19 de marzo de 2024

Medio siglo cambiando corazones

3 de diciembre de 2017
3 de diciembre de 2017

Por Guillermo Romero Salamanca

El 3 de diciembre de 1967 el mundo seguía paso a paso, gracias a los efectivos teletipos de las agencias de prensa AP, UPI y France Press, las incidencias en Ciudad de El Cabo, en Sudáfrica, de una intervención quirúrgica que abriría un nuevo camino al mundo médico: el primer trasplante de corazón.

El médico sudafricano Christiaan Barnard estudiaba desde hacía años, la posibilidad de hacer esta delicada operación en humanos. De hecho, en 1954 había realizado el primer trasplante de riñón. Durante meses había ejercitado con ratones, conejos y otros animales pero llegó el día de hacerlo en personas y el escogido resultó ser el lituano Louis Washkansky, un comerciante, deportista y soldado en la Segunda Guerra Mundial pero que sufría de diabetes y padecía de una miocardiopatía.

Barnard le explicó todos los riesgos posibles y esperaban entonces un donante. Días después ocurrió un accidente en el cual fallecieron Denise Darval, una joven oficinista de 25 años  y su madre, pero el cirujano encontró así la ocasión para efectuar la delicada operación que tardó nueve horas y en la que participó un equipo de más de 20 cirujanos.

Mientras ocurría la intervención, en Colombia, veían el evento como algo anecdótico y don Eduardo Luna y Sepúlveda, un famoso locutor de Radio Luna en Palmira, hablaba del tema y ponía canciones como “Mucho Corazón” de la mexicana Emma Elena Valdelamar, vocalizada por Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, conocido como Benny Moré. Hacía referencia  a la operación y la solución que habría ahora por emergencias por el despecho:“Di si encontraste en mi pasado una razón para olvidarme o para quererme…Pides cariño, pides olvido si te conviene, no llames corazón lo que tú tienes…”

Y seguía con temas como “Corazón corazón”, cantada por Pedro Infante: “Es inútil dejar de quererte, ya no puedo vivir sin tu amor, n me digas que voy a perderte, no me quieras matar corazón. Yo que diera por no recordarte, yo que diera por no ser de ti, pero el día que te dije te quiero, te di mi cariño y no supe de mí. Corazón, Corazón, no me quieras matar corazón”.

Mientras pasaban las canciones, don Eduardo Luna, chistorete con los comerciales decía, por ejemplo: “Si su suegra es una joya, Funeraria Santa Cruz le tiene su estuche”.

Después se volvía serio y se remitía a los télex que registraban los acontecimientos en Sudáfrica. Se supo entonces que el nombre completo del cirujano era Christiann Neethiling Barnard y que había nacido el 8 de noviembre de 1922, se había graduado en 1953 y había estudiado en la Universidad de Minnesota en Estados Unidos.

En sí era una operación en un país desconocido, hecho por un médico poco reconocido.

El 21 de noviembre de 1967 Louis Washkansky falleció por una neumonía y sería de nuevo noticia en el mundo entero.

Barnard hizo una nueva operación en enero de 1968 que resultó un éxito total.

Estas cirugías se volvieron más comunes y, por ejemplo, en agosto del 2016, la organización Texas Heart informaba que cada día se realizan miles de intervenciones quirúrgicas cardíacas en los Estados Unidos. “A pesar de la escasez de órganos de donante, más de 2300 personas recibieron un trasplante de corazón”, explicó.

La Sociedad Internacional de Trasplantes de Corazón y Pulmón indicaba en el 2016 que, cada año, más de 3.800 pacientes –incluyendo más de 500 niños reciben un corazón nuevo. “Se realizan más de 3.500 trasplantes de pulmón anualmente. Algunos pacientes requieren de un trasplante de corazón y de pulmón al mismo tiempo”, señala la entidad.

El banquero David Rockefeller, cuando le pusieron mayo del 2015 su sexto corazón dijo:  “Cada vez que recibo uno nuevo es como un aliento de nueva vida, yo siento regresar la energía y la vida”, les dijo a los periodistas que fueron a entrevistarlo. Dos años después falleció.

En Colombia, el primer transplante cardíaco se realizó en diciembre 1 de 1985, en un paciente de 36 años de edad, en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl de Medellín por los doctores Álvaro Velásquez, Fernando García y Alberto Villegas Hernández de la Clínica Santa María de la misma ciudad.

El 2 de septiembre del 2001 descansó en la paz del señor el famoso médico, pero aún se recuerda una de sus famosas frases: “Piense en grande y sus hechos crecerán. Piense en pequeño y quedará atrás. Piense que puede y podrá. Todo está en su actitud mental”.