28 de marzo de 2024

¿Año nuevo?

31 de diciembre de 2018
Por Óscar Iván Sabogal Vallejo
Por Óscar Iván Sabogal Vallejo
31 de diciembre de 2018

No hay nada que hacer, todo lo tenemos dividido, clasificado, medido, porcionado, de no ser así viviríamos en medio del caos total, en esta  confusa torre de Babel en que hemos convertido el mundo. Existen los gramos y los miligramos, los metros, y los  kilómetros, los grados de acidez o de alcalinidad, los veranos y los inviernos, los días y las noches, también los años con que medimos el tiempo y, a propósito, estamos terminado hoy uno de los más controvertidos para Quindío.

Estas divisiones convencionales en que, también, hemos segmentado el tiempo, nos permite generar  la ilusión de separar en compartimentos estancos, por ejemplo, el pasado y el futuro, como cosas completamente independientes que casi se puedan partir como un pastel con el filo de un cuchillo.

Como clasificamos, lo que nos pasó en el 2018 y lo que esperamos nos traiga  el nuevo año. ¿La desazón y la esperanza? ¿La corrupción y la decencia? ¿La escoria que pasó y el oro que esperamos? Muchas veces a estas divisiones convencionales del tiempo terminamos por atribuirles, por si solas el poder terapéutico de  sanar nuestros traumatismos sociales, supuestos conjuros de la ilusión resumidos en la divisa de  ¡año nuevo vida nueva!

Seguramente son relatos que nos vamos contando a nosotros mismos, y que  variamos cada día y cada año para irlo adaptando a nuestras necesidades. Imaginaciones con las que  vamos cociendo los agujeros del pasado, bordándolos con bonitas flores que nos permita mirar atrás sin turbaciones ni remordimientos.

También el lenguaje lo hemos segmentado en palabras, frases,  expresiones, giros, pero a diferencia de lo que sucede con las unidades de medida sobre las que no hay discusión sobre su precisión, las palabras que se lanzan en la vida colectiva  pueden ser confusas y ambivalentes, tendenciosas o ambiguas, sobre todo cuando se convierten en munición de fanáticos e intolerantes que hacen parte de uno y otro de los bandos en que hemos clasificado  la polarización política colombiana.

Bien valdría la pena que en este nuevo año, de la mano de la taxonomía regional, delimitáramos muy bien el QUE es lo que nos pasa en Armenia y el Quindío en lo institucional, para poder determinar el COMO afrontar los desafíos, que nos permita acabar con la historia ignominiosa de quienes  desde el  poder pretenden continuar usufructuando el Quindío como su  coto de caza. Aquí no ha cambiado para nada la clasificación de los que nos gobiernan, otra vez “el viejo Quindío” de la corrupción tratando de fungir de nuevo por el prurito del cambio  de personas en las sillas oficiales, pero no de las costumbres políticas.

Feliz año para los guerreros que creen, como nosotros, que en el 2019 podemos relevar a quienes malgobiernan al Quindío.

 

Armenia, 31 de diciembre 2018.