28 de marzo de 2024

¿La guerra para la paz?

10 de febrero de 2019
Por Víctor Zuluaga Gómez
Por Víctor Zuluaga Gómez
10 de febrero de 2019

De un lado la guerrilla en un acto de ilimitada cobardía, asesina a sangre fría a unos jóvenes que inician su carrera militar y por otro  el gobierno del doctor Duque quiere, como dijo en su momento hacer trizas los acuerdos a que llegaron el gobierno de Santos y las FARC. Total, se parte de la base que la las armas son las que nos van a proporcionar la paz o lo que podría también significar que sólo cuando desparezcan nuestros contradictores, es decir, aquellos que tienen unas concepciones de Estado diferente.

Es, de alguna manera reeditar una y mil veces los enfrentamientos entre Liberales y Conservadores que se produjeron en el siglo pasado y que dejaron los campos sembrados de cadáveres. La lección no la hemos podido aprender, en el sentido de que se trata de respetar la diferencia, de llegar a acuerdos, de hacer concesiones; en síntesis, como lo dijo en sus últimos años de vida Álvaro Gómez Hurtado, “ponernos de acuerdo en lo fundamental”. Y lo fundamental tiene que partir de la base de la equidad, del bienestar colectivo. De allí que cobran fuerza las palabras del poeta salamineño Fernando Mejía en su poema “Paz”:

Paz es tener pan sobre la mesa/Y el lecho tibio hasta la madrugada;
Paz es tener la voz esperanzada/En todo lo que acaba y empieza.

Paz es tener en todo la certeza/Y la palabra desamordazada;
Paz es tener la vida desbordada/Sobre el amor, la lumbre y la belleza.

Paz es tener la libertad segura, /Sabiendo que en los campos el labriego
Tiene la vida; ¡no la sepultura!/Paz es tener la patria liberada
Del hambre, el crimen y el desasosiego,/Y solo por el pueblo custodiada.

Esto quiere decir que la vía armada no puede conducir sino a la muerte y al desasosiego que viven sobre todo millones de campesinos porque son esos escenarios los preferidos por los violentos para sembrar terror y desesperanza. Quienes pertenecemos a aquella generación que sufrimos en carne propia el dolor y el horror de la violencia, sabemos muy bien las armas no son el instrumento adecuado para el logro de esa paz que esperamos millones de millones de colombianos.

Ojalá se haga realidad algún día el sueño del poeta Mejía.