo que no es mentira, pero el Estado debe velar por la seguridad de los ciudadanos y en especial de los niños.

Hay varios ministros a los que no se les cree nada y hay otros que se rasgan las vestiduras por respaldar al Gobierno, tratando de tapar con la mano lo que está sucediendo como si se pudiera hacer lo mismo con el sol.

Gran parte del país está en riesgo, los líderes sociales, los periodistas y quienes dicen la verdad, mientras que los que siguen al Gobierno hablan maravillas de lo que está sucediendo y se puede decir que el Gobierno Duque, principalmente el mismo Duque está llenos de buenas intenciones, pero lo que interesa son los hechos para erradicar la violencia en el país.

Volviendo al paro del 21 de noviembre, es muy preocupante la filtración de fuerzas extrañas extranjeras en esta marcha de protesta y eso puede tener una respuesta y es que se ha dado mucha libertad a los extranjeros, a quienes se les ha tendido la mano a pesar de afectar el bienestar de los connacionales, como en el caso de los venezolanos que por fallas e irresponsabilidad de su gobierno nos han invadido y no muchos para hacer el bien sino para delinquir en los diferentes sectores del país.

Como vemos en la capital colombiana, hay venezolanos en todas las esquinas, en los semáforos, en los parques y los ciudadanos de a pie están temerosos porque algunos que son delincuentes, porque soy claro al decir que no todos, atracan a la luz del pleno día en el transporte público y en las calles.

Son muchos los correctivos que se deben de hacer para que el país vuelva por su rumbo y para que el ciudadano crea, porque no le cree a la política, al presidente y mucho menos a los anuncios que se hacen y que por lo general no se ven cumplidos.

Muchas veces nos olvidamos de los menos favorecidos, de los que le hacen bien al país, de los que laboran de sol a sol y de los que de verdad, verdad son la fortaleza para que el país salga adelante.

Hay un temor velado sobre la reforma pensional, sobre la política de trabajo formal, sobre la asistencia en salud, al igual que en la justicia, porque estamos acostumbrados que hoy se niegue, como decía mi abuela, con la mano sobre la Biblia o con el rosario en la mano que no se van a hacer las cosas y en un abrir y cerrar de ojos se hace lo contrario.

Los menores de cuarenta años temen por no llegar a conseguir una pensión y los pensionados que se les coloque impuestos a la misma.

Esperamos que el 21 de noviembre del 2019 no sea un día de caos, sino de protesta pacífica y que se respete el derecho a la misma, que las autoridades militares y policiales estén atentas a evitar actos de violencia y no a enfrentar a quienes manifiestan y protestan con todo derecho.

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