28 de marzo de 2024

¡Testamento del toro de lidia!

Abogado, analista y columnista de opinión en El Espectador, Revista Semana y Eje 21.
11 de enero de 2018
Por Uriel Ortíz Soto
Por Uriel Ortíz Soto
Abogado, analista y columnista de opinión en El Espectador, Revista Semana y Eje 21.
11 de enero de 2018

Comunidad y Desarrollo

uriel ortiz

Señores contertulios de la fiesta brava: a pocos minutos de salir al ruedo para satisfacer vuestros instintos: masoquistas y bestiales, antes de morir, quiero dejar a vuestra consideración el siguiente legado:

Mi Nacencia fue como la de vosotros; hijo de un hermoso semental que se apareó con hembra de su misma raza; mi madre como a todos vosotros, me llevó en su vientre durante nueve meses, al nacer me cubrió de mimos y caricias, igual cómo lo hicieron vuestras madres al momento de nacer.

Durante los primeros meses de vida, como a todo ser viviente, mi madre me alimentó de leche materna, fortaleciendo de esta manera los lasos del amor maternal con sus hijos, – acto más sublime y bello promulgado desde los inicios de la humanidad por la divina providencia-.

Fui creciendo lo mismo que vosotros, como un hermoso becerro consentido por los dueños de la hacienda que me vio nacer, considero que lo mismo que ustedes, debí estar predestinado para cosas importantes de la vida, y no morir víctima de la mofa y la jauría en una plaza de toros, simplemente para satisfacer intereses mezquinos y económicos de mentes enfermas: masoquistas y demenciales.

Pecan de ignorantes, quienes dicen que las corridas de toros son actos culturales, cuando en honor a la verdad, es tal el salvajismo, que estremecen los más íntimos cimientos de la dignidad humana.

Nuestro peor suplicio se inicia con el encaste, sistema que utilizan los comerciantes de los toros de lidia, para saber si somos aptos y así morir en el ruedo de una plaza de toros en medio de una gritería humana embriagada por el licor, sedientos de violencia y de sangre contra nosotros los toros de lidia, que solo vinimos a este mundo producto del amor por obra y gracia del todo Poderoso.

Antes ser seleccionados como toros de lidia, se produce lo que se llama el encierro, nos someten a un trato tan inhumano, cruel y despiadado, que muchos no lo resisten y mueren en las jaulas del encierro, puesto que son torturados a tal extremo, que sus testículos,- para demostrar su bravura-, son traspasados por agujas.

Es un contrasentido, que la bella y primorosa ciudad de Manizales, reconocida mundialmente como culta, esté permitiendo las corridas de toros, que ya están prohibidas en varios países, atendiendo los más elementales principios de la moral, la razón, la ética y la no violencia.

 

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