28 de marzo de 2024

Óscar Tulio

18 de marzo de 2018
Por Gustavo Álvarez Gardeazábal
Por Gustavo Álvarez Gardeazábal
18 de marzo de 2018

Gustavo Álvarez Gardeazábal

La guerra con las Farc fue incruenta y dolorosa, pero en algunos sitios y momentos del país, se excedió y abusó de las víctimas que usaban como rehenes para obtener pingües resultados económicos. Era la época de los secuestros que no solo servían para que las finanzas de la organización guerrillera se mantuvieran a flote ,sino para garantizar la preeminencia de los jefes de cuadrilla en el esquema feudal leninista que conserva aun hasta por estos días, cuando entregaron las armas y batallan vestidos de civil por espacios dentro del régimen que tanto dijeron combatir.

En ese periplo doloroso hubo casos terribles, pero si alguno me llegó al alma fue el secuestro de Oscar Tulio Lizcano, quien apenas llevaba unos meses en su antiguo período como representante a la Cámara, cuando un grupito de las Farc, que casi que vivía desconectado de los mandos centrales, lo metió a las selvas del Tatamá y lo mantuvo por años en una cruel aventura que él narró en un libro histórico. Yo,que tuve el privilegio de leer el texto en borrador y de sentarme horas con Oscar Tulio Lizcano a oírle las narraciones de ese exagerado período de su secuestro, quedé impresionado para siempre. Tal vez por eso ahora, cuando con una terquedad de macho rucio, ha resuelto volver a ser elegido representante  a la Cámara por su departamento de Caldas “ para recuperar lo que perdí con el secuestro”, me parece que si alguien puede ser el símbolo del perdón y el olvido es este hombre a quien ni los honores ni el heroísmo le hicieron perder su bonhomía reflejada en párrafo tras párrafo de su libro.

Ojalá que el Congreso que vuelve a recorrer después de tantos años no le afecte hasta la desilusión por los duros cambios que para mal ha sufrido

@eljodario

Publicado en ADN