28 de marzo de 2024

Catar y catar  

1 de diciembre de 2017
Por Rubén Darío Barrientos
Por Rubén Darío Barrientos
1 de diciembre de 2017

Largo & Ancho

Por Rubén Darío Barrientos G.

Catar, es un estado soberano árabe ubicado en el oeste de Asia, que posee la tercera mayor reserva mundial de gas natural, lo que lo ha convertido en el país con mayor renta per capita del planeta. Además, es uno de los pocos países en los que sus ciudadanos no pagan ningún tipo de impuestos. Ha sido elegido como país organizador de la Copa Mundial de Fútbol de 2022, el primer país árabe que lo consigue. Catar (sin ce mayúscula), es: degustar, saborear o paladear. Y Luis Bedoya, es un economista y exdirigente de fútbol que se desempeñó como presidente de la Federación Colombiana de Fútbol desde 2006 hasta 2015. Escaló hasta llegar a ser vicepresidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, “Conmebol”.

Ahora vamos a entroncar estos tres temas: Un alto funcionario del gobierno de Catar, contactó a Luis Bedoya para que vendiera su voto en favor de ese país, para ser sede de la Copa Mundo 2022. Esto se remonta al año 2010. Un personaje sombrío le dijo a Bedoya que pidiera USD$ 10 millones por los tres votos de Suramérica, pero que ese billete lo tenía que repartir entre los presidentes de seis federaciones. Catar ganó, finalmente como fruto de la corrupción, derrotando a Estados Unidos. De igual forma, el avieso expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, recibió entre el 2007 y el 2015, coimas por más de USD$ 3 millones para favorecer a la empresa Full Play, con los derechos de transmisión de la Copa Libertadores y la Copa América. Seguramente, este personaje pudo catar mucho whisky, luego de coronar este dinero largo y maldito.

La Comisión Ética de la Fifa, suspendió de por vida toda actividad ligada al fútbol de Luis Bedoya, quien acaba de confesar ante una Corte de Nueva York (Brooklyn), que hubo coimas, tajadas y mordidas en el asunto Catar y admitió los delitos de conspiración de soborno y fraude en transferencia bancaria. Bedoya no es el único caso, pues hay 34 personas comprometidas, entre dirigentes del fútbol y empresarios, de cometer delitos como sobornos, fraudes y lavado de dinero, de una manera ruin. La cosa es tan tenaz, que ya se suicidó el primero: el argentino Jorge Delhon, luego de que Alejandro Burzaco (excapo de torneos Fifa), en el proceso conocido como Fifa-Gate, lo acusara de recibir sobornos.

Es una ignominia que para elegir una sede de un mundial, para los derechos de transmisión de un certamen futbolero y para designar un patrocinador, tenga que rumbar la plata en cantidades exorbitantes para una repartija inmunda entre emisarios, presidentes de federaciones de fútbol y empresarios, en una cometa impúdica y nefanda. Bedoya, nuestro embajador del fútbol, tenía una cuenta secreta en Suiza para recibir los sobornos. En noviembre de 2015, marchó a Nueva York con su esposa, y en pleno vuelo (luego de decirle que iban a un viaje de placer), le contó que el propósito del viaje era el de entregarse en esa ciudad, colaborarle a las autoridades para buscar beneficios y aceptar cargos por corrupción y desvío de dineros.

Bedoya, tendrá que devolver los sobornos que recibió en su cuenta de Suiza. Los angelitos de Nicolás Leoz, Ricardo Texeira, Julio Grondona y Luis Bedoya, fueron los dirigentes más corruptos del continente en esta materia de sobornos. Bedoya, exmesero y exvendedor de frutas en un mercado de Pereira, cuando era presidente de la Federación, en ocho años, brincó de dos a once patrocinadores de la Selección Colombia (¿Cuánto recibiría?). Y tras la salida de Bolillo Gómez como seleccionador absoluto, Bedoya terminó negociando a solas con Pekerman (¡Qué miedo!) y a él se le atribuye el éxito de ir al Mundial con el argentino.

Es una deshonra lo de este dirigente torcido y falto de ética. Pareciera ser que cualquier torneo, así sea de parqués o catapis, tiene la mano peluda del soborno y del vil billete. No solo hay políticos corruptos, también hay dirigentes del deporte en igual impudicia. Por Catar y por catar, Bedoya arruinó su vida y la de los dirigentes deportivos mundiales.

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