28 de marzo de 2024

Migrantes venezolanos

11 de marzo de 2019
Por Gonzalo Duque Escobar
Por Gonzalo Duque Escobar
11 de marzo de 2019

Por: Gonzalo Duque-Escobar 

Colombia debería implementar ambiciosas políticas humanitarias que apuesten por los derechos humanos y protejan a los más vulnerables, para enfrentar las corrientes de migrantes venezolanos que salen de su país natal. Este fenómeno sin precedentes en nuestra historia, que llega a dos décadas debido al establecimiento de la «revolución bolivariana» y a la crisis social en ese país, en el caso colombiano según Migración Colombia, entidad adscrita al Ministerio de Relaciones Exteriores, empezando 2019 llega a 1,14 millones de ciudadanos, de los cuales el 60% (695.496) son regulares y el 40% (479.247) irregulares.

Las consecuencias de la estampida venezolana a Colombia y a los países del sur, como también la del triángulo de América Central, – Guatemala, Honduras, El Salvador – hacia el norte, e incluso la de Haití, tanto para las sociedades de destino como para las de partida, hacen imprescindible una respuesta conjunta de la comunidad de naciones latinoamericanas, para que el impacto y los efectos de la migración sean positivos, abordando el reto a partir de la regularización desde tres dimensiones para lograr la inclusión: la integración, la multiculturalidad y la convivencia.

Mientras la respuesta de Trump a la crisis migratoria para detener las caravanas que partieron de Honduras hacia el norte tratando de pasar la frontera de México a Estados Unidos, no sólo a causa de la pobreza y el desempleo sino también de la  violencia en dicho país, y a las cuales se sumaron guatemaltecos y salvadoreños, ha sido el muro de la infamia que contrasta con el bloque de organismos eclesiales creado para ofrecer un mejor servicio a los hermanos migrantes inspirado en el pedido del Papa Francisco a los obispos que enfrentan dicha realidad.

Volviendo al caso venezolano, por regiones según Migración Colombia, Bogotá presenta la mayor concentración de migrantes regulares, con una participación de 31,9% correspondiente a 221.766 venezolanos, le siguen Norte de Santander con 97.814 ciudadanos (14,1%), Antioquia con 73.878 (10,6%), La Guajira con 53.260 (7,7%) y Atlántico con 51.971 (7,5%), para un total de 498.689 migrantes equivalentes al 43% del gran total o al 61,2% de los regulares del vecino país en Colombia.

Aunque según el Banco de la República cerca del 90% esté encontrando empleo en la informalidad, aún no se evidencia un impacto en materia de empleabilidad en Colombia por la masiva llegada de migrantes del vecino país: vale la pena recalcar que mientras el desempleo de los regulares entre 2017 y 2018, tuvo una disminución del 2% al pasar del 20,9% al 18%, en Colombia donde el desempleo es alto en comparación con otros países de América Latina, y el desempleo total en las zonas urbanas pasó del 10.6% en 2017 al 10.8% en 2018.

Lo anterior invita a examinar aspectos clave que favorecen la inclusión, como un perfil de los migrantes caracterizado por una mayor proporción de hombres que de mujeres y de personas en edad laboral que nuestra población local, con venezolanos de un nivel educativo no necesariamente inferior, ni de condiciones socio-culturales precedentes comparativamente desfavorables: dichos factores que favorecen el acceso de los venezolanos a las oportunidades de empleo y a la protección social, anuncian productividad y no carga para el Estado colombiano.

Pero siendo el tema laboral la gran prioridad, también resulta clave considerar dentro de la política pública para la migración venezolana, el acceso a la educación escolar de niños y jóvenes, y la protección social a su familia, facilitando la integración de los hijos de migrantes al sistema escolar local y afiliación al sistema de salud a través del empleo, como pilar clave de dicha política. Además, es probable que se presenten brechas de hacinamiento entre los migrantes recientes, razón por la cual conforme se va resolviendo la inclusión laboral, el Estado deberá garantizar el acceso con posibilidad de tenencia a una vivienda adecuada.

Vale la pena resaltar que en El Eje Cafetero, donde la cifra de censados en 2018 llegó en el Quindío a 1.171 migrantes, equivalentes a 700 familias, para las cuales Migración Colombia ha realizado jornadas para ayudarles a expedir el Permiso Especial de Permanencia, la alta proporción de migrantes regulares en Manizales es una noticia favorable, que contrasta con la prostitución de menores que se está combatiendo en Pereira.

* Profesor Universidad Nacional de Colombia http://godues.webs.com  [Ref.: La Patria. Manizales, 2019.03.11] Imagen: multitud de venezolanos cruzando la frontera hacia Colombia por el Puente Simón Bolívar en busca de alimentos y medicinas. Fuente  Migración Colombia –  julio de 2016.

ENLACES U.N.

A propósito de los 70 años de la U.N. Sede Manizales.

Acuerdo Climático: avance necesario pero insuficiente.

Agua como bien público.

¿Ajustes a locomotora energética de Colombia?

Amenaza para la Reserva de Río Blanco en Manizales

América Latina: oportunidades en la economía del conocimiento.

Anotaciones a las vías de Caldas.

Antropoceno… ¿concepto cultural o geológico?

Arroyo Bruno, entre la muerte negra y la vida wayuu. 

Aspectos geofísicos de los Andes de Colombia.

Caldas en la biorregión cafetera.

Caldas, el precursor de la ciencia neogranadina.

Calentamiento global en Colombia.

Cambio climático y gestión ambiental en Caldas.

Ciencia, tecnología y ruralidad en el POT de Caldas.

Ciencias naturales y CTS. 

Clima andino y problemática ambiental.

Clima extremo, desastres y refugiados. 

Colombia biodiversa.

Colombia: riesgos geodinámicos y hábitat.

¿Cuál es el mejor sistema de transporte para Colombia?

Cultura y Astronomía (CyA).

Cultura y Turismo en Caldas.

Curso IDEA-SMP (CIDEAMA).

De la economía marrón a la naranja.

Degradación del hábitat y gestión ambiental.

Desarrollo urbano y huella ecológica.

Desarrollo y revoluciones tecnológicas.

Desarrollo y ruralidad en la región cafetalera.

Eje Cafetero: Construcción social e histórica del territorio.

El desarrollo urbano y económico de Manizales.

El desastre de Armero y la erupción del Ruiz.

El Museo Interactivo Samoga: 2001-2015.

El Paisaje Cultural Cafetero.

El Ruiz continúa dando señales…

El territorio como sujeto en el contexto del Magdalena Centro.

El territorio del río Grande de la Magdalena.

Elementos de economía para el constructor.

Geotecnia para el trópico andino.

Geociencias y Medio Ambiente.

Gestión del riesgo por sismos, volcanes y laderas.

Gobernanza forestal para la ecorregión andina.

Guerra o Paz, y disfunciones socio-ambientales en Colombia.

Hidro-Ituango, una lectura a la crisis.

Huella hídrica en Colombia.

Huracanes y Terremotos acechan.

Ingeniería, incertidumbre y ética.

La encrucijada ambiental de Manizales. 

La UE frente al desafío del siglo XXI. 

La U.N. en Manizales construyendo Ciudad y Región.

Labor y proyección de la sesquicentenaria U.N. de Colombia.

Los guetos urbanos o la ciudad amable.

Logística del transporte para la RAP del Eje Cafetero. 

Manizales, y “El derecho a la ciudad”.

Más espacio público para una ciudad sostenible e incluyente. 

Más Estado para una nueva sociedad. 

Máscaras de guerra y paz.

Opciones de Caldas en medio ambiente, cultura y territorio.

Oro de Marmato: miseria o desarrollo.

Pacífico biogeográfico y geoestratégico.

Participación de la sociedad civil en el Ordenamiento Territorial.

Plusvalía urbana para viabilizar el POT de Manizales.

Plataformas Logísticas y Transporte Intermodal en Colombia.

Retrospectiva de la Constitución Política.

Riesgo sísmico: los terremotos.

Sismos y volcanes en Colombia.

Sistema urbano y ciudad región del Eje Cafetero.

Subregiones del departamento de Caldas.

Terrorismo y guerra, la ruta equivocada.

Textos “verdes”.

UMBRA: la Ecorregión Cafetera en los Mundos de Samoga.