28 de marzo de 2024

Pensando en mañana

8 de diciembre de 2017
Por Hernando Arango Monedero
Por Hernando Arango Monedero
8 de diciembre de 2017

Hernando Arango Monedero

hernando arangoComo es usual, nos devanamos la cabeza pensando en determinados problemas y en sus soluciones y, generalmente, perdemos de vista la solución que el problema requiere. Así es. Esa la razón por la cual en nuestro país se expiden normas y más normas en la creencia de que con la sola expedición de un decreto o una ley, todo se soluciona.

No obstante, al expedir esas normas, no miramos un tanto más adelante para sopesar los beneficios que la misma pueda traer o el desastre que pueden ocasionar, con lo que se vuelven nugatorias, cuando no contraproducentes, al objetivo que las motivó. Para muestra un botón: La expedición de una ley que buscó dar especial protección a las personas con algún tipo de discapacidad para que fueran empleadas de manera preferencial o ventajosa, dispuso que, al empresario que empleara una persona en discapacidad, se le disminuiría la carga derivada de la obligación de vincular aprendices en el Sena y otras gabelas. Tales ventajas fueron borradas con la disposición de la misma ley que establece la obligación de obtener licencia judicial en el caso de despido del empleado en discapacidad. Resultado: El empresario no quiere agregar otra carga a las ya establecidas para el caso de verse obligado a prescindir de un empleado. De hecho, es claro que quien emplea a una persona, en tal condición, es consciente de que la incapacidad de esa persona no le resta posibilidades al buen desempeño para el cual es contratado, razón por la que lo vincula a su empresa.  Y, al imponer esa estrafalaria condición para el despido, ahora vincular personas con discapacidad resulta un problema.

Y no nos quejemos ahora, con los resultados de las cosas que se han pactado para que las FARC dejen las armas. Ya veremos de qué manera resultará el Estado Colombiano incumpliendo con el sartal de compromisos y lo que de allí se desprende. Es así; como los que se acogen a la JEP ahora pueden hacer política, ya se les ve en algunas regiones en actividad y acompañados por sus compinches armados, como quiera que se pactó que serían sus guardaespaldas. Y, como ya son ciudadanos de superior jerarquía, nadie puede acercarse a pedir documentos y salvoconductos, porque ello se constituye en abuso de la autoridad contra civiles desarmados. Vaya! Y es sólo un ejemplo de lo que se viene en adelante y también de la forma en la que se manejará el proceso para las 16 famosas curules de las zonas de conflicto, que a las malas aún tratan de aprobar. Ah!   Y quede claro que las tales curules no serán para víctimas, porque víctimas serán quienes se plieguen a los mismos que las promovieron y   constituyeron y que hoy pueden presionarlos. Allí, también seguimos siendo ciegos, cuando no torpes e ingenuos que creemos en la asexualidad política de algunos y de los procesos a cumplir.

Y para aquellos que creen que como vamos, no vamos para tiempos peores, los resultados de las determinaciones de las Cortes y Consejo de Estado, nos marcan el camino para que las sentencias y disposiciones se establezcan con argumentos flojos, desprovistos de principios de Derecho y acomodados a lo que el momento demande, sin importar lo que es menester y respetar, para que la sociedad sepa a qué atenerse y que la seguridad jurídica sea imperante.

Y buscamos crear un Tribunal para aforados que juzgue a los magistrados y altos funcionarios que delincan. ¿Acaso no es mejor extremar los requisitos para acceder a esas altas dignidades y con ello nos evitamos tener que llevarlos luego ante los jueces?

¿Será que nadie oye? ¿Acaso los aplausos y afanes de algunos nos impiden también sentir? ¿Acaso no es posible mirar un poco más adelante para que podamos prever y construir un país en el que podamos vivir sin sobresaltos?

¡Dios nos tenga de su mano!

  Manizales, diciembre 8 de 2017.