29 de marzo de 2024

En contra, esperar, viejo, no

Profesor y catedrático, algunos años; rebuscador, otros tantos, y hoy, escritor y defensor ferviente de nuestro hermoso lenguaje castellano.
27 de febrero de 2018
Por Efraim Osorio
Por Efraim Osorio
Profesor y catedrático, algunos años; rebuscador, otros tantos, y hoy, escritor y defensor ferviente de nuestro hermoso lenguaje castellano.
27 de febrero de 2018

Quisquillas de alguna importancia

efraim osorio

Gratamente sorprendido leí el siguiente titular de la columna dominical de la señora Fanny Bernal Orozco: “El trato a los viejos” 

‘En contra’ es una locución adverbial que significa ‘oposición’, y que casi siempre debe usarse con la preposición ‘de’, por ejemplo, “estamos en contra de los políticos corrompidos”. En dicha locución, la preposición ‘de’ significa ‘posesión’, por lo que en algunos casos se puede reemplazar por el adjetivo posesivo correspondiente, como en esta afirmación de un editorial de LA PATRIA: “Con ello se confirma que el odio que sembraron (…) ahora lo cosechan en su propia contra” (7/2/2018). Se refería el redactor a la forma como trataron los ciudadanos a los candidatos del movimiento político Farc. En esa oración, el adjetivo posesivo ‘su’ hace innecesario, o, mejor, redundante, el adjetivo ‘propia’, puesto que en ella la locución ‘en su contra’ expresa a cabalidad la idea del editorialista. ***

La locución ‘esperar por’ es un anglicismo (‘to wait for’), que los comentaristas deportivos, de aquí y de afuera, emplean cada vez con más frecuencia, por no decir, siempre. En la transmisión de uno de los partidos del fútbol colombiano, no recuerdo cuál, y esto no importa, porque en la de todos se oye la misma locución, el comentarista J. Mantilla dijo: “Estamos esperando por el inicio del partido” (RCN, 7/2/2018). ‘Esperar’, como todo verbo transitivo, generalmente no rige ninguna preposición, por ejemplo, “estuvimos esperando la llegada de los ciclistas” o “el inicio del partido”. Sin embargo, cuando su complemento es de persona, rige necesariamente la preposición ‘a’ para determinarlo, verbigracia, “esperar a Pedro es una pérdida de tiempo”, muestra en la cual es evidente que no se puede suprimir la preposición. Cuando este verbo significa ‘confiar’, pide la preposición ‘en’, por ejemplo, “espero en la buena voluntad del alcalde para…”. Y hay frases semejantes en las que la preposición ‘a’ hace la diferencia: ‘esperar a que’ y ‘esperar que’. La primera expresa un período de tiempo de espera, verbigracia, “esperé a que viniera” (estuve un rato esperando), y la segunda, confianza, por ejemplo, “espero que venga” (confío en que él venga). ***

Gratamente sorprendido leí el siguiente titular de la columna dominical de la señora Fanny Bernal Orozco: “El trato a los viejos” (LA PATRIA, 18/2/2018). Gratamente, porque no acudió, con muy buen gusto, a los empachosos eufemismos de moda para designar con ellos a los que ya descolgamos setenta o más almanaques. Siempre he considerado una tontería que nos llamen ‘de la tercera edad’ o ‘adultos mayores’. ‘Viejos’ es lo que somos, y, como dicen, ‘a mucho honor’, porque llegar a ‘viejo’ algún mérito debe de tener. O ‘ancianos’, ¿por qué no? De ‘viejo’ anota Corominas: “1068. Del latín ‘vetulus’, ‘de cierta edad, algo viejo’, ‘viejecito’, que en latín vulgar sustituyó el clásico VETUS – ERIS, ‘viejo’, del que aquél era diminutivo”. Los eufemismos se deben utilizar cuando la palabra que reemplazan es a todas luces ofensiva. ¿Por qué no se le puede decir ‘enano’ a quien lo es? ¿Por qué no se le puede decir ‘negro’ a quien pertenece a esa raza? Al pan, pan; al vino, vino. ***

El adverbio de negación ‘no’ se utiliza no sólo para ‘negar’, sino también para ‘denegar’ y ‘rechazar’. Tiene muchos otros usos, entre ellos, su utilización antes de nombres abstractos en lugar del prefijo privativo ‘in-’, por ejemplo,  “la no determinación” por “la indeterminación” (‘falta de determinación’). Aunque esta construcción es castiza, su abuso perjudica nuestro vocabulario, como lo anota acertadamente la profesora Edith Angélica Bustos C.: “Oigo diariamente expresiones como estas: el no cumplimiento, la no compatibilidad, la no conformidad, la no moralidad, la no corrección… y ¡muchas más!” (19/2/2018). Esta forma de expresarse va poco a poco borrando del lenguaje los sustantivos ‘incumplimiento, incompatibilidad, inconformidad, inmoralidad, incorrección’, etc. Hay, sin embargo, casos en los cuales dicha construcción es necesaria por diferentes razones, verbigracia, cuando hablamos de la ‘no-proliferación de células malignas’, idea que expresamos así, o porque no hay otro término que lo reemplace, o por la dificultad de encontrarlo. En todo, el término medio.

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