Alonso Botero Ocampo
Julián Gallego Marulanda
Alonso, con sus virtudes y defectos fue un hombre auténtico en su travesía por esta vida. Anarquizado y alejado de los esquemas. Se vestía, se peinaba, en fin, procedía tal como a él le gustaba, no como la gente quería.
Fue impar en su personalidad, en su inteligencia y audacia.
Eran famosos sus desplantes que no fueron sino el fruto de su temperamento dionisíaco y su agilidad mental que utilizaba de coraza para protegerse de sus detractores.
Parchaba cuando joven con José Manuel y Secundino López, Álvaro Robledo Carebola, bastante traviesos y enamoradizos para esa época. Aún tengo en la memoria la calcomanía que posaba en el vidrio trasero de su Fiat 128: La virginidad produce cáncer, aquí vacunamos.
Como profesional fue simplemente brillante. Ingeniero Químico de la Pontificia de Medellín y erudito master en sistemas. Animador del campeonato de fútbol de la Florida, donde como arquero estuvo a la altura del Negro Luis Fernando Mejía. Ambos bien pudieron ser profesionales.
Alonso si fue un hombre distinto. Y esa diferencia, para bien, era producto de su inteligencia que limitaba con la locura.
Un abrazo a su señora: Amparo Quintero, a su mamá doña Ofelia de quien heredó su carácter recio, su nobleza y generosidad, a sus hermanos que son mis hermanos…
Manizales, 26 de octubre de 2019.