29 de marzo de 2024

¡Principios y valores antes que represión!

Abogado, analista y columnista de opinión en El Espectador, Revista Semana y Eje 21.
4 de octubre de 2018
Por Uriel Ortíz Soto
Por Uriel Ortíz Soto
Abogado, analista y columnista de opinión en El Espectador, Revista Semana y Eje 21.
4 de octubre de 2018

Comunidad y Desarrollo

uriel ortiz

Continuamos sosteniendo que para empezar a atacar la dosis mínima y otros males que nos agobian, primero debe implementarse la ley de principios y valores, a la cual nos deberíamos someter todos los colombianos, sin ninguna excepción.

Corrupción, microtráfico, dosis mínima, feminicidio, violación de menores, violencia de género en todos los órdenes y toda clase de delitos mayores y menores, que se cometen diariamente en nuestras capitales y diferentes regiones del País, no se pueden erradicar de la noche a la mañana con métodos represivos.

Cuando un mal endémico ha invadido los principales órganos de nuestro estado de derecho, es porque las políticas estatales en complicidad con los tres poderes públicos y el congreso de la república, están fallando.

Es desde todo punto de vista aplaudible, que el actual gobierno esté empecinado en controlar el consumo o la dosis mínima de drogas, sin embargo, ya han transcurrido casi diez años desde la expedición del decreto que la permite, por lo cual su erradicación va a ser bastante difícil.

Considero que la forma más eficiente para hacer frente a tanto flagelo que nos está arrinconando son los métodos persuasivos, puesto, que los represivos ante la magnitud de la problemática social, no pasarán de abrir más las heridas de nuestra martirizada sociedad y no hay cárceles para recluir tanta gente.

Siempre he sostenido a través de nuestras columnas, que la Ley de principios y valores, una vez tramitada en el congreso de la república, debe implementarse en todos los estamentos públicos y privados de la vida nacional, estos son los preceptos fundamentales para construir sociedad, hace muchos años dejaron de serlo y hoy son solo historia del pasado y los recordamos como la única forma de hacer frente a cuanto flagelo social aparece.

Si analizamos con cabeza fría la magnitud del microtráfico, que ha invadido todas las instancias sociales de los niños y jóvenes que se están formando en los diferentes establecimientos públicos y privados del País, nos damos cuenta que no solamente es la: marihuana, cocaína y bazuco, los únicos alucinógenos que se comercializan e gran escala, sino los naturales y drogas sintéticas; estás últimas están apareciendo sorpresivamente como un tsunami que llega y arrasa con todo lo que encuentra a su paso.

En cuanto a los alucinógenos de origen natural podemos decir que la naturaleza es pródiga en proporcionarlos, no obstante ser de consumo masivo entre los jóvenes, aún no forman parte de la lista de drogas prohibidas por las autoridades, citemos unos pocos casos:

1º- El cacao sabanero o borrachero: se produce en casi toda la sabana de Bogotá y en la mayoría de los departamentos de Colombia; de sus estambres o flor se prepara la terrible escopolamina, tan utilizada por los delincuentes para cometer actos delictivos contra los ciudadanos.

2º- Los hongos de los estiércoles de ganado: se encuentran en los potreros y al consumirlos producen en la persona estados de somnolencia y ansiedad.

3º- El barbasco, es hierva, utilizada por los pescadores para permitir que los peses salgan a la superficie con los cuales se facilita su captura; es los humanos produce estados de bipolaridad.4º- La pángala: es un pasto para alimentar el ganado, pero que los viciosos lo utilizan en forma de cigarrillo y sus efectos son muy parecidos a los de la marihuana.

Sin embargo, las drogas sintéticas es la que tiene más en estado de alerta a las autoridades, son preparadas en forma artesanal. Su preparación la hacen los consumidores en sus hogares, comprando los insumos farmacéuticos, que por lo regular se consiguen sin mayor problema, puesto que, muchos de ellos no requieren de fórmula médica.

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