28 de marzo de 2024

Los vicepresidentes

20 de marzo de 2018
Por Óscar Alarcón
Por Óscar Alarcón
20 de marzo de 2018

MACROLINGOTES

Óscar Alarcón Núñez

Los padres fundadores –como se les llama a quienes redactaron la Constitución de los EE.UU.—quisieron garantizar, con la vicepresidencia de la República, un ejecutivo con período a término fijo y con tal propósito, para no perturbar el normal cuatrenio, previeron al lado del jefe del Estado un órgano que ante cualquier circunstancia que se presentara  en el ejercicio de la función antes de concluir el mandato –muerte, renuncia e impedimento permanente—pudiera asumir el cargo y sustituir al titular. En efecto, la hipótesis ha ocurrido en varias oportunidades. Pero además en el país del norte, el vicepresidente no solo tiene vocación presidencial sino además el cargo ha sido plataforma de lanzamiento para reemplazar al titular por elección en un nuevo período. Ejemplos, Richard Nixon, George Bush, padre, y Al Gore.

En nuestro país la figura del vicepresidente no ha pegado. Después de haberse revivido en 1991 (existió en el siglo pasado con antecedentes de golpes de estado) algunos no han contribuído con votos a la elección. Varios son los ejemplos. Cosa distinta ocurre ahora cuando dos de los aspirantes lo han sido: Humberto de la Calle, de Samper, y Germán Vargas Lleras, de Santos.

La semana pasada fue de especulaciones y designaciones de vicepresidentes y se llegó al caso insólito de que hubo candidatos vicepresidenciales por días, para negociar, mientras se cumplía el plazo para inscribir, como ocurrió con Jorge Mario Eastman (del candidato Pinzón) y Luis Felipe de Henao (de Vargas Lleras).

Pero ¿qué tal esto? El hoy negociador de paz con el ELN, Gustavo Bell, fue vicepresidente y ministro de Defensa de Andrés Pastrana, quien no solo es enemigo de los acuerdos de paz con las Farc sino de las conversaciones de Quito.

¿Será que no hay química entre los presidentes y los vicepresidentes? ¡Averígualo Vargas!