28 de marzo de 2024

Apercibida humanidad

Comunicador Social-Periodista. Especialista en Producción Audiovisual. Profesor universitario, investigador social y columnista de opinión en diferentes medios de comunicación.
13 de julio de 2018
Por Carlos Alberto Ospina M.
Por Carlos Alberto Ospina M.
Comunicador Social-Periodista. Especialista en Producción Audiovisual. Profesor universitario, investigador social y columnista de opinión en diferentes medios de comunicación.
13 de julio de 2018

Por Carlos Alberto Ospina M.

Hay individuos tan bellacos que creen que las demás personas conciben el mundo desde la perspectiva de lo ruin y la indignidad. Aquel que no concuerde con la deformación de la verdad y esté por fuera de los viciados paradigmas del Estado totalitario, lleva a devanar las tripas o sacar el vientre de quien despliegue la autonomía y el derecho de ser incomparable. “Adivina quién te dio, que la mano te cortó”. Algunos andan con los ojos vendados siguiendo la simple promesa del bribón.

Las etapas de delirio patológico, la deformación y la mitomanía reemplazan la argumentación y la comprobación de los hechos. La enfermedad mental de creerse el centro de mesa y el objetivo militar de las disputas por el control social y territorial entre las distintas facciones de narcotraficantes; no solo hace parte de la táctica populista de victimización y la ley de la trampa, sino que muestra cuán bajo cae el mentiroso patológico. Sin lugar a dudas, se siente pena en el momento que un dirigente regional de la ´Colombia Humana´ rectifica al cabecilla de “los decentes”.

Es más peligroso, el patrañero arengando e incitando a la lucha de clases que, un sicario borracho, aunque a última hora, ambos sucumben a la tentación. Al parecer este tipo de personaje pone en práctica su propia terapia, por supuesto, enfocada en los males y las perversidades ajenas, puesto que el entendimiento eunuco, aparte de escabroso e irreversible, imaginariamente no conoce de devaneos. La sicosis se manifiesta lavándose las manos manchadas de sangre, destrucción y rencor, a la par que vocifera que el agua corre cristalina después de la aparente conversión.

Es menester mencionar a favor del sujeto que, el trastorno sicológico agudo, no permite distinguir entre lo que piensa, lo que sabe y lo que siente. De allí, el peligro de los actos compulsivos y la conducta de gratificación inmediata, la cual consiste en hacer daño y destrozar hasta la propia sombra, porque se interpone en la proyección ególatra de su síndrome de Hibris (Hybris, concepto griego). Patológicamente enamorado de sí mismo y del poder.

Bajo los efectos narcóticos del impulso irracional y desmesurado habla de exterminio de los integrantes de su movimiento político y pesca a río revuelto, el padecimiento de centenares de familias que viven en medio del fuego cruzado entre bandas, organizaciones criminales, carteles mexicanos, disidencias de las Farc y militantes del ELN. Estas estructuras delincuenciales combaten en el territorio por la siembra, el procesamiento, la distribución y las rutas de la droga. El enfermo psiquiátrico no distingue entre el líder social y el testaferro; tampoco diferencia el concepto de financiamiento de la guerrilla con el dinero producto del narcotráfico y las alianzas transnacionales de la extrema izquierda. Por lo tanto, no le interesa establecer las causas de la violencia en razón a que los muertos sirven para instalar la lápida de los autonombrados “decentes”.

“Estamos en emergencia humanitaria. Nos están masacrando. La tiranía ha estallado en Colombia…” (Twitter de Gustavo Francisco Petro Urrego). El teatro de la antigua Grecia goza de un nuevo reencauchado promotor de la tragedia que, en su intención depravada, araña la tierra para sembrar desconfianza, terror y maldad. Sí, perversidad, sólo en la mente enfermiza y siniestra del resentido, cabe la idea de manipular el cadáver, aún tibio, de un ser humano, cualquiera que sea la condición social, económica, étnica o política que motivó el asesinato. Los muertos tienen nombre, fecha, hora y lugar de defunción. Acción sacrílega del obsceno, Gustavo Petro, y de sus distintos áulicos de la lista de “los decentes”, quienes realizan composición de lugar sin escrúpulos ni pudor alguno, con miras a la toma del poder y en pie de guerra. El fanatismo profundiza los conflictos y la miseria humana.

No hay que apalear a las orejas largas para agudizar el sentido de la palabra tiranía, utilizada por el promotor y el legitimador del odio, Gustavo Petro. Él sabe, a ciencia cierta, qué significa el abuso y el frustrado aire de superioridad. Petro Urrego no conoce la coherencia ni proyecta el ejemplo de ser un hombre probo. Su idea de la paz está ligada a la polarización del país, la intolerancia, la desestabilización y la lucha de clases. Él se considera el ´árbol de la vida´; mientras exculpa los muertos de un lado y señala con el dedo, los “malos” del otro paraje. ¿Defiende la democracia, la vida y la paz quien manosea el origen de los cadáveres y la mínima protección de varios líderes políticos y sociales? Así, escribe la historia el movimiento denominado, “Colombia humana”, sin misericordia ni compasión de las desgracias de las demás personas.

Enfoque crítico – pie de página. El Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, advierte el subregistro del número de secuestros y extorsiones ejecutadas por las Farc durante más de cinco décadas del conflicto armado. Estos delitos representaron la módica suma de 6 billones de pesos en las arcas de la organización guerrillera. “Este informe retrata una de las violaciones de derechos fundamentales más cruel e inhumana que tuvo lugar en el marco del conflicto armado de nuestro país. La retención ilegal y extorsiva de personas fue recurrente a través de los años, y siguió unos lineamientos explícitos de las Farc-EP para financiar su expansión militar y potenciar su capacidad de negociación política. Fue un crimen que afectó de manera indistinta a hombres y mujeres inermes, ricos y pobres, campesinos e industriales, jóvenes y viejos, poderosos y débiles. El informe también plasma los tratos inhumanos a las víctimas, cuyo derecho a la libertad se les llegó a conculcar —en algunos casos— por varios lustros. La documentación de este crimen habrá de contribuir a hacer justicia y, por supuesto, a recrear en la memoria colectiva de la Nación hasta qué punto la privación ilícita y extorsiva de la libertad se convirtió en uno de los peores símbolos de la degradación del conflicto, y de la crueldad y deshumanización de la guerra en general”. (Néstor Humberto Martínez, Fiscal General de la Nación, Informe a la JEP).

Para cerrar el ciclo de violencia y alcanzar la paz sin impunidad debemos conservar en la memoria las víctimas de violaciones a los derechos humanos, las cuales superan los 223.282 casos identificados por la Fiscalía. A continuación, se relacionan todos los actores que merecen la más drástica condena y la sanción social, venga lo que viniere.

Jurisdicción ordinaria (Ley 600 y Ley 906)

-Inventario total-

Clasificación Casos Víctimas Indiciados
Farc-EP 52.220 (23,4%) 56.430 64.680
ELN 10.164 (4,6%) 10.365 10.143
Autodefensas 55.768 (25%) 47.773 65.976
Otras guerrillas 3.324 (1,5%) 4.520 805
Fuerza Pública (según delitos seleccionados) 13.934 (6,2%) 15.480 27.987
Sin grupo identificado 87.872 (39,4%) 62.200 110.880
Total 223.282 (100%) 196.768 280.471

Fuente: Fiscalía General de la Nación, 30 de mayo de 2018