28 de marzo de 2024

Añoro, valer, hambre, violentismo

Profesor y catedrático, algunos años; rebuscador, otros tantos, y hoy, escritor y defensor ferviente de nuestro hermoso lenguaje castellano.
18 de julio de 2017
Por Efraim Osorio
Por Efraim Osorio
Profesor y catedrático, algunos años; rebuscador, otros tantos, y hoy, escritor y defensor ferviente de nuestro hermoso lenguaje castellano.
18 de julio de 2017

Quisquillas de alguna importancia

efraim osorio

‘Añoranza’, para mi gusto, una de las palabras más hermosas del castellano… 

 “Añoro todo lo que tuve / lo que tuve retuve / y eso no me lo quita nadie”. ‘Añoro’, tanto en esta canción de Albert Pla como en cualquier otra oración, es exclusivamente una inflexión del verbo ‘añorar’ (“pensar con tristeza en un ser querido ausente, en la patria que se ha abandonado o en otra cosa querida y perdida”), puntualmente, la primera persona del singular del presente de indicativo. Un columnista de La Patria la convirtió en sustantivo en la siguiente frase: “Es tal el añoro por el pasado, que esta semana…” (Alejandro Samper Arango, 1/7/2017). Es ésta una conversión que no se debe hacer, para no caer en la anarquía semántica que corrompe el idioma y lo va privando de su prístina belleza. Hay verbos que sí tienen el mismo término para esa primera persona y para su sustantivo, verbigracia, ‘cantar’, que hace ‘yo canto’ y ‘el canto de las aves’. ‘Añoranza’, para mi  gusto, una de las palabras más hermosas del castellano, es la acción y efecto de ‘añorar’. Tiene sinónimos, entre otros, ‘nostalgia, melancolía, morriña, evocación’, voces que, como todo sinónimo, deben emplearse de acuerdo con lo que se quiere expresar. ***

Garrafal, el error que quedó impreso por los siglos de los siglos en la siguiente nota de Colprensa: “Y en otra orilla están quienes sostienen que las Farc se valerán  de figuras públicas que no tienen el rótulo de guerrilleros…” (LA PATRIA, 4/7/2017). ‘Valer’ es verbo irregular, y pertenece, en la clasificación de don Andrés Bello, a la octava clase de verbos irregulares, en la que tiene de compañía únicamente al verbo ‘salir’, cuyo futuro simple de indicativo es como sigue: ‘saldré, saldrás, saldrá, saldremos, saldréis, saldrán’; el de ‘valer, así: ‘valdré, valdrás, valdrá, valdremos, valdréis, valdrán’. Una diferencia notable en la conjugación de estos dos verbos es el imperativo singular de segunda persona: ‘sal’, para ‘salir’; ‘vale’, para ‘valer’. Otra diferencia se presenta en la segunda persona del plural del presente de indicativo: ‘salgo, sales, sale, salimos, SALÍS, salen’; ‘valgo, vales, vale, valemos, VALÉIS, valen’. Los otros tiempos irregulares son el presente de indicativo, ‘valgo,  vales; salgo, sales, etc. El pospretérito o potencial, ‘valdría, valdrías; saldría, saldrías’, etc. El presente de subjuntivo, ‘valga, valgas; salga, salgas’, etc. Y el imperativo, ‘vale, sal, etc. *** 

El editorialista de El Tiempo cometió un error gramatical, inexplicable, en la siguiente información: “…-tantas de ellas, 65 millones desplazadas- que padece el abominable hambre del siglo XXI la sufren en lugares sitiados por el conflicto armado…” (5/7/2017). Es cierto que ‘hambre’, por ser nombre femenino que empieza con sílaba acentuada, pide el artículo masculino, pero únicamente cuando lo precede inmediatamente. Si algo se interpone entre los dos, el artículo tiene que ser el femenino, en este caso, así: “…que padece la abominable hambre…”. Con el siguiente ejemplo lo verá con más claridad: “La hermosa ánfora”, pues, evidentemente, no puede decirse “el hermosa ánfora”, tampoco, “el hermoso ánfora”. Elemental. ***

Siempre he dicho, y en esto no tengo por qué ser original, que no todas las palabras castizas están asentadas en los diccionarios. Por razones obvias. Entre ellas, algunas que, por su construcción lógica, se convierten en neologismos, porque nunca fueron empleadas. ¿Estará entre éstas ‘violentismo’? La singularizo, porque leí lo siguiente en el portal electrónico Eje XXI: “Un grupo de al menos 30 violentistas ingresó a la Asamblea Nacional de Venezuela…” (5/7/2017). Según el significado que el sufijo ‘-ismo’ le da a la palabra a la cual se pospone, en este caso se trataría o de una doctrina, o de un sistema, o de una escuela, o de un movimiento que tiene en la ‘violencia’ su razón de ser. Me inclino por ‘movimiento’, que podría ser definido así: “Movimiento que se vale de la violencia como medio para imponer sus políticas o para lograr sus aspiraciones”. Así, ‘violentista’, adjetivo masculino y femenino, sería quien practica el ‘violentismo’. Pero, y es la pregunta que se me ocurre, ¿pueden ser calificados de ‘violentistas’ los vándalos que de manera alevosa atacaron a los legisladores venezolanos? No lo creo, porque, primero, no hay tal ‘movimiento’, y segundo, no dejan de ser unos criminales, ni más ni menos. ***

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