Una mujer fue de compras
(Recopilación de Jairo Arcila Arbeláez)
Al llegar a la cajera, abrió la cartera para pagar. La cajera vio que allí tenía un control remoto de televisión. No pudo controlar su curiosidad y preguntó:
¿Siempre anda con el control remoto de televisión en su cartera?
Ella respondió:
No, no siempre. Pero mi esposo se negó a venir conmigo de compras porque tenía que ver un partido de fútbol, así que me traje el control remoto.
*Moraleja*: Apoye y acompañe a su esposa cuando ella se lo solicite.
La historia continúa…
La cajera se rio y le devolvió la mercancía a la señora. Sorprendida, le pregunta que qué sucedía. La cajera le explica:
Su marido ha bloqueado su tarjeta de crédito.
*Moreleja*: Respeta los pasatiempos de tu esposo.
La historia continúa…
La esposa sacó la tarjeta de crédito de su marido de la cartera. ¡De seguro no iba a bloquear su propia tarjeta!
*Moraleja*: No subestimes la sabiduría de tu esposa.
La historia continúa…
Cuando deslizó la tarjeta, la máquina solicitó: INGRESE EL PIN ENVIADO A SU TELÉFONO MÓVIL.’, o sea, ¡al teléfono del esposo!
*Moraleja*: Cuando un hombre está en riesgo de perder, hasta la máquina es lo suficientemente inteligente como para salvarlo!
La historia continúa…
La mujer sonrió y sacó el móvil que sonó en su bolso: ¡Era el teléfono de su marido! Ella lo había tomado junto con el control remoto, para que no la llamara durante sus compras.
Ella compró sus artículos y regresó a casa ¡feliz!
*Moraleja*: Nunca subestimes a una mujer!
La historia continúa…
Al llegar a casa, su esposo se había ido. Encontró una nota en la puerta. La nota decía: «No encontré el control remoto. Salí con los niños para ver el partido. Llegaremos tarde a casa. Llámame a mi teléfono si necesitas algo».
Ojo: Se llevó las llaves de la casa.
*Moraleja*: No intentes controlar a tu esposo. Puedes perder el control.