19 de abril de 2024

«Mar de leva», de Octavio Escobar Giraldo

3 de enero de 2019
Por José Miguel Alzate
Por José Miguel Alzate
3 de enero de 2019

Desde hace varios años sigo con interés el trabajo literario de Octavio Escobar Giraldo, un médico nacido en Manizales el 24 de junio de 1962, profesor de la facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de Caldas. Ese seguimiento lo inicié en 1993. Ese año, el hoy reconocido novelista publicó “El color del agua”, un libro de cuentos donde se advierte, de entrada, que se está ante un narrador versátil, con dominio de la anécdota y, sobre todo, con un manejo del lenguaje que presagia a un escritor ameno, conocedor de técnicas narrativas, innovador en la estructura y original en los argumentos. En las ochenta páginas de este libro que contiene nueve cuentos de impecable factura literaria descubrí un cuentista que, por nombrar en sus relatos cosas populares, logra entusiasmar al lector.

La lectura de “El color del agua” fue motivo para esperar con expectativa lo que podría venir del talento de Octavio Escobar Giraldo como creador de historias.  Después de leer este libro, Roberto Vélez Correa se atrevió a vaticinar que en esos cuentos estaba la simiente de un buen novelista. Aunque en su concepto el título era un poco caprichoso, “tirado sobre la carátula con cierto desgaire”, advierte que en estos cuentos descubrió a un escritor que podría alcanzar el éxito. Y no estaba equivocado. Este médico manizaleño se ha convertido en el novelista que saca la cara por Caldas a nivel nacional. Con “De música ligera” obtuvo el Premio Nacional de Cuento Ministerio de Cultura en 1997. Y con la novela “Después y antes de Dios” el mismo ministerio le concedió en el 2016 el Premio Nacional de Novela.

Pues bien: después del éxito alcanzado con su novela “Después y antes de Dios”, publicada por Intermedio Editores, que ya fue traducida al francés, Octavio Escobar Giraldo publicó con Penguin Random House “Mar de leva”, una novela que tiene como espacio geográfico la Ciudad de Cartagena. En esta obra de 184 páginas, que se lee de un solo tirón, casi sin tomar aliento, está la fuerza narrativa de un escritor que quiere, aprovechando la intertextualidad, rendir homenaje a la memoria de uno de sus autores favoritos: Joseph Conrad. Este escritor británico nacido el 3 de diciembre de 1857 escribió una obra catalogada por la crítica como la gran novela inglesa del siglo XIX: “Nostromo”. La República de Costaguana no es otra que la Colombia que el escritor alguna vez visitó como grumete de la armada de su país.

“Mar de leva” es una novela donde se descubre cómo la influencia del cine cobra vida en la narrativa de Octavio Escobar Giraldo. Los capítulos, seis en total, más o menos largos, estructurados en segmentos cortos, están escritos en un estilo rápido, como de cinta cinematográfica. Desde la primera página el lector advierte este estilo ligero de narrar, que lo va llevando como arrastrado por una ola donde el agua son las escenas plenas de creatividad literaria. Es cuando Javier, el adolescente que vive la angustia de tener secuestrado a su papá, siente desde el avión en que viaja a Cartagena para pasar unas vacaciones con motivo de sus quince años cómo el paisaje se le va entrando por los ojos. Sin embargo, su preocupación inicial se centra en que le fue asignada una silla que no le gusta, cerca de las turbinas.

Era grande el desafío que debía enfrentar Octavio Escobar Giraldo para hacer creíble ante el lector una historia donde se conjugan variados elementos creativos. De una parte, convencerlo de que el viaje a Cartagena que la mamá emprende con el hijo para hacerle olvidar un poco el dolor por el secuestro del padre es un relato con telón de fondo humano. De la otra, darle verosimilitud a una ficción donde el personaje central se enfrenta a la disyuntiva de aceptar que otra persona quiera despertarlo a la magia del sexo, o negarse a hacer realidad los sueños eróticos que tiene con su novia. El viaje a Cartagena, invitados por Elena, una antigua compañera de estudio de su mamá en la facultad de medicina, es la oportunidad para que Javier entienda cómo la sexualidad es algo inherente al ser humano.

¿Puede calificarse “Mar de leva” como una novela erótica? Pienso que sí. Un narrador en tercera persona lleva al lector por escenas revestidas de erotismo. Es cuando la amiga de la mamá contrata a una pareja para que, en una finca de su propiedad, realicen juegos sexuales ante los ojos del muchacho. Cualquier lector podría pensar que en este relato hay pornografía. Pero no es así. Octavio Escobar Giraldo maneja muy bien eso que Mario Vargas Llosa denomina divertimiento sexual. Su maestría en el arte de narrar le permite manejar el lenguaje con paleta artística para describir estas escenas sin caer en excesos verbales. La novela tiene otro ingrediente que hace agradable su lectura: la descripción de Cartagena, de sus centros comerciales, de sus playas y de sus paisajes.