28 de marzo de 2024

COTIDIANAS

20 de julio de 2017
Por Perito en Lunas
Por Perito en Lunas
20 de julio de 2017

Por Perito en Lunas

Prólogo Uno

No quiero desperdiciar, como es lo normal, los apuntes que los contertulios frecuentes o de ocasión, conocidos o acabados de  presentar, sueltan así, con espontaneidad, humor, o molestia, y con todas las demás gamas de reacción esperables, y hay veces que inusitadas, para mi sorpresa. Como se trata de lo que piensa la gente, en general, y no de rumores, creo que también merece ser registrado, como son las fuentes que lo provocan.

La política twiteriada, y su difusión multiplicada en facebook, por lo común agresiva, graciosa a veces, vulgar siempre, proceda de la fuente que sea, y con reiterada frecuencia, deprimente, por su carencia mental, su falta de sindéresis y su deformada ortografía,  más que reflejar tendencias, es la manifestación del clima moral que se vive, y muestra inverosímil de que lo que vendrá, no va a ser mejor, que aquello que creemos estar dejando.

Carlos Eduardo Uribe

El autor de “El festín del enano en Cuchavitra”, su última obra, es un escritor manizaleño que hizo teatro y cine, libros de cuentos, que vive hoy casi que retirado del mundanal  ruido, y está en un momento vital y espiritual, intenso, de recuerdos, meditaciones y escritura, del que da a disfrutar con cierta continuidad, en la red social más usada hoy en el mundo.

Con un amigo común,  llegué a la conclusión de que sus pensamientos sobre los sucesos, incluso sobre la política actual, son de una gran serenidad.  Fue a este propósito, que mi contertulio me dio a conocer, el envío que le hizo a Carlos Eduardo, acerca del fastidioso y sintomático asunto que se ha presentado entre  el expresidente Alvaro Uribe Vélez y el burlón columnista de Semana y actor de Youtube, Daniel Samper Ospina. Aquí va el texto pertinente.

Finca antioqueña vs. salón bogotano

Me parece querido  que al asunto hay que quitarle música. Que el hecho de tocar un intocable de un gremio intocable, que ha vuelto lo mediático, un constante atizador de las pasiones y los odios colombianos -este de FB- el peor, dan ganas de llorar. La verdad es que el doctor Uribe, respetable por tantas cosas que ni recuerdan, ni respetan, pero criticable por muchas otras, desciende con el solo hecho de pararle bolas no solo a este, sino a figuras menores, a expresiones bajas, a calumnias o a versiones infames. El problema del doctor Uribe, como de muchas personas, es su falta absoluta de humor. Todo lo que le tiran, lo rebota de inmediato. No le hace el esguince, la mirada de reojo, el juego despectivo de celebrarlo en forma oblicua, que en política vuelve a cualquiera, invulnerable. Pero lo primero que requiere el humor, no el chiste, sino el humor, que es una cualidad superior de los más inteligentes, y lo que hace brillantes hasta aquellos que no lo son tanto, comienza con el aprendizaje a reirse de uno mismo. A no tomarse tan en serio, las cosas que no se toman así. Doña Lina sufre por ello, y todos los que lo quieren. Lo saben sus enemigos más que él. Y se metió con la samperocracia, una casta aristocrática que tiene influencia desde la colonia, en el aspecto intelectual, con  personalidades relevantes, y cuya decadencia, la encarna Danielito, cuyo humor, como el del admirado Klim, es clasista, absolutamente sabanero, bogotanísimo, que se ha burlado toda la vida de «lo paisa», por sus maneras, falta de refinamiento y de sutileza, sin la diplomacia hipócrita o finura, si se quiere, de los salones de «los Urruchurto». Hasta los que estaban con él en su gobierno, hacían del chaleco cortico y mal puesto en Inglaterra, de la montada a caballo con un tinto, de la embutida del carriel al Papa, de todas esas conductas espontáneas, humanísimas y muy de nuestras entrañas, chacota en sus comidas familiares y de club. Por ser frentero, lo contrario de un bogotano clásico, llega al extremo de no ignorar y pasar por alto miles de cosas que le dicen, que le atribuyen, en vez de centrarse en las cosas fundamentales. Cuando uno se baja a responder a los que atacan con lodo, es imposible no untarse de lodo. Se debe seguir igual, se lava en casa lo que sea, y se olvida, tantas veces cuantas suceda. Ahí no hay nada. Solo le hizo eco a lo que otra persona escribió. Y los argumentos de Robledo en su pelea jurídica con el fiscal, son los mismos que puede usar Uribe y cualquier senador. Gústenos o no.