Luis Guillermo Giraldo ¿para qué sirve?
Alto como una jirafa, pelo entrecano, amplia frente pensante, la mirada es ventana de risa maliciosa, rostro de burgués tranquilo y mentón macizo.Su pecho es un fogón que centellea, cuerpo atlético, tiene piernas kilométricas y achica distancias a zancadas.
Es un intelectual. Por lo mismo aporreado por angustias metafísicas. Mientras la élite que hace política se inventa acomodos, reduce la aritmética a una sumatoria codiciosa de votos y da premeditados golpes bajos a sus émulos, este Luis Guillermo Giraldo Hurtado pone la cara, pelea de frente y no abandona el ring cuando defiende principios. Gusta de aislamientos, ensimismado siempre en lecturas sápidas. Algo tiene de ermitaño, es pedagogo en el diálogo, con memoria feliz. Si su vida se plasmara en una estatua, ésta sería lineal con un libro debajo del brazo , los ojos ávidos y la frente con grietas.
No son muchas mis devociones en la literatura comarcana. Entusiasma y vigoriza la pluma fuerte e imaginativa de Gilberto Alzate. La dialéctica enjoyada de Silvio Villegas. La navegación espacial de Bernardo Arias Trujillo. La prosa rumiada y oropélica de Giraldo Hurtado.
“Del poder y de la fama”. Para López Michelsen esta obra es “una revelación”. Giraldo es un profesor en diletantismos. Su mente escarba, encuentra variantes, hace aproximaciones originales. Enseña. Además de su prosa magnífica, tiene el encanto de sorprender. Su lupa es insólita, topa paisajes inéditos y hace reflexiones profesorales. Su cerebro elige con precavida sabiduría personajes inmensos en la historia de la humanidad. Maquiavelo, Mirabeau, Mussolini, Dostoyevski, Oscar Wilde, Colón. Fuera de abordarlos con ojo clínico, más valiosas, mucho más, son sus reflexiones en las que suelta sus experiencias de intelectual zarandeado por introversiones. El pánico que produce el nombre de históricos guerreros, el valor de los símbolos, el terror a las tribunas, la explotación del miedo, la gravidez del sentido común, la intensidad de sublimes vidas cortas, en fin, hay que leerlo con lápiz para subrayar y hacer anotaciones al margen.
Los políticos debieran tener como libro de cabecera “El Antihéroe”. Además de estudioso, Giraldo Hurtado tiene pituitaria certera para descubrir en la hojarasca el matemático perfil de un caudillo, la filosofía de un episodio, la psicología de los impulsos. Su estadía como Embajador en Alemania le permitió empaparse en la historia de ese país. Qué perspicacia se debe tener para comprender el alma de este pueblo. Joachim Fest en la biografía sobre Hitler penetró en las entretelas de una raza con una autoestima quisquillosa, que cuida la pureza de su sangre y monta cátedra con la música marcial de Ricardo Wagner. Escribe Giraldo : “Ningún músico, ninguna obra musical de un compositor, ha influido tanto en el carácter y en la política de una nación, como Wagner y su música sobre los alemanes”. Nación pomposa, rígida y militarista.El káiser Guillermo II es la columna vertebral de la obra y en torno suyo pincela juzgamientos, paseándose por Goethe, Schiller, Holderlin, Kant, Hegel, Nietzche y otros nombres de mucho relumbrón. Es valiosa su página sobre los oradores.Qué no se ha dicho sobre los que tienen el don de la palabra, los que manejan la preñez de las musas y convierten el discurso en una milagrosa obra de arte.
“De relojes y nostalgias” es un mosaico de temas sobre los cuales reflexiona con una buena dosis de argumentos. Giraldo Hurtado es un cofre de conocimientos y tiene la llave del baúl en donde guarda recuerdos y tristezas. Fundamentalmente es un nostálgico que la soledad y los libros lo han arrinconado en solsticios meditativos.
Para qué sirve Giraldo Hurtado? Para gobernar. Él, como Tonny Jozame, son prohombres que hay que rescatar de sus aislamientos, el uno con sus prosopopeyas literarias y el otro acorazado en el silencio de su campiña. Hablo del hombre Luis Guillermo Giraldo sin importarme en que trinchera se encuentre. Él parla y medita, sueña y añora, es anecdótico en las tribunas, vierte sapiencia, y jamás ha olvidado su rancho solariego aporcado con las tumbas de los suyos.
Gobernador de Caldas? Sí. Habría con él un temblor intelectual, una incontenible primavera de las bellas letras, la juventud se tomaría los balcones, se estimularían los escritores y serían muchas las paletas para plasmar cogitaciones espirituales. No todo debe ser comercio tras bambalinas, ni pactos simoníacos para asaltar el Poder.
Soy disciplinado y me someto a las decisiones de mi partido. Pero bien sabemos que en esta dispersión ideológica se imponen las alianzas, y hay que buscar nombres que puedan impactar al electorado. Candidatos con elan, profetas con mensaje, adalides que abran puertas de esperanza.