19 de abril de 2024

Deporte y paz a la colombiana

20 de junio de 2017
Por Diego Calle Pérez
Por Diego Calle Pérez
20 de junio de 2017

CORTO Y PUNTUAL

Por: Diego Calle Pérez.

El deporte como un gran espectáculo comercializado es hoy en día el mejor aliciente para millones de gentes. El fútbol es sin lugar a dudas el que mueve millones de personas y con sumas que jamás alcanzamos a contabilizar.

Surge la pregunta: ¿Cuáles son los problemas-fuera del simplemente electoral- que más preocupan al pueblo colombiano? Ni la bomba en el Centro Comercial Andino en Bogotá, ni el desempleo, ni el hambre que se padece en algunas ciudades y pueblos de departamentos, ni la falta de agua potable. Estos logran mucho menos espacio en los medios de comunicación que el deporte y más si se trata de una final de fútbol.

La gente olvida sus problemas esenciales por hablar de los ciclistas que están en Europa, los futbolistas que van al mundial de Rusia 2018, los campeonatos nacionales, los Giro de Italia y el Tour de Francia, lo de la vuelta a España y de Nairo que representa una marca de telefonía y no a café de Colombia como debería de ser.

Salimos de unos diálogos de paz para entrar a conversar con los partidos políticos tradicionales el devenir de una paz necesaria para aumentar la economía y el producto interno bruto nacional. En pocos meses el Mundial, la nueva copa de fútbol de las Américas, la venida del Papa Francisco y otros temas que se asoman en la agenda tropical. Y no es el pan y circo al mejor estilo de la Roma de los grandes emperadores y senadores.

Los precios de los artículos alimenticios son cada día más altos, el conseguir un trabajo es cada vez más duro, la vivienda más escasa, los servicios médicos son insuficientes. Pero el pueblo sigue entretenido con los partidos eliminatorios al mundial de fútbol. Cuántos goles faltan para clasificar, cuantos premios lleva Nairo y cuánto vale un jugador del nacional con 16 copas por mostrar. Estos son los temas más comunes entre los colombianos.

Sostenidos por las cadenas radiales, por la televisión, por la poca prensa, por todos los medios virtuales, salen airosos los senadores que hablan mal del proceso de paz, sin mirar atrás, porque en Colombia no hay memoria sino para el deporte del balompié.

Nuestra economía, nuestra salud, nuestra seguridad, nuestra educación, nuestra cultura. Son tratadas superficialmente casi que casualmente. Lo que se trata a fondo, con todo detalle, es el partido de fútbol. Ese es el verdadero interés. Como diría Marx ya muerto y enterrado: “es el opio del pueblo”.

Mientras en la Guajira, -se mueren niños de hambre-, en otros municipios Colombianos se derrochan millones en fiestas tradicionales y algunos alcaldes paralelamente presentan otras propuestas diferentes al plan de desarrollo que avalaron con el voto los ciudadanos. En Montería se pierde la construcción de un gran estadio y millones de pesos sin justificar.

En muchos pueblos están reaccionando, algunos veedores ciudadanos están motivando consultas populares para derrocar mandatarios locales que piensan en sus bolsillos personales. Esperemos no salir a las calles a gritar: “No queremos goles, queremos comida”