28 de marzo de 2024

Pablo VI, Juan Pablo II y Francisco, visitantes de una Colombia de épocas diferentes

3 de septiembre de 2017
3 de septiembre de 2017

  • En ese periodo Colombia habrá recibido en tres oportunidades la visita del máximo jerarca de la Iglesia católica. También en esas casi cinco décadas se escribieron páginas lacerantes en la historia del país y solo al final del 2016 la naciente esperanza de la paz comenzó a hacerse realidad.

Bogotá, 03 de septiembre_ RAM_ Desde el 22 de agosto de 1968 al 6 de septiembre de 2017 pasaron 49 años, días más días menos.

En ese periodo Colombia habrá recibido en tres oportunidades la visita del máximo jerarca de la Iglesia católica, también en esas casi cinco décadas se escribieron páginas lacerantes en la historia del país y solo al final del 2016 la naciente esperanza de la paz comenzó a hacerse realidad.

El 22 de agosto de 1968 el entonces Presidente Carlos Lleras Restrepo dio la bienvenida a Pablo VI, en la que constituyó la primera visita de un Papa a Latinoamérica.

En la década del 60 el país comenzaba a recuperarse de la llamada “violencia Partidista”, para dar paso a las guerrillas de las Farc y el Eln que durante los siguientes 50 años, junto con la violencia del narcotráfico y la de los paramilitares, pusieron a Colombia al borde de ser un estado inviable.

Lleras Restrepo fue el tercer presidente del Frente Nacional (1958), mecanismo alternativo de poder producto de los pactos de Sitges y Benidorm, con el que los partidos tradicionales, Liberal y Conservador, buscaron detener la violencia que cubrió buena parte del país entre las décadas de los 40 y los 50.

Años después el mandatario liberal integró una Comisión de Paz en el gobierno del conservador Belisario Betancur Cuartas.

Del Siglo XX al Siglo XXI

En 1982 las Farc fueron reconocidas como un interlocutor político en un proceso de paz. Lo hizo el presidente Belisario Betancur. Su propuesta era encontrar una salida negociada con las guerrillas.

El 19 de septiembre de 1982, un mes después de su posesión, Belisario Betancur creó una Comisión de Paz de 34 integrantes para dar viabilidad a su proyecto político. Al frente de la Comisión fue designado el expresidente Carlos Lleras Restrepo, quien renunció diez días después, razón por la cual asumió el exministro liberal Otto Morales Benítez, quien había cumplido misiones de paz en los años 50.

El 1° de julio de 1986 llegó a un país adolorido por la tragedia de Armero, y todavía estupefacto por la toma cruenta del Palacio de Justicia el Papa Viajero, Karol Wojtyla.

El recibimiento de Juan Pablo II correspondió a Betancur Cuartas, quien ocho meses atrás enfrentó la pérdida de eminentes juristas en la toma del Palacio de Justicia y la desaparición de una población de más de 25 mil personas devorada por la avalancha del Volcán Nevado del Ruiz.

Los 90 son por su carga de violencia y dolor una década marcada a fuego para los colombianos que la vivieron y la supervivieron, y un capítulo de historia contemporánea de insoslayable estudio para quienes no la soportaron, para que tales hechos nunca más ocurran.

31 años más tarde

Después de más de tres décadas otro Obispo de Roma vendrá a una Colombia diferente. Llegará a un país con esperanza y confianza en un futuro mejor.

El papa Francisco, primer Pontífice latinoamericano de la historia, transmitirá con su  presencia y en su mensaje el primer paso hacia la reconciliación de los colombianos.

Hoy, 49 años después de la primera visita papal, el Presidente Juan Manuel Santos podrá decirle a Francisco que la paz no tiene marcha atrás.

Hace apenas nueve meses, en pleno diciembre nórdico, el Presidente al recibir el Premio Nobel de Paz en Oslo, Noruega, le dijo al mundo:

“En 1982 –hace 34 años– comenzaron los esfuerzos para alcanzar la paz de Colombia mediante el diálogo.

Ese mismo año, en Estocolmo, Gabriel García Márquez, quien fue mi aliado en la búsqueda de la paz, recibió el Premio Nobel de Literatura, y habló de “una nueva y arrasadora utopía de la vida (…) donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.

Hoy Colombia –mi amado país– está disfrutando de esa segunda oportunidad, y les doy las gracias, miembros del Comité Noruego del Nobel, porque en esta ocasión no solo premiaron un esfuerzo por la paz: ¡ustedes ayudaron a hacerla posible!

El sol de la paz brilla, por fin, en el cielo de Colombia.

¡Que su luz ilumine al mundo entero!”.