29 de marzo de 2024

Tallado en piedra

Comunicador Social-Periodista. Especialista en Producción Audiovisual. Profesor universitario, investigador social y columnista de opinión en diferentes medios de comunicación.
26 de mayo de 2017
Por Carlos Alberto Ospina M.
Por Carlos Alberto Ospina M.
Comunicador Social-Periodista. Especialista en Producción Audiovisual. Profesor universitario, investigador social y columnista de opinión en diferentes medios de comunicación.
26 de mayo de 2017

Por Carlos Alberto Ospina M.

Una de las cosas más absurdas es esculpir una promesa, cincelar frases huecas sobre la lápida de una tumba, escribir el nombre de alguien en la corteza de un árbol y perpetuar la ignorancia por medio la sumisión a un ideal irrealizable. “Nuestro sueño es un mundo sin pobreza”, así reza la piedra tallada a la entrada de la sede del Grupo Banco Mundial en Washington. El organismo conformado por 189 países, se vanagloria de alcanzar el objetivo de desarrollo del milenio (ODM) de reducir la pobreza extrema a cerca de 900 millones de personas, quienes subsisten con menos de US1,90 al día; es decir, $5.800 pesos colombianos. ¿Cómo se puede lograr un desarrollo sostenible con ese impúdico umbral de pauperización?

Da escalofrío y repugnancia leer en el Informe Anual del Banco Mundial 2016 que “Los niños de una escuela de la República Democrática Popular Lao disfrutan de agua limpia para lavarse antes del almuerzo”. En serio, esto parece más una frase populista de un político corrupto en plan de calmar las protestas en Buenaventura y Quibdó, que un destacado logro del mencionado prestamista global. A reglón seguido, agrega que invertir en “los niños pequeños es lo más inteligente que puede hacer un país”. ¡Descubrieron el agua tibia! Cuando se trata de juicio y selectividad en la inversión social, Colombia, se caracteriza por la falta de prioridad. De los 1.687 millones de dólares aprobados por el Banco Mundial para la vigencia de 2017, equivalentes a 280 proyectos, sólo 52 están destinados al abastecimiento de agua, saneamiento, alcantarillado y manejo de residuos. En cambio, 137 planes corresponden al gobierno central, departamental y del orden municipal relacionados con temas de la administración pública, la justicia, la reforma política, la gestión económica, entre otros contenidos que poco aportan a la reducción de la pobreza extrema en el país. ¿Hablamos de prosperidad inclusiva?

Paradójico, mientras las instituciones financieras certifican que “el mundo goza de mucha más prosperidad”, el compromiso para reducir la pobreza multidimensional está basado, no en la bonanza compartida y el desarrollo sostenible; sino en la restricción de los mercados financieros, las altas tasas de intermediación y el incremento de los flujos de capital volátiles, que ven en las denominadas economías emergentes y países en desarrollo, importantes centros de explotación de materias primas; en especial, en el sector de los recursos naturales no renovables.  La sociedad moderna se debate entre las necesidades creadas por el consumismo, a riesgo de destruir la naturaleza, y la preservación del medio ambiente. La contradicción es indiscutible. Parte de la óptica de los investidos animalistas que siguen consumiendo carne de todo tipo de especies, pasando por los veganos extremistas y los defensores de los páramos; todos, absolutamente todos, utilizan materias primas extraídas de la madre tierra.

154 mujeres de cuatro (4) municipios antioqueños fueron diagnosticadas con presencia de mercurio en la leche materna, transfiriendo a sus bebés el mortal elemento químico. El gobernador del departamento, Luis Pérez Gutiérrez, dijo que “Antioquia es el lugar del mundo con más mercurio”. Se le olvidó al mandatario, aclarar que ese metal presenta diferentes formas de liberación y de exposición a través del agua, el aire y la tierra, lo que afecta a las personas y los ecosistemas. También soslayó, Pérez Gutiérrez, divulgar que miles de mujeres únicamente cuentan con la contaminada leche de pecho para alimentar a sus criaturas. Ahora, ni a palos, se pueden impulsar las campañas de lactancia materna en el Nordeste y el Bajo Cauca antioqueño, en razón a la alta contaminación ambiental y de las fuentes de agua, resultado de la minería ilegal y la explotación sin control de diferentes metales preciosos.

La pobreza extrema, al parecer, no mueve el estupor ni el rechazo de los defensores de animales. En Colombia se producen más de 40.000 toneladas anuales de comida para mascotas, sin contar las importaciones. Las ventas de esas mercancías crecen un promedio del 13% anual. Este incremento se desagrega en gastos fijos, así: $300.000 en comida, $100.000 en el veterinario, $300.000 en peluquería o spa, $150.000 en productos de cuidado y belleza, entre otras categorías como ropa y accesorios que alcanzan el promedio de más de $850.000 mensuales; o sea, que diariamente los dueños de gatos y perros derrochan en promedio $28.333, equivalente a Cinco Veces Más de US 1,90 ($5.800) con lo que subsisten a diario 900 millones de personas en el mundo. La “humanización de las mascotas” significa, en muchos casos, la indolencia hacia el ser humano. El Salario mínimo legal vigente en Colombia es de $737.717, lo que representa que los propietarios de mascotas, invierten 447 veces más en sus animales, que en el umbral establecido de pobreza extrema en el mundo. En nuestro país hay 4.068.000 individuos en condición de escasez multidimensional. Esto quiere decir, que padecen diversas carencias en el ámbito de la salud, la educación y el nivel de vida, según Human Development Reports de las Naciones Unidas.

De acuerdo con el Dane, en 2016, el 28% de los colombianos estaban en condición de pobreza monetaria y 4.000.000 se encontraban en miseria extrema. El 19,5% de los habitantes de Quibdó no pueden satisfacer sus necesidades mínimas de agua potable, techo, salud, educación y alimento. La malnutrición de los niños es una pandemia y exige declarar el estado de emergencia social. La situación descrita de abandono e indiferencia estatal lleva décadas. Los chocoanos son millonarios en recursos naturales y por desgracia, también son “mendigos” a causa de la corrupción.

“Nuestro sueño es un mundo sin pobreza” aclama el Banco Mundial, cuando la realidad y la lógica del planeta va en contravía a ese ideal. Así, lo ratifica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, al recomendar que se implemente en Colombia un “salario mínimo diferenciado por regiones y edades”. Nada más discriminador, arbitrario e inconstitucional. Este organismo le pone la cereza al postre, insistiendo que se debe aumentar y equiparar la edad de jubilación entre hombres y mujeres, supuestamente, porque las “expectativas de vida son más altas”. ¿Cuáles esperanzas? Más de 8.545.000 nacionales viven en condiciones de pobreza absoluta. Un (1) dólar y noventa centavos (90) para 24 horas de subsistencia.

Al respecto, ¿Qué dice el presidente Santos? Firmará “en piedra, en mármol o en lo que usted diga”, igual que lo aseveró el 4 de junio de 2010, que no subirá la edad de jubilación. ¡Tranquilo, sin pena! Amigo lector, puede reírse.

Nota pie de página – Enfoque crítico. 45 Mil Millones de Pesos se gastará Bogotá en la realización de la consulta en contra de la celebración de corridas de toros en la capital. Lo que equivale a 61.000 salarios mínimos mensuales y a 7.758.620 mínimos vitales para personas en condición de extrema pobreza, quienes subsisten con US1.90 ($5.800) diarios. De igual forma, se asemeja a un (1) mes de salario básico para el 92% de los colombianos que padecen pobreza absoluta. La defensora de animales, Natalia Parra, promotora de la consulta, dice tener un dilema moral entre “salvar una cucaracha y un niño”. Es evidente su posición deshumanizante e inmoral.

Dicha consulta prohibicionista está condenada al fracaso. Por un lado, necesita un resultado de 1.500.000 votos a favor, lo que indica que “esa platica se perderá”. Por el otro vértice, la Corte Constitucional ordenó al Congreso de la República definir, en un plazo de dos años, el destino de esas tradiciones culturales y artísticas en el marco de los derechos fundamentales de las minorías.