Núñez y Uribe
Los uribistas “pura sangre” aseguran que su jefe es el Núñez del siglo XXI. Ojalá que no. Antes de terminar su primera administración en 1882, los liberales escogieron como candidato al que dijo Núñez: Francisco Javier Zaldúa. Él era persona de trayectoria pero bastante entrado en años. Algunos sectores lo señalaban como “viejo moribundo, inteligencia apagada y biombo detrás del cual se ocultan los pensamientos de prorroga del señor Núñez”. Y el político cartagenero, jugando a la proximidad de la muerte del mandatario, se hizo elegir primer designado.
Contrario a lo que Núñez esperaba, Zaldúa no le marchó y las relaciones se dañaron desde el mismo día de su posesión cuando le echó pullas en su discurso. Regía la Constitución de 1863 de acuerdo con la cual los nombramientos del Ejecutivo requerían la aprobación del Congreso. Así fue como éste improbó la designación de varios de los ministros y solo cuatro meses después de iniciado el gobierno fue cuando Zaldúa logró tener completo su gabinete.
La avanzada edad y lo delicado de salud del presidente hizo que solicitara permiso para trasladarse a Tena para despachar desde allí en un clima menos frio que el de la capital. Las Cámaras, dirigidas por Núñez, no aceptaron la solicitud. El presidente respondió: “Ni me someto, ni renuncio, ni me muero”. Pero murió. Ha sido el único mandatario que ha fallecido en Palacio.
¿El Núñez del siglo XXI actuará como el del siglo XX? Afortunadamente el pueblo colombiano no eligió a un presidente mayor, sino a uno joven. Quién sabe si habrá biombo.