19 de marzo de 2024

Petro y sus seguidores le dan un agridulce sabor de victoria a su derrota

18 de junio de 2018
18 de junio de 2018
Petro preside concentración poselectoral. Imagen Facebook

Mar Romero Sala

Bogotá, 17 jun (EFE).- La derrota del izquierdista Gustavo Petro en las elecciones presidenciales que se celebraron hoy en Colombia adquirió un agridulce sabor de victoria cuando el candidato y sus seguidores se encontraron tras conocer los resultados.

En un acto que congregó a centenares de colombianos en el Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada, en el corazón de Bogotá, los petristas se entregaron a la ardua tarea de superar el desencanto y abrir los ojos a otra cara de la moneda: el triunfo que supone para la izquierda cosechar más de ocho millones de votos.

El uribista Iván Duque alcanzó hoy la Presidencia al conseguir 10,3 millones de votos (53,98 %) frente a Petro, cuyos apoyos representan el 41,81 % del total.

Sin embargo, este resultado es el mayor que ha alcanzado la izquierda en el país, de tradición conservadora.

Los seguidores de Petro parecían haber olvidado ese hecho mientras esperaban la llegada del candidato entre lágrimas, abrazos y caras largas que respondían a su esperanza rota de desmentir las encuestas, que siempre dieron a Duque como favorito.

La llegada de Petro al Centro de Convenciones, sin embargo, fue el inicio de una lenta pero intensa remontada de ánimos.

Entre los congregados ondeaban banderas de colectivos diversos, como agrupaciones indígenas, ambientalistas y feministas, además de símbolos de los partidos que han apoyado a Petro en la segunda vuelta electoral, como el Polo Democrático o la Alianza Verde.

También se vieron estandartes del M-19, la guerrilla desmovilizada en 1990 a la cual perteneció Petro en su juventud.

El discurso de su compañera de fórmula, Ángela María Robledo, despertó gritos al unísono de «Resistencia», una de las consignas más repetidas de toda la noche.

Sin embargo, fueron las palabras de Petro las que terminaron de encender los ánimos en una alocución con toques de humor, rodeado de parlamentarios como Iván Cepeda, Alirio Uribe, Aida Avella o María José Pizarro.

También acudieron a apoyarlo la excandidata a la vicepresidencia Clara López, otros representantes del Partido Liberal, del Polo Democrático y de la Alianza Verde.

En algunos momentos, los seguidores se hicieron oír como si el exalcalde de Bogotá hubiera ganado los comicios en vez de haberlos perdido.

«Acostumbrados estamos a no estar en el poder», recordó un sonriente Petro, algo raro en su semblante habitualmente serio, quien aseguró que «falta poco para ganar».

También anunció que ocupará el cargo de senador que le corresponde como segundo en los comicios, lo que, sumado a sus advertencias de que en el futuro próximo hay una consulta anticorrupción y las elecciones municipales, dio esperanzas de continuidad a las propuestas que hoy no lograron la Presidencia del país.

«La primera sensación es de tristeza porque había mucho en juego. Pero en Colombia han cambiado muchas cosas, hay una emergencia democrática, ciudadana, que no es mayoría pero tiene una fuerza muy importante», aseguró a Efe Jairo Rivera, simpatizante de 29 años, al terminar el discurso de Petro.

Otra de las seguidoras del candidato derrotado, Laura Camila Martínez, de 23 años, también se mostró optimista y opinó que «aún hay esperanza» y que se debe «seguir trabajando».

Como ella, fueron muchos los jóvenes que acudieron a recibir las palabras de Petro y que salieron entre cánticos estudiantiles que daban al evento un aire de manifestación, una constante en muchos de los mítines del candidato.

La encargada de cerrar el discurso fue Antonella, la avispada hija menor del político, quien enterneció y sorprendió a partes iguales a su audiencia con unas frases contundentes a favor de su padre.

Así, la oleada izquierdista que se levantó en estos comicios cerró una jornada con la decepción de la derrota pero con la convicción de mantener el pulso en el futuro, surgido de reconocerse la esperanza en los rostros ajenos por primera vez en décadas. EFE