18 de abril de 2024

Un domingo para las citas

Autodidacta. Periodista de largo aliento formado en la universidad de la vida. Destacado en cadenas radiales, diarios nacionales y co-fundador de medios como Colprensa y el diario digital Eje 21. Formador de buenos reporteros en Manizales, Bogotá y Medellín.
10 de marzo de 2018
Por Orlando Cadavid Correa
Por Orlando Cadavid Correa
Autodidacta. Periodista de largo aliento formado en la universidad de la vida. Destacado en cadenas radiales, diarios nacionales y co-fundador de medios como Colprensa y el diario digital Eje 21. Formador de buenos reporteros en Manizales, Bogotá y Medellín.
10 de marzo de 2018

Contraplano

Por Orlando Cadavid Correa 

Antes de entrar en materia, recordemos lo que decían cuatro pensadores de alto vuelo:

— Los demagogos son los otros. (Jean Paul Sartre).

— Ten cuidado con las personas que te dicen lo honestas que son. (H. Jackson Brown).

— La demagogia es la capacidad de vestir las ideas menores con las  palabras mayores. (Abraham Lincoln).

— La turbulencia de los demagogos derriba los gobiernos democráticos. (Aristóteles).

Prosigamos a continuación con las máximas para este domingo electoral:

*** Qué fácil es empujar a la gente…    Pero qué difícil guiarla. (Max Weber).

*** Desde la aparición del Estado constitucional, el demagogo es la figura típica del jefe político en Occidente.

Otras del mismo Weber:

*** “Los demagogos y los políticos de profesión quieren obrar el milagro de estar bien en todo y con todos, engañando necesariamente a todos en todo.

*** Los revolucionarios han  de proclamar sus ideas valientemente, definir sus principios  y expresar sus intenciones para que nadie se engañe,  ni amigos ni enemigos.”

*** “Los demagogos sociales emplean las promesas del Estado Benefactor y de la política inflacionaria para seducir a las masas y cuesta advertir a la gente de modo convincente  acerca del precio que todos habrán de pagar al final.”  (Wilhelm Röpke).

*“Todavía vivimos bajo el influjo de argumentos demagogos y absurdos, que aseguran, con una simpleza insensata, que el pobre es bueno porque es pobre y el rico es malo porque tiene más”. (El mismo Ropke).

Pongámosle algo de salsita al tema con el panameño Rubén Blades, el creador de la ópera ”Maestra vida” y de “Pedro Navajas”:

*** “Demagogos y malos economistas presentan verdades a medias.  Aluden únicamente a las repercusiones inmediatas de la política a aplicar o de sus consecuencias sobre un solo sector.”

*** “La prensa libre debe abogar siempre por el progreso y las reformas. Nunca tolerar la injusticia ni la corrupción. Luchar contra los demagogos de todos los signos. No pertenecer a ningún partido. Oponerse a los privilegios  de clases y al pillaje público. Ofrecer su simpatía a los  pobres y mantenerse siempre devota al bien público”

―(Joseph Pulitzer).

Lo escribió el argentino Juan Cruz (autor de “La ciencia política como profesión”)  en su Manual del demagogo:  Ante todo, recomienda tener en cuenta que el que está enfrente generalmente actúa de la misma manera.

Es justamente este extremo, cargarse de razón, lo que convierte al demagogo en un espectador de sus propios argumentos, independientemente de los que traiga el otro.

Es rasgo común de su actitud, por tanto, la sordera.

«Sí, ahora me vas a convencer, si ya sé lo que me vas a decir».

 La ideología del demagogo. No hay demagogos en un solo lado del espectro; hay demagogos de derechas y hay demagogos de izquierdas.

Hay demagogos que dicen, desde una perspectiva ideológica, que los demagogos son los otros, y viceversa.

En este juego de demagogias nadie puede tirar la primera piedra, pero lo cierto es que las piedras silban. Y también hay demagogos que suelen decir de sí mismos que no son ni de izquierdas ni de derechas.

Esos suelen ser los más peligrosos, pues no hay peor demagogo que el demagogo de la neutralidad.

El lenguaje del demagogo está teñido por adjetivos mejorativos para los suyos y despectivos para los otros.

Unos y otros abrevan del mismo diccionario, pero las intenciones son en un caso y en otro totalmente opuestas.

La demagogia es, entonces. una enfermedad sorda.  Sólo sabemos que la tenemos cuando ya es incurable. Mientras tanto sólo somos capaces de verla en los otros.

La apostilla: Pertenece al repertorio de Sir Winston Churchill y sirvió de prefacio para El Libro de las citas, de “Muy interesante”, de Editora Cinco Cultural:

“Las citas –cuando quedan esculpidas en nuestra memoria— nos sugieren pensamientos originales; además, despiertan en nosotros el deseo de leer a los autores de los cuales han sido tomadas”.

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