19 de marzo de 2024

La era de la geolocalización clave en el desarrollo de la conectividad y seguridad de las ciudades

8 de mayo de 2018
8 de mayo de 2018

Más allá de los mapas

Uno de los avances más significativos que ha traído consigo la penetración de las tecnologías en el desarrollo de las actividades y rutinas de los seres humanos en todo el mundo ha sido el mejoramiento de los servicios de localización. Los dispositivos inteligentes (computadores, tablets o teléfonos móviles) cuentan con sistemas que permiten su geolocalización y georeferenciación.

 

Para hablar de las ventajas de estos servicios primero hay que entender la diferencia entre estos dos términos. Según Datacentric, empresa española de información y datos, la georreferenciación es un sistema que permite situar en el mapa puntos concretos de la geografía; de otra parte, la geolocalización es la propiedad de localizar un dispositivo en un mapa en tiempo real.

La funcionalidad de estos servicios digitales adquiere más relevancia en tanto sean puestas en función de mejorar las condiciones de vida de los usuarios de los dispositivos. Los servicios derivados de la conectividad y de la digitalización han generado una disrupción positiva en replantear cómo las personas/usuarios planean su rutina diaria de actividades buscando una experiencia que garantice, por ejemplo, menores tiempos de desplazamiento y unas condiciones de seguridad óptimas.

Estos servicios están intrínsecamente alineados con funciones como la trazabilidad, que ha permitido a través del GPS monitorear desplazamientos en tiempo real. Cuando se trata del transporte de pasajeros, por ejemplo, todo el proceso desde la recogida hasta la llegada, los actores y la ruta puede ser monitoreada en tiempo real. Así, además de planearla a través de los mapas, puede hacerse seguimiento e ir verificando las condiciones de seguridad de un desplazamiento y reaccionar ante las eventuales contingencias.

¿Cuál es el impacto medible de estas funciones?

Para abordar el uso de estas funciones o servicios en la vida cotidiana, un punto de partida adecuado puede ser el número de conexiones a internet. Este indicador está tácitamente ligado con la posibilidad de georreferenciar y geolocalizar una conexión/usuario y así conocer, en tiempo real, su posición en un punto determinado de la geografía y su desplazamiento dentro en una ciudad.

Los servicios de GPS han permitido a los usuarios, desde autoridades y Gobiernos hasta particulares, consolidar una red a través de aplicaciones de mensajería, transporte o correo electrónico, que a través de la “interactividad” de plataformas, desarrolla una comunicación efectiva en tiempo real, replanteando la manera como se concibe un mapa, una ciudad y el movimiento en sí mismo. Las interacciones en el mundo digital, que crecen en el globo y en la región a la par de las plataformas que conectan a los usuarios a través de servicios de música, mensajería, transporte y seguridad, han contribuido velozmente a consolidar este “ecosistema”.

En Latinoamérica se registraron 70 millones de nuevas conexiones 4G en el 2017 y estas superarán los 324 millones en el 2020, según un estudio presentado por GSMA. Según este mismo documento, las tecnologías y los servicios móviles generaron el 5% del PIB de la región en 2016.

En Colombia hay más de 27 millones de conexiones móviles a internet y este número parece crecer automáticamente. Según cifras del DANE la adquisición de teléfonos móviles aumentó casi 10% entre el 2016 y el 2017. En este contexto, la propiedad que tienen las conexiones a internet móvil en ser georreferenciables y geolocalizables, ha impulsado el auge de los mismos y marcado un punto de inflexión en las agendas de desarrollo de las ciudades, el movimiento poblacional y las migraciones en general.

Las Naciones Unidas han afirmado que: “(..)si actualmente el 50% de la población mundial vive en ciudades, las previsiones de este organismo apuntan a que, en 2050, el 70% de las personas vivirán en urbes. Las ciudades son el futuro de la humanidad, dicho de otra forma, el futuro de la humanidad se juega en las ciudades.”

¿Cómo se piensa el desarrollo del transporte, la seguridad y la comunicación en la era de la geolocalización?

La digitalización de los mapas y la posibilidad de ver en tiempo real el movimiento de una ciudad motivó el desarrollo de aplicaciones más allá de los mapas digitales estáticos y profundizó el componente experiencial en la manera como se vive la conectividad. Música, comunicaciones, desplazamientos y seguridad han aterrizado en el plano digital para reformular la manera de buscar mejores condiciones y calidad de vida.

Por ejemplo, la oferta de aplicaciones para dispositivos móviles con conexión a internet, recogen información del estado del tráfico en una ciudad calcula el tiempo de un trayecto, provee información del conductor y mejora las condiciones de seguridad en el desplazamiento para el usuario y el conductor en tanto el mismo puede ser monitoreado en tiempo real. La geolocalización integrada a los servicios de transporte va más allá del simple cálculo de tiempo, las diferentes aplicaciones sugieren rutas alternas que pueden mejorar los tiempos de viaje y los lugares en función de la seguridad. Así entonces, antes de comenzar un viaje, el conductor y el usuario tienen la posibilidad de escoger usar una ruta u otra a partir de las percepciones de seguridad locales.

Un proyecto de un grupo de investigadores denominado “Tecnología y sector transporte” presentado a la Universidad Santo Tomás en Bogotá, concluyó que las apps que incorporan GPS permiten a los conductores generar nuevas estrategias de gestión en el transporte, tener un mayor conocimiento del estado de las vías y las rutas más ágiles y seguras para llegar al destino.

El impacto de la “georevolución” en las ciudades colombianas

Enmarcados en la realidad digital, la economía colaborativa ha permitido el desarrollo de aplicaciones de movilidad que se han convertido en herramientas casi indispensables para planificar y mejorar la manera de desarrollar la vida en las ciudades. Estas, a su vez, han visto la necesidad de desarrollar herramientas que mejoren la seguridad y la percepción de seguridad del usuario.

Por ejemplo, en el marco de la implementación tecnológica de la red de gestión del riesgo de desastres y emergencias se está debatiendo la implementación de mejoras para el sistema de reacción de la Policía, Ejército, Cruz Roja, Policía, Bomberos, con el fin de agilizar la acción de respuesta en el país, en tiempo real, aprovechando la posibilidad de geolocalizar un dispositivo y por ende a un usuario.

Conclusiones a partir de estudios del BID sobre economía colaborativa en la región destacan que esta ha contribuido eficazmente a atenuar problemas asociados con la urbanización y la movilidad en las ciudades de la región. La tecnología vista como una herramienta que ha enlazado la geolocalización con el desarrollo y progreso de la movilidad, reforzando la seguridad, ha permitido medir y calcular el impacto de estas herramientas en aspectos que optimizan la calidad de vida.

El Protocolo adicional a la Convención Americana sobre derechos humanos establece que “Los Estados reconocen el derecho de toda persona (…) a gozar de los beneficios del progreso científico y tecnológico (…)”.

Frente a este panorama, la movilidad, de la mano con la seguridad se encuentran experimentando una serie de cambios a partir de los servicios de localización y referenciación en tiempo real. La posibilidad de planificar una ruta más funcional, ágil y segura está reinventando diariamente las formas de consumir, proyectar e interactuar con la tecnología.

Más allá de la planificación, la trazabilidad, que ahora es un indicador de gestión en la movilidad y más específicamente en el transporte de pasajeros, ha abierto la posibilidad de compartir e interconectar tanto al pasajero y al conductor con una red de autoridades (según el país), además de hacer más eficiente y transparente la prestación de este servicio en un contexto más exigente con condiciones de optimización tiempo y bienestar.