28 de marzo de 2024

Las nostalgias del poder

Abogado, analista y columnista de opinión en El Espectador, Revista Semana y Eje 21.
9 de agosto de 2018
Por Uriel Ortíz Soto
Por Uriel Ortíz Soto
Abogado, analista y columnista de opinión en El Espectador, Revista Semana y Eje 21.
9 de agosto de 2018

Comunidad y Desarrollo

uriel ortiz

Importante qué a los inicios de un nuevo gobierno, se tenga un concepto claro de la administración pública, en la cual el usuario o ciudadano deba ser atendido sino con prontitud por la complejidad de la diligencia, por lo menos con orientación: amable, seria y verás.

Lamentablemente en nuestro País, especialmente en las entidades oficiales, no se tiene un claro concepto de lo que debe ser la eficiencia de la administración pública, la razón es muy sencilla: casi nunca se evalúa el recurso humano frente a los diferentes factores de desarrollo, razón por la cual no hay pleno conocimiento de parte del funcionario del cargo que va a ocupar.

Las recomendaciones políticas, son la bandera en muchos casos, aunque esta práctica se ha aminorado en los últimos tiempos, siempre nos llevamos sorpresas, cuando resultan ciertos goles administrativos con funcionarios que no reúnen los requisitos legales para desempeñar el cargo, sencillamente porque son recomendados del gamonal político y que para poder cumplir los requisitos acudió al mercado de los certificados y diplomas falsos.

No hay funcionario más peligroso e indeseable para la administración pública y la sociedad, que aquel qué por ser inepto, se le suben los humos, puesto que al ocupar un cargo se vuelven altaneros, engreídos y lo más grave, su ego se dispara en tal forma, que quienes fueron hasta ese momento sus íntimos amigos, se sienten decepcionados y defraudados.

Por eso, aquella frase prodigiosa: “se humilde cuando te vean subir, para que te comprendan cuando te vean bajar” cae como anillo al dedo en los actuales momentos, en que salen y entran nuevos funcionarios a la administración pública.

Considero qué como requisito básico tanto en la empresa pública como privada, además del manual de convivencia, debería existir un curso de capacitación: ideario y formas de atender a los usuarios en las diferentes entidades, muchas veces el desconocimiento de los mismos funcionarios de las entidades a las cuales prestan sus servicios, hace que la atención al ciudadano o usuario sea deficiente.

Se dice que la primera impresión de una empresa, la da la recepcionista, – lo que es totalmente cierto-, puesto que de ella depende el engranaje de las diferentes dependencias de la entidad, las cuales debe conocer como anillo al dedo; no existe peor desastre cuando se llega a la recepción de una entidad y nadie sabe nada de nada.

La semana anterior fue escenario de nostalgias, lágrimas, despedidas y arrepentimientos de quienes por ocho años ostentaron y saborearon las mieles y delicias del poder; protegidos por el Estado como funcionarios o como contratistas; si fueron honestos y cumplieron con sus funciones, les queda la satisfacción del deber cumplido.

Si fueron deshonestos y maltrataron a los ciudadanos y usuarios que acudían a sus despachos en busca de soluciones a sus más álgidos problemas dentro de la administración pública, han de saber que quedan en la lista negra de los colombianos indeseables y que al más mínimo asomo para ocupar un nuevo cargo público o contrato en el actual gobierno que se inicia, automáticamente se activarán las alarmas de las veedurías ciudadanas.

Al terminar los ocho años del gobierno Santos, hay que resaltar las buenas intenciones del acuerdo de paz, qué si bien tiene algunas falencias que corregir, no debemos descartarla del todo; los comicios electorales del presente año que se desarrollaron en completa calma son clara muestra que la paz, sí se puede, con algunas irregularidades que hay que corregir.

Sin embargo, entrega un País, con varios líderes sociales masacrados en los últimos meses; la etapa posconflicto llena de dificultades y los proyectos productivos seriamente cuestionados por hechos de corrupción.

Pero también es muy preocupante, el incremento de los cultivos ilícitos en los últimos dos años, que no obstante los esfuerzos hechos para aminorarlos, todo indica que las medidas adoptadas para combatirlo no son las más adecuadas.

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