19 de marzo de 2024

Hidroituango o el afán sin cálculo

30 de mayo de 2018
Por Hernando Arango Monedero
Por Hernando Arango Monedero
30 de mayo de 2018

HERNANDO ARANGO MONEDERO

hernando arangoTiene por qué temblar el país con lo que se viene cocinando en Hidroituango. No quepa la menor duda de que algo no previsto se viene fraguando en el proyecto, derivado de la serie de decisiones que días antes tomaron los encargados del proyecto; decisiones que por absurdas han venido a convertirse en un dolor de cabeza. Dolor de cabeza del que no tenemos ni idea por la magnitud de lo que potencialmente puede sucederse.

Y es que hay que ir al principio, no al punto y hora en el que se tomó la decisión de adelantar la obra. No!  Al momento en el que se decidió cerrar los túneles de desvío del rio, sin dejar en ellos compuertas que permitieran evacuar las aguas en caso de necesidad, como realmente se requirió, o de permitir una salida en el caso en el que, por efectos de la colmatación propia de un embalse, fuera necesario. Así, de tres túneles de desvío, se taponaron con concreto dos, quedando todo dependiendo de un solo túnel. Esto equivale a cerrar la escalera de emergencia en un edificio y depender solo del ascensor.

Desde luego que a nadie previsivo se le ocurriría una medida de esta naturaleza. Y lo que no podía pasar pasó y llegaron los afanes y lo que ya conocemos.  Se taponó el único túnel de desviación de las aguas y se empezó a llenar el embalse. Ahora, a correr para que la altura de la presa o muro tenga la una cota tal que, las aguas, al alcanzar determinada altura, salgan del embalse por el vertedero o rebosadero. Y corra, porque la presa o muro aún está muy bajo y en caso de no tener el vertedero listo, pues se botarán las aguas por sobre ese muro, muro hecho de tierra, el que será arrastrado por las aguas al igual que lo hacían las aguas que represábamos en las corrientes de agua en las que nos jugábamos de pequeños

Ahora, a correr se dijo porque la cosa va en serio. El agua sube en el embalse y no tiene por donde salir, el túnel está tapado por un derrumbe. El muro está aún muy bajo y las aguas se botarán por sobre él si no se levanta rápidamente para que lo hagan por el vertedero y el vertedero aún no está listo. ¡Vaya afanes!

Ah! La solución de primera mano, así no sea la mejor, pero la que podría dar un poco de alivio, es permitir que la sala de máquinas se inunde y por allí evacuar el agua que hasta ahora está subiendo y subiendo de nivel.  Y esa sala de máquinas no está construida para ser inundada; y los equipos allí dispuestos ya, para que en unos meses entren en operación, tampoco soportan el agua.  No están diseñados para eso. Pero que importa, la emergencia lo amerita, así se pierdan al estar sumergidos. Y se permitió la entrada de aguas a la sala de máquinas y con ello el agua inundó también los túneles de servicio, túneles que estarían secos en condiciones de operación. Ahora, están llenos de agua.

Y la primera emergencia se superó. Pero otra emergencia puede estar fraguándose. La derivada de la inundación de áreas que no han sido diseñadas para estar sumergidas. Y ahora el agua las llena. Y el agua  no siempre es aliada de la estabilidad de terrenos  ya que se constituye en lubricante que da inestabilidad a laderas y obras que no han sido diseñadas para estar inundadas.

Y allí estamos. El agua tiene que estar afectando todo el entorno. El agua puede estar debilitándolo y potencialmente puede hacer colapsar la obra. Esa presa al fallar, puede dar lugar a que de un momento a otro toda el agua embalsada salga con toda la violencia que podamos imaginar y arrasará con lo que a su paso encuentre rio abajo y la inundación que a su paso creará, será de una magnitud inimaginable.

De paso, todo aquel que en su camino se encuentre sin estar a buen resguardo, será víctima de la peor avenida e inundación de que se tenga historia en esta parte del continente.

Dios nos tenga de su mano.

Manizales, mayo 30 de 2018.