28 de marzo de 2024

Nueva reforma tributaria

27 de agosto de 2018
Por Octavio Quintero
Por Octavio Quintero
27 de agosto de 2018

Por: Octavio Quintero 

Yo creo que al “pastorcito mentiroso” se le acabó la excusa de expedir a cada nada reformas tributarias “estructurales” con el cuento de generar empleo. Con ese cuento, se ha reformado el estatuto tributario 14 veces, entre 1990 y 2016… Y, lo que se ha logrado, porque ese era el propósito escondido, ha sido reducir los impuestos a los más ricos a cambio de elevárselos a la declinante clase media y a los más pobres.

Fue el jurista, Jaime Araujo Rentería, quien denunció en la RED-GES la inconstitucionalidad del sistema tributario colombiano ya que, conforme al artículo 363 de la carta, debe (…) “fundarse en los principios de equidad, eficiencia y progresividad…”.

Nada más regresivo que los impuestos indirectos, como el IVA, que cae sobre todo el mundo, o inequitativo, como la renta presuntiva que descuenta por derecha los impuestos de las rentas de trabajo y exonera a las rentas de capital (los dividendos, por ejemplo).

Sesudos documentos expedidos por los tanques del pensamiento plutócrata han afinado la falacia de reducir impuestos a las empresas para generar empleo a lo largo de estos años, basados en una idea de cafetería que se le ocurrió al profesor de economía, Arthur Laffer, en 1974, mientras almorzaba con otras lumbreras de la administración Ford.

No se requiere mucho esfuerzo mental para colegir que lo único que genera empleo es el aumento de la demanda, como lo teorizó años ha, Keynes, y lo llevó a la práctica el presidente Roosevelt a partir de 1933, para sacar a Estados Unidos de la horrible depresión económica del crack del 29.

La hipótesis, cuya discusión ya debiera estar agotada, de reducir impuestos a las empresas para generar empleo, es absurda: si yo (empresario) dejo de pagar impuestos, lo que acumulo es capital en mi cuenta, y no lo voy a invertir en producir más, porque con lo que hago tengo copado el mercado.

El ministro Carrasquilla, trata de cambiar el cuento de bajar impuestos a las empresas para generar empleo, y pone la discusión de su nueva reforma tributaria, la número 15, sobre los principios de equidad y progresividad contemplados en la constitución…, porque inteligente es.

En este aparente bienintencionado objetivo, el ministro propone generalizar el IVA en el 19% a todos los productos y servicios, incluyendo los de la canasta básica, que es la que se compone de los alimentos y servicios que no puede eludir nadie, por pobre que sea.

Tendríamos entonces un alza general de precios que se paliaría luego “devolviéndoles el IVA a los más pobres”, es lo que dice el ministro…

Piensa mal y acertarás, dice Maquiavelo. Si el gobierno necesita más ingresos para financiar sus gastos sin elevar el déficit por encima de la regla fiscal, y sin tocar a los ricos, que para eso fue que lo eligieron, lo que vamos a tener es una extensión del IVA a todos los productos y servicios y, por supuesto, una reducción de impuestos a las rentas de capital.

Es decir, a ver si estamos de acuerdo: la falacia de la progresividad reemplazará la falacia de la generación de empleo. Al final de esta reforma tributaria de Duque-Carrasquilla, tendremos un sistema tributario más regresivo e inequitativo que antes.

La nueva pregunta del millón sería: ¿Para cuántas más reformas tributarias “estructurales” les aguantará el nuevo cuento?.

Opinión RED-GES/El Satélite