28 de marzo de 2024

Paul McCartney: ¡Genio entre los genios de la música!

13 de octubre de 2019
13 de octubre de 2019

Fue el auténtico genio creador de los Beatles, al ser su más prolífico compositor melódico. Genialidad que ha buscado atribuir la crítica a la más visible y contestataria figura de John Lennon. Emblema del mítico poeta soñador, que tanto ha deslumbrado a la presente alborada evolutiva cultural humana, la que ha creído ver en la irreverencia letrada, a la más viva imagen de la agudeza inspirada.. El tiempo y la epistemología se han encargado, sin embargo, de poner las cosas en su lugar.. Todo porque han sido los numerosos temas de Paul, los que más han conseguido perdurar, al ser los más escuchados y atesorados por el gran público. Ello no obstante la fatídica y temprana inmortalidad que le sobrevino a John, tras su lamentable asesinato en 1980.

Y es que fueron los temas de Paul, los que resultaron estar dotados de una mayor y muy especial magia: ¡su impactante claridad melódica!.. Observado patrón de selección cultural de la música que trasciende toda interpretación lingüística literal, al no ser objeto el sonido musical global, de la decodificación neural de la que sí precisan los demás productos significantes de la cultura humana.. Proceso que explica el por qué la música es capaz de congregar a individuos de muy distinta índole social, cultural, racial, idiomática, económica y aún estética. Ello ante la más pura y viva emoción somática que despierta la melodicidad de una exultante canción..

Conjunción somática que ratifica la condición de reina de las artes que engalana a la música, la que escapa a la representación puntual de la realidad que tanto limita al lenguaje, segmentando a la humanidad, ante la observada multiplicidad de posturas formales interpretando lingüísticamente lo que de suyo es una sola realidad.. Posición privilegiada de la música que se ve equipotenciada cuando grandes exponentes como Paul McCartney logran llevarla a sus más exquisitas cúspides melódicas, resistiendo el paso de los años, al superar con éxito la exigente prueba que le impone el propio proceso de selección cultural musical.. Selección que muestra a las claras que es en la más sublime y desprotocolarizada “sencillez” creadora en donde habita el real espíritu del genio (tanto en la música, como en la ciencia), ya que la dificultad reside es en ubicarse dentro de una realidad que no se encuentra estructurada ni informada por referentes lingüísticos artificiales, sino que por los dos silentes y aglutinadores constituyentes básicos del universo: la luz y la materia..

Lo realmente difícil es ver el mundo desde su natural sencillez espacial extralingüista, como que fuimos educados para “entenderlo” desde la artificial “verdad” local construida por las ideales, complejizadoras y muy ritualizadas palabras, las que no existen en el mundo-real-natural a ser esclarecido y enriquecido por estimulantes y extasiantes melodías musicales..

No en vano Paul McCartney es el compositor que mayor número de temas ha llegado a posicionar en la cúspide de los listados.. Logro que no es de poca monta, como que enamorar consuetudinariamente a las masas sólo lo consigue un verdadero genio creador, tal y como lo demuestra la vigencia de sus seductoras canciones, aún después de tantas décadas de haber sido fraternizadas.. Algunas incluso contando con la notable cualidad de albergar varias melodías, dentro de una misma y corta tonada.. Gesta -en calidad y cifras- que ni aún los grandes maestros de la “música clásica” logran emular al ser compendiadas sus obras, y cuyas míticas y “profundas” armonías –planas- no compiten ni de lejos con el éxtasis sonoro que genera la mayor recordación neural de una melodía, sin que puedan transmitir tampoco su intensión comunicativa, o “fraseo esencial” –como erróneamente se ha creído-, cuando carecen de vocablos que permitan trascender la vaga orbita significante de lo que es una “gran temática”, hecha apenas una perfecta armonía..

Creo que fui uno de los pocos seres humanos -si no “el único”-, en haber “celebrado” la disolución de los Beatles.. Ello ante la estelar llegada de la más pulcra sonoridad melódica jamás escuchada, y tan sólo comparable con las excelsas melodías instrumentales metalingüistas, del gran Alan Parsons.. Nos referimos a las inspiradoras epifanías melódicas eternizadas por el legendario grupo Wings de Paul McCartney, quien en compañía de su esposa Linda Eastman, y del guitarrista Denny Laine, dio alas a su vuelo imaginativo para liberarse del ruidoso activismo verbal en el que acabó atrapada su popular banda británica extinta, luego de la teatral llegada a la vida de John Lennon y de los propios Beatles, de la tóxica artista japonesa Yoko Ono..

Fue de esta singular manera como la música llegó a conquistar un nuevo estadio de plena y exprofesa identidad melódica.. Heraldo rubricado por temas tan provocadores como Tontas Canciones de Amor, cuya cautivante y “redonda” melodía termino por enterrar definitivamente el “lastre poético” que pesaba sobre las no siempre bien logradas letras del Rock y del Pop.. De esa genial efervescencia melódica legada por Wings, y más tarde por Paul en solitario, destacan temas como el celestial Déjalos Entrar, Con Un Poco de Suerte, Another Day, Banda en Fuga, Jet, Uncle Albert/Admiral Halsey, la muy rockera: Vive y Deja Vivir, Nineteen Hundred and Eighty Five, Las Delicias de la Luna de Monkberry, Goodnight Tonight, El Largo Camino de Regreso a Casa, My Love, No Mas Noches Solitarias, Coming Up, la “muy colombiana”: Esperanza de Liberación, Pipas de la Paz, My Brave Face, C Moon, So Bad, entre muchos otros deliciosos temas musicales.

Ya a su paso por The Beatles, además de los temas compuestos con Lennon -más por un acuerdo formal de crédito conjunto-, perduran sus célebres himnos Hey Jude, Let It Be, Yesterday (con más de 3.500 versiones, y contando..), Submarino Amarillo, Eleanor Rigby, Blackbird, Penny Lane, la extasiante Ob-La-Di  Ob-La-Da, I Saw Her Standing There, Get Back, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts, Michelle……. Recuerdo todo el palo que me dieron mis contemporáneos por profesar semejantes herejías musicales, “racionales” y hasta “contraculturales”, para esa acartonada y bucólica época.. ¿Cómo así que iba a subordinar el sacro lenguaje humano, para privilegiar en cambio la “banalidad manifiesta” de una simple melodía musical, carente de profundos contenidos poéticos letrados?.. Y todo por el prurito del “prosaico” goce sensorial de una melodía iletrada.. Pues no saben amigos de todo el éxtasis vital del que se perdieron, una vez llegaron a escena las grandes sinfonías melódicas reversas creadas por el vuelo sónico del Techno, Trans y Electrónica (cuyos sonidos ciertamente: cuando carecen de melodía, son otro elaborado ruido más).. Todo un sesgo melódico “racional” que en definitiva ha sido incubado por los múltiples privilegios concedidos al artificial lenguaje humano, ante su supuesta condición de patrón de verdad y realidad a escala universal.

Tal hecho dio pie para crear en 1972 una fascinante colección de temas musicales de variado orden y género, conocida como ¡Summa Melodiosa!.. Proceso que permitió descubrir el real patrón de selección cultural de la música, llevándonos a formular el emancipador Principio de IRSS (Imprivilegialidad de Referentes Simbólicos Sonoros), el cual relativizó el cifrado letrado de la música, al más universal primado de las fantásticas melodías humanas.. Principio que más tarde derivaría en la formulación del fundacional Principio de IRSE (Figura 7), el que también habría de relativizar el lenguaje, esta vez a la luz del marco natural de referencia del universo.. Necesaria consecuencia física-referencial -o informativa- de la Teoría de la Relatividad Especial Einsteniana, por ser la luz el absoluto referencial del vasto cosmos..

Aun hoy se sigue respirando el enrarecido aire versado que tanto ha limitado la más genial creación de la música.. Mismo que ha exaltado el virtuosismo técnico + el contenido lírico de las canciones, soslayando con ello el mayor talento creador que precisan las grandes melodías que tanto brillan con el paso de los años.. Situación que ha marcado la dramática decadencia en la que hoy se debate la creación musical, cuyos “devaneos chatarra” son víctimas de su propia levedad temporal, tras desconocer lo que realmente ha hecho grande al Hacedor Musical: su ingenio melódico.. Lo demás es la respetable opinión versada, la que no requiere de música para poder ser expresada, escuchada, apreciada o desechada..

Cuestión de adolescencia tecnológica -hecha nimio merchandise musical- que completa la colusión de fuerzas que tantos mitos contra-melódicos ha engendrado, como el que Paul McCartney ni componía, ni sabía tocar los instrumentos, ya que todo se lo hacían.. Con esa supina perla me sorprendió un conocido amigo rockero que encontraba preferible ir a ver tocar en Bogotá a la popular agrupación Gipsy Kings, antes que al “mediocre” de Paul McCartney en su concierto en El Campin. Afrenta a la que se sumó el tener que rescatar al amigo Manolo Bellon de un autoritario cerco policial que le impedía entrar a transmitir el melódico concierto por televisión, no obstante ser, Manolo sí, una real autoridad musical de Colombia en la encumbrada historia de los Beatles.

De ese tamaño han sido los estigmas que han pesado sobre la subestimada sonoridad melódica de la música, en vista de la arraigada deificación cultural dada a su versificación lírica, no obstante la alta codificación y consecuente fragmentación que ello genera.. Todo un desarrollo epistémico musical que ha permitido develar el sublimador “humanismo” lingüístico que se esconde detrás del avasallamiento cultural de las melodías –el que ha carecido de mayores hechos reales y de mayor compromiso humano y vital-, habiendo deformado la naturaleza humana tras resignar los hechos del mundo-real-natural egregiamente descubiertos por la ciencia, escindiendo a nuestra especie en su ciega defensa del circular ruido especular de la palabra desnuda.. Fragilidad cultural cuyo equívoco y falso discurso ha hecho crisis, habiendo sido impuesto por sobre los dos grandes faros referenciales con que cuenta nuestra homínidad para alcanzar su más hondo y feliz entendimiento intraespecífico y con Natura: la exultacia somática de las grandes melodías + la cohesionadora armonía de la silente luz de Natura, o connatural luz de la ciencia!!

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* Arquitecto, músico, e investigador en radiogeofísica y epistemología-física-relativista. Chief-Scientist, Res-Development del Evidence Observatory, y del Observatorio Radiovulcanológico y Radiosismológico del Volcán Nevado del Ruiz ORVVE. Representante Legal de la fundación EOF: una entidad sin ánimo de lucro que busca dar soporte operativo a la investigación científica de frontera. Donaciones y Esponsorías, Cuenta Ahorros Bancolombia # 05908347791. Emails: [email protected][email protected]

(Figura 1). El virtuoso multiinstrumentista ingles Paul McCartney. Foto [email protected]

(Figura 2). Conmovedora foto de Lennon y McCartney irradiando paz y amor alrededor del mundo. Foto [email protected]

(Figura 3). El mayor creador melódico de todos los tiempos (que no sólo del Siglo XX), figura en el libro de récords Guinness con 31 temas posicionados en el 1er lugar del entonces exigente Top Billboard.

(Figura 4). Paul McCartney en todo su esplendor melódico, al frente de su banda Wings. Foto johnrieber.com

(Figura 5). Mosaico de Summa Melodiosa exaltando el éxtasis melódico que acompaña a los procesos de selección cultural de la música.

(Figura 6). Idea Musical, 1978. Avanzada estética del Principio de IRSS: «El lenguaje es relativo al éxtasis sonoro que generan las melodías musicales propagadas en un medio atmosférico artificial».

(Figura 7). Principio de IRSE: «No existen marcos simbólicos de referencia artificial a ser privilegiados en el universo, al ser enteramente relativos a la luz».

(Figura 8). Summa Melodiosa haciendo presencia el histórico concierto de Paul McCartney en Bogotá.

(Figura 9). En la celebración del “75 cumpleaños” de George Harrison, quien sigue vivo en la memoria de sus fans, Paul obsequia esta histórica y bella postal. Foto PaulMcCartney.com