18 de marzo de 2024

El acuerdo nuclear con Irán

21 de mayo de 2018
Por Albeiro Valencia Llano
Por Albeiro Valencia Llano
21 de mayo de 2018

albeiro valencia

El 14 de julio de 2015, después de un intenso trabajo diplomático, los siguientes países firmaron el histórico tratado: Rusia, China, Francia, Reino Unido, Alemania, Irán y Estados Unidos; era la época de Barack Obama y el          presidente de la primera potencia del mundo movía los hilos de la geopolítica procurando bajarle el tono a la Guerra Fría.

Por medio de este acuerdo el régimen de Teherán se comprometía a limitar su programa nuclear a fines estrictamente energéticos y en contraprestación le levantarían las sanciones económicas. Al mismo tiempo se obligaba a recibir inspecciones periódicas en sus plantas nucleares y a certificar el cumplimiento de sus obligaciones cada 90 días. A cambio Irán reanudaba el comercio internacional porque los clientes de su petróleo están en China, India, Unión Europea, Japón y Corea del sur.

La patada de Trump

Pero por medio de un brochazo contra la diplomacia el nuevo presidente de Estados Unidos abandonó el acuerdo. A finales de febrero de 2017 Donald Trump escribió en su cuenta de twiter, que “Irán está jugando con fuego”; de este modo anunció lo que sería su actitud frente al gobierno iraní, y el acuerdo nuclear logrado por Obama. Acto seguido aplicó sanciones a varias empresas acusadas de apoyar el programa balístico iraní, cuyos misiles han sido lanzados contra el Estado Islámico en Siria y contra Arabia Saudita a través de los rebeldes yemeníes, que reciben el apoyo de Teherán. Aunque esto no viola el acuerdo nuclear le dio argumentos a Trump, quien venía diciendo que el tratado era una “vergüenza mayúscula” para Estados Unidos.

Pero lo que más incomoda a Trump y a sus “halcones” es que Irán sigue teniendo una fuerte influencia en la región, especialmente en Siria, porque su apoyo al régimen de Bashar al Asad, pone el ejército iraní cerca de la frontera con Israel. Todo esto sirvió para recoger argumentos y disculpas para romper el acuerdo nuclear. Y aquí viene el juego sucio. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, argumentó que los servicios de inteligencia de su país tenían pruebas de que Irán había incumplido los acuerdos; sin embargo se le demostró que los documentos presentados correspondían al año 2003, doce años antes de firmar el pacto.

Pero hubo otras maniobras; según el diario británico The Guardian algunos colaboradores del presidente Trump contrataron una firma de inteligencia de Israel, Black Cube, para buscar la forma de desacreditar a los diplomáticos de la administración Obama que participaron en la negociación del acuerdo. Frente a los hechos varios gobiernos de Europa trataron de frenar a Trump para que no abandonara el acuerdo nuclear. Recordemos la visita del presidente francés Emmanuel Macron, quien fue recibido con mucha solemnidad por el presidente estadunidense, pero regresó con las manos vacías. Lo mismo ocurrió con la canciller alemana Ángela Merkel y con el ministro de Relaciones Exteriores Británico, Boris Johnson, quienes experimentaron idéntica frustración.

Y contra viento y marea, fiel a sus caprichos, Trump anunció el 8 de mayo que se apartaba de los términos del Acuerdo, afirmando que “no es posible prevenir que Irán adquiera un arma nuclear bajo la estructura de este podrido y decadente acuerdo”. De este modo daba a entender que Teherán había incumplido lo pactado y que por debajo de la mesa continuaba desarrollando su programa nuclear.

Consecuencias políticas

Con esta medida Trump complace a su base electoral y destruye el legado de Obama, en cuanto a política exterior, pero sigue avanzando hacia el aislamiento de Estados Unidos. Europa recibe esta decisión como otro golpe a la coalición trasatlántica que se creó después de la Segunda Guerra Mundial; la alianza ya venía debilitada por la posición del presidente estadounidense frente a la OTAN, por su salida del acuerdo sobre el cambio climático y por la imposición de aranceles unilaterales a la importación de acero y aluminio. Por todo esto dijo Ángela Merkel que “ya no se puede esperar a que Estados Unidos la proteja”.

Los más optimistas creen que Trump buscará renegociar el pacto con Irán para luego cobrar la victoria política; pero este es un juego muy peligroso pues ya está advertido el régimen de Kim Jong-un, para el próximo encuentro entre los mandatarios de Corea del Norte y de Estados Unidos. El mundo queda en suspenso y Washington se aleja de sus aliados tradicionales en  Europa, de la OTAN y de gran parte del mundo. Ya es hora de darle la espalda a Trump; los gobiernos de Alemania, Francia y Reino Unido, tratan de salvar el acuerdo nuclear, a través de un intenso trabajo diplomático con el presidente iraní, Hasán Rohaní.

Ahora caen las desgracias para Irán. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos dio 90 días de gracia para suspender la compra de petróleo al país y 180 días para que se retiren las empresas extranjeras, con inversiones en Irán, antes de que lleguen los castigos. Para Europa la imposición de sanciones significa que muchas empresas, que han invertido miles de millones de dólares en este país, perderán enormes fortunas si se retiran para evitar el bloqueo por el sistema financiero de Estados Unidos. La administración republicana advirtió que no habrá excepciones y que castigará a las empresas que usen otros sistemas bancarios para evitar sanciones y continuar operando en este país. Aunque las otras naciones del acuerdo prometieron respetar el pacto con Irán, es claro que sin Estados Unidos desaparecerán los beneficios cuando se retiren los inversionistas y se bloquee la exportación de petróleo.

¿Qué hay en el fondo? Lo que pretende Washington es destruir el régimen de Irán; ya hay rumores de golpe de Estado en este país. La Casa Blanca pretende seguir fortaleciendo a Israel como su punta de lanza en el Medio Oriente y afianzar las relaciones con Arabia Saudita. Si se le quita el poder a la República Islámica de Irán, se corta el apoyo al pueblo palestino y al gobierno de Siria que mantiene un estrecho vínculo con Rusia. Y, por último, Irán e Israel dan pasos hacia una guerra abierta.