19 de marzo de 2024

Me ahogo…

22 de junio de 2018
Por Jorge Eliécer Castellanos
Por Jorge Eliécer Castellanos
22 de junio de 2018
Jorge Eliécer Castellanos

La señora que cuenta 52 años fruncía la frente dando manifestaciones de gran quebranto físico y nervioso. Sus brazos y cara ardían de fuego interior. El sudor que presentaba era la consecuencia de calores desesperantes.

Daba vueltas y revueltas en las sillas localizadas en el interior de las instalaciones de la Central de Urgencias de la importante Clínica de la capital colombiana. Dejaba escapar gritos agónicos. Pedía pronto auxilio. Exclamaba: “mi corazón late desesperadamente, me ahogo…”

El personal médico y paramédico que atendía el caso, presurosamente, le tomaba la tensión arterial a aquella afanada mujer, no obstante, que cada vez que reiteraban el procedimiento los resultados aparecían normales.

“Señora: Usted está saturando bien y está normal”, afirmaban los galenos ante el estupor de la paciente. “Puede irse para su casa tranquilamente y permitirnos atender otros pacientes que si están delicados de salud”, le manifestaban con carácter y decisión.

La señora replicaba con mayor angustia: “Ustedes, por favor, no me dejen morir. Me ahogo. No entienden que no puedo dormir, sufro de calores infernales y de fríos brutales durante el día y la noche. Me estoy muriendo…”

“Usted no tiene nada, sus síntomas y quebrantos a su edad son normales”, persistían en indicarle los médicos tratantes.

Entre ellos comentaban, en baja voz, que la señora saturaba bien, que su presión arterial era normal y que así las cosas la señora simplemente estaba denotando síntomas propios de la menopausia.

Ante esta situación la referida paciente de urgencias gritaba con gran desespero que no la dejaran morir…

El personal médico en pocos instantes, después de la toma de signos vitales y chequeo regular, concluyó que la señora simplemente atravesaba por la famosa etapa hormonal que a las mujeres suele darles después de treinta o cuarenta años y que se incrementa, en algunos casos, con mayor intensidad, a partir de los cincuenta.

La Señora se calmó un poco y ante la desatención amenazó con demandar a la Clínica y además adujo que existía un gran desinterés por casos similares pues a las pacientes nada se les formula y se les dice que evacuen la sala prontamente y retornen con prontitud a sus respectivas casas.

La señora al salir del centro hospitalario decía a sus parientes que en Colombia dejan morir a las personas por falta de caridad cristiana y alegaba en su favor el pago oportuno de la EPS.

Insistía en que sus quebrantos frecuentes de salud a nadie le importan y que la sociedad y los médicos le hacían aparte dejándola a la deriva con sus pesares.

Ciertamente, la menopausia ocurre cuando los ovarios de una mujer dejan de producir óvulos. Generalmente, esto sucede de forma natural a mediados de los 40 años y a mediados de los 50 años en la vida de una mujer. Como resultado, el cuerpo de la mujer produce menos estrógeno y progesterona, según las investigaciones médicas.

Los expertos expresan que los sofocos son un síntoma común de la menopausia. La describen como una sensación de calor intenso con sudores y aumento de la frecuencia cardíaca, que puede durar de dos a treinta minutos en cada ocasión, aunque existen mujeres a las cuales no le sucede esta sensación.

La menopausia, además de suponer el fin de la época reproductora, representa una insuficiencia hormonal que, en algunas ocasiones, se traduce en una serie de signos y síntomas desagradables para la mujer. Entre otras, aunque no den síntomas, provocará una serie de alteraciones de todo el organismo femenino, caracterizadas por su deterioro lento y progresivo conforme avanzan los años. La sintomatología de la menopausia se presenta de forma escalonada, informan los avances médicos sobre la problemática.

A corto plazo y durante los primeros años, a veces inclusive previas a la menopausia, se pueden encontrar síntomas neurovegetativos y síntomas psicológicos:
-Síntomas neurovegetativos: sofocos, sudoraciones, palpitaciones, paréstesis, insomnio, además de vértigos y también, con frecuencia inusitada, constantes  cefaleas…
Entre los Síntomas psicológicos se aprecian la irritabilidad, el nerviosismo, labilidad, estado de ánimo depresivo, cansancio, etc.

A medio plazo (entre tres y cinco años de amenorrea), puede que la paciente sufra alteraciones de la piel y mucosas, como atrofia urogenital y trastornos urinarios.

A largo plazo se dan los efectos más graves pero, a su vez, los que mejor pueden prevenirse, como son la osteoporosis y la enfermedad cardiovascular.

Cabe anotar que no todas las mujeres presentan los mismos síntomas y, en el caso de que los presentasen todas, no tendrían la misma intensidad. La gran diversidad individual en la presentación de los síntomas hace que el objeto de las consultas al especialista en Ginecología y Obstetricia sea diferente para cada mujer.

Los síntomas se presentan a corto o medio plazo, y no todas las mujeres los tienen. Sin embargo, estas alteraciones pueden aparecer en algunas mujeres incluso meses o años antes del cese de las reglas y, en general, se manifiestan entre los dos y cinco primeros años del periodo postmenopáusico.

A medio plazo la caída de los niveles de estrógeno producen disminución del trofismo de los órganos que dependen de estas hormonas, afectando especialmente a la vagina y también a algunas estructuras del aparato urinario, produciendo artrofia de piel, mucosas y disminución del colágeno.

Las consecuencias a largo plazo son más graves pero, a la vez, si se toman medidas preventivas, se pueden evitar o disminuir. Se ha reconocido médicamente que la enfermedad cardiovascular es la principal causa de mortalidad en la mujer postmenopáusica en los países industrializados. En época reproductiva, este riesgo es realmente menor.

La otra gran consecuencia es la osteoporosis, probablemente el trastorno metabólico más frecuente de los huesos. Por osteoporosis se entiende la disminución de masa ósea y deterioro de su microarquitectura, aumentando la fragilidad ósea. La pérdida de masa ósea a cualquier edad es el resultado de dos variables: la cantidad de hueso conseguida durante el crecimiento y el ritmo de la pérdida ósea.

Los factores que influyen en la masa ósea son genéticos, nutricional, hormonal, paracrino y mecánico, asociándose así factores de riesgo para la osteoporosis con la masa ósea baja, según los estudios médicos recientes.

De todos los factores de riesgo, el más importante y decisivo en la patogenia de la osteoporosis postmenopáusica corresponde a los estrógenos.

Las sofocaciones son el síntoma más característico de la menopausia. Se manifiesta como oleadas de calor que recorren el cuerpo desde el pecho, subiendo hacia la cabeza, con lo que se produce rubor del escote, cuello y cara. Además, suele acompañarse de sudoración, que puede ser más o menos profusa y, en ocasiones, también es acompañada de palpitaciones y sensación de angustia.

Durante una sofocación se produce: vasodilatación periférica, aumento de la temperatura cutánea, aumento del ritmo cardíaco (taquicardia) y, si se producen por la noche, provocan alteraciones del sueño. La tensión arterial no se modifica.

El estrés, el alcohol y el calor pueden desencadenar y/o aumentar las sofocaciones. La frecuencia e intensidad varía de una mujer a otra, así como su duración, de entre dos y tres minutos por término medio.

Para evitar consecuencias tardías, las medidas generales son lo más importante. Estas medidas deben iniciarse lo antes posible, ya en la infancia y adolescencia. Comprenden:
–   Dieta correcta hipolesterolémica: la ingesta de colesterol no debe superar los 300 miligramos diarios. Asimismo, debe ser una dieta con poca sal, para evitar la tensión arterial.
–   Normas higiénicas: tomar el sol durante, al menos, un cuarto de hora y suprimir productos como tabaco y tóxicos.
–   Ejercicio: el efecto de la gravedad sobre el hueso y las fuerzas de los músculos ayudan a mantener un balance positivo entre la formación y la destrucción ósea.
–   Evitar caídas: apoyarse de un bastón en el caso de sentir inseguridad.

Además, para tratar las sofocaciones se puede utilizar fitoterapia o tratamiento hormonal, dependiendo de la intensidad del cuadro, del deseo de la paciente y de si existe contraindicación en alguno de ellos, puntualizan los partes médicos.

Hoy por hoy hay más de una señora se encuentra, hora tras hora, pidiendo auxilio médico en centrales de urgencia y más de una es devuelta a sus aposentos porque la menopausia es un fenómeno totalmente normal según el parecer médico.

Convivir éticamente con esta situación parece ser la consigna de los expertos.

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