28 de marzo de 2024

El Cauca, un codiciado territorio colombiano cercado por la violencia

31 de octubre de 2019
31 de octubre de 2019

Ovidio Castro Medina

Bogotá,  nov. (EFE).- La matanza el martes de cinco indígenas nasa en el caserío de Tacueyó pone de relieve los conflictos que históricamente sacuden al departamento colombiano del Cauca, una estratégica región del suroeste del país que desde hace décadas es escenario de una espiral de violencia.

Las siguientes son las claves para entender la situación del Cauca.

1.- EL TERRITORIO 

El Cauca, con costas sobre el océano Pacífico, tiene una extensión de 29.308 kilómetros cuadrados y más de 1,3 millones de habitantes.

La violencia viene de tiempos inmemoriales pues desde la época de la Colonia surgieron disputas entre indígenas, comunidades negras y terratenientes que se apropiaron de tierras para convertirlas en latifundios, conflictos que aún subsisten.

Con 84 resguardos de pueblos como los nasa-páez, guambianos yanaconas, coconucos, emberás, totoroes, inganos y guanacos, el Cauca es el departamento que alberga la mayor cantidad de indígenas de Colombia, que representan el 20 % de su población.

Por su ubicación geográfica, en la parte del macizo colombiano, donde la Cordillera de los Andes se divide en tres ramas, y con costas en el Pacífico, por el Cauca han pasado todos los Ejércitos, desde el de la Campaña Libertadora hasta las guerrillas y los del narcotráfico.

2.- GUARDIA INDÍGENA 

La Guardia Indígena es una organización autónoma encargada de preservar el orden en sus territorios para lo cual portan un bastón ceremonial de madera adornado con cintas de colores.

Para hacer parte de este cuerpo no hay edad establecida, pero en algunos resguardos se pide que hombres y mujeres tengan al menos 12 años. Tampoco hay edad para el retiro.

En su misión de preservar el orden y sus territorios, la Guardia Indígena, que tiene unos 13.000 integrantes en el Cauca, ha tenido que enfrentar a distintos grupos armados ilegales lo que le ha costado numerosos muertos.

La Guardia y el Ejército colombiano han tenido a lo largo de los años una relación difícil porque no han logrado ponerse de acuerdo para trabajar mancomunadamente y en más de una ocasión los militares han sido obligados a retirarse de algunas zonas de este departamento.

3.- CUOTA DE SANGRE 

A comienzos de octubre pasado la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos señaló que pese a los esfuerzos de las autoridades, se han intensificado las agresiones en contra de los integrantes de los pueblos indígenas de esta parte del país.

Los ataques incluyen homicidios, amenazas, individuales y colectivas, y atentados que se han extendido a varias zonas del departamento.

En septiembre y en la primera semana de octubre la Oficina recogió «información sobre el homicidio de nueve integrantes de los pueblos indígenas del Cauca», entre ellos dos miembros de la Guardia, un líder juvenil y cinco comuneros.

4.- LAS GUERRILLAS

Casi desde su nacimiento en 1964 las FARC se extendieron hacia el Cauca y se establecieron en la zona de Rio Chiquito, desde donde fortalecieron su lucha armada.

Según algunas fuentes, la población de Toribío, a la que pertenece Tacueyó, fue víctima de unos 600 ataques guerrilleros a lo largo de décadas, no solo de las FARC sino de otra guerrilla que se hizo fuerte en el Cauca, el Movimiento 19 de Abril (M-19), que firmó la paz con el Gobierno en 1990, entre otros.

En el Cauca surgió también en 1984 el Movimiento Armado Quintín Lame, una guerrilla indígena que se desmovilizó en 1991 y en algunas partes de ese departamento opera el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

La violencia disminuyó con el acuerdo de paz del Gobierno con las FARC, que tras su desmovilización se convirtió en partido político, pero la calma fue fugaz porque en esa región comenzaron a operar disidentes de esa guerrilla, como la columna Dagoberto Ramos, al que las autoridades atribuyen la masacre del martes, y la Jaime Martínez, que se disputan partes del territorio con bandas de narcotraficantes.

5.- LA OTRA MATANZA 

El asesinato de los cinco indígenas trae a la memoria una de las matanzas más grandes del conflicto armado, ocurrida en los años 80 en esa misma localidad, conocida como «la masacre de Tacueyó».

Sucedió en los últimos meses de 1985 y comienzos de 1986 cuando el guerrillero José Fedor Rey, alias «Javier Delgado», jefe de una disidencia radical de las FARC llamada Comando Ricardo Franco, hizo una purga al mejor estilo comunista y ordenó la ejecución de cerca de 170 de sus integrantes a quienes consideraba infiltrados o informantes del Ejército.

Rey fue capturado en 1995 y siete años después asesinado en una cárcel de Palmira (Valle del Cauca) donde pagaba una condena por la matanza de Tacueyó.

6.- NARCOTRÁFICO Y MINERÍA ILEGAL 

La desmovilización de las FARC, que llegaron a controlar grandes partes del Cauca, dejó un vacío de poder que fue aprovechado por disidentes y carteles de la droga para apropiarse de territorios donde se cultiva coca y marihuana y de las rutas hacia el Pacífico para sacarlas al exterior.

Igualmente se han instalado en la zona grupos armados que se lucran de la minería ilegal y que han llegado a extremos de secar hasta desaparecer cauces enteros, como el río Sambingo, reducido a un enorme banco de arena.

Estas actividades no solo amenazan la implementación del acuerdo de paz sino que causan un enorme daño ambiental por la destrucción de bosques nativos y de fuentes de agua.

Para combatir a todas estos grupos ilegales el presidente colombiano, Iván Duque, anunció este martes el envío de un refuerzo de la Fuerza de Despliegue Rápido (Fudra) Número 4, que estará conformada por 2.500 militares. EFE