29 de marzo de 2024

La experiencia nos va diciendo que el pasado no existe.

9 de octubre de 2018
Por Víctor Zuluaga Gómez
Por Víctor Zuluaga Gómez
9 de octubre de 2018

Víctor Zuluaga Gómez

Eso dice la canción, pero añade además que el futuro es “incierto”. Para decir entonces que es necesario revisar el pasado, analizarlo, para poder entender el presente, y no pretender regresos.

El panorama político de la actualidad no puede ser más complejo y no es posible dar un diagnóstico fácil. Ya Alfonso Gutiérrez Millán hacía alusión al Liberalismo, como aquella ideología que fue esgrimida en su momento como faro para la construcción de una sociedad justa, equitativa. Hoy en día, por decirlo así, ha sido desfigurada, utilizada y quienes siguen fieles a sus principios son unos liberales de museo.

Pero es que las condiciones cambian, los escenarios se transforman, para bien y para mal. Decía en una charla hace algún tiempo que aquella época en la cual Camilo Mejía Duque, candidato al Senado por el Liberalismo, convocaba a una concentración política en la Plaza de Bolívar, el hombre se asomaba a un balcón, arengaba a sus seguidores y en eso consistía la campaña.

El panorama que tenemos en la actualidad no se puede comparar con el del pasado. Comenzando porque ya no son dos los Partido políticos que están en la contienda y porque los candidatos no eran elegidos seleccionados desde Bogotá. Y tampoco es posible olvidar que el siglo pasado fue el de la bonanza cafetera, y en la actualidad están saliendo los cafeteros a protestar porque los costos de producción superan los precios internacionales del grano. ¿Cuánto vale una campaña política en la actualidad para Senado o Cámara? Estamos hablando de dos o tres mil millones de pesos de los cuales no dispone cualquier ciudadano. Tendrá entonces que recurrir a una especie de “gota a gota”, es decir a unos prestamistas que se encargarán de ordeñar la vaca representada en el erario público, durante el período para el cual fue elegido su protegido. Esto sucederá, supongo, a nivel de muchos de los Concejales y Diputados y Alcaldes, y ello explicaría las facturas de cobro que los prestamistas extienden a sus acreedores. Ni para qué hablar de lo que sucede a nivel de las Altas Cortes, cuando muchos de sus integrantes son cuestionados hasta la saciedad.

Reformar el sistema electoral, será una de las difíciles tareas que deberemos enfrentar, para ir pensando en tejer una serie de medidas en otros campos que nos permitan salir del túnel.