18 de abril de 2024

Levantando murallas.

10 de octubre de 2017
Por Víctor Zuluaga Gómez
Por Víctor Zuluaga Gómez
10 de octubre de 2017

Víctor Zuluaga Gómez

“La ideología puede imponerse a la economía y a la razón. Siempre infravaloramos el poder de las emociones. Y la más poderosa de todas es el miedo a que el ‘enemigo’ pueda quitarte tu territorio. Si la propaganda nacionalista consigue crear ese terror, el paso hacia el conflicto está ya dado. Después llega el primer baño de sangre y el problema se convierte en algo real. El olor de la sangre dispara la confrontación.” Lo dice la periodista croata  Slavenka Drakulic, quien vivió de cerca la atomización de Yugoslavia.

Hubo épocas en las cuales, la única manera de estar a salvo de invasiones de grupos nómadas beligerantes, como los mongoles, fue la de levantar una muralla y  así lo hicieron los chinos. Hoy, dicha muralla es un atractivo turístico.

Hubo también épocas como la Edad Media en donde la aristocracia levantó enormes castillos y murallas a su alrededor para protegerse de grupos también nómadas como fueron los visigodos, ostrogodos, francos, suevos y germanos. Hoy, esas murallas y esos castillos que reforzaban el aislamiento, son enormes atractivos turísticos, diseminados por toda Europa. Y ni qué hablar del nacionalismo alemán predicado por Hitler que pretendía desaparecer a todos los grupos humanos diferentes a los arios.

Era, en la antigüedad, un planeta enorme para una población relativamente pequeña, mundo caracterizado por la dispersión, la lejanía, el autoabastecimiento. Pero vinieron los grandes desarrollos tecnológicos y científicos y aumentó de la población de una manera espectacular y ese mundo que en el pasado fue de enormes proporciones, hoy en día puede ser recorrido en avión, con una rapidez que ya no se necesitan los 80 días para darle la vuelta, tal como lo planteó en su momento Julio Verne.

Así que hoy asistimos a un mundo que se presenta globalizado y de alguna manera el globo nos está sugiriendo que a medida que crecemos nos vamos encontrando y buscando la manera de convivir en medio de la diferencia que podamos tener los distintos pueblos del mundo.

Vemos, sin embargo que el Presidente Trump habla de construir una muralla para aislar a los mejicanos, también asistimos al movimiento de los catalanes que quieren montar rancho aparte de la nación española. En síntesis, como dice Slavenka, la ideología se impone a la economía y a la razón. Y Yo diría que incluso no es ideología sino un instinto animal relacionado con la territorialidad. En ese orden de ideas, Colombia tendría que dividirse en mil territorios para que en ellos se pueda encontrar cierta homogeneidad entre sus pobladores: paisas, santandereanos, costeños, llaneros, chocoanos, caucanos, indígenas, afrodescendientes, etc. Sin embargo, bueno sería que se impusiera la razón, que nos lleve a convivir de una manera pacífica, en medio de la diferencia. Las muralla físicas o mentales las debemos derrumbar, así en relación con las primeras lo hagamos también, mentalmente.