29 de marzo de 2024

Portugués para legos

Fue director de Colprensa y ha sido corresponsal de Radio Francia Internacional y de la DW (Voz de Alemania).
30 de abril de 2017
Por Óscar Domínguez
Por Óscar Domínguez
Fue director de Colprensa y ha sido corresponsal de Radio Francia Internacional y de la DW (Voz de Alemania).
30 de abril de 2017

Óscar Domínguez Giraldo

Señor, señora, señorita, no se confunda si desde Brasil un importador le pide  “secretarias com cadeiras”. No es lo que usted se imagina, como dicen los maridos pillados con las manos en la masa femenina ajena. Y no lo es porque en portugués secretaria es escritorio y cadeira es silla. Pero en cambio (¿¡) escritorio es oficina y oficina es taller.

Exquisito es raro; cuca, cabeza; rato,  ratón; gata, es mujer divina; espantoso, es muy bueno; asombrado, asustado; vaso, copo; escoba, es vassoura  y aborrecido, aburrido.

Los aposentados somos los pensionados. Coger bus, es pegar ônibus y si va a pedir un jugo, con decir suco podrá calmar la sed.

Recuerde: “que barato” es “¡qué chévere!, ¡bacano!”. En lugar de decir gracias, diga obrigado, si es macho, y obrigada, si anda en tacón alto.

No diga que va a montar en buseta delante de muchacha de Ipanema, porque se gana su carterazo. (Buseta es vagina).

Cuando vaya a pagar la cuenta, pida a continha, que puede pronunciar “a conchiña”. Si no se arriesga a perder la prótesis al pronunciar la palabreja, entonces mueva los dedos en el aire y dibuje la firma. Los dedos hablan portugués a la perfección. De hecho, hablan todos los idiomas.

En caso de atraco, no olvide estas palabras salvadoras, ojalá con la mejor de sus sonrisas: pega tudo (coja todo).

Importantísimo aclarar: pouca acucar  (Brasil no es a prueba de diabéticos) y pouca sal (tampoco es para cardíacos).

El portugués no sólo es una lengua sin hueso, al decir de García Márquez. Es una lengua al revés. Ellos dirán lo mismo del idioma del turista de cualquier país de América Latina, como le dicen al resto del continente.

Nos hacen sentir que “allá en América Latina” es otro continente, nada que ver con ellos. Personas a las que les hice saber que era “orgullosamente colombiano” me decían: “¿Y cuándo vas para Bolivia?”. Para ellos es lo mismo. Y gringo es desde un peruano hasta un chino.

Los brasileños son los brasileños, “los demás son los demás”. No crea que encontrará salsa así no más. O son cubano. Brasil es yanqui en lo que se refiere a la música. Se oye su música, se ve su fútbol.

Contra todas las evidencias, español y portugués son idiomas tan parecidos como la sota de bastos y un policía acostado. Pero es  perigoso (peligroso) creer que porque se parecen nos podemos ahorrar clases de portugués en el Instituto Ibraco de la localidad. Se puede intentar amar por ósmosis pero esta opción no le servirá para aprender el idioma de Vinicius el que dijo que “el amor es eterno mientras dura”.

La ortografía a veces es  invertida, como en livro, pergunta, vezes. El idioma de los tetracampeones del mundo es más cantadito  que el español y tiene fonemas que no existen en el nuestro. Como el nasal en nao (coracao), o como la “s” cuando se pronuncia entre dos vocales como en casa.

Para una diplomática colombiana, “mi gran conclusión es que uno tiene que desaprender español” para aprender a hablar la lengua del “impávido colosso” como reza su insulso himno. Cuídese de no quedarse sin el pan y sin el queso, es decir, sin ninguno de los dos idiomas.

Si usted maneja bien los eternos verbo ser,  estar, haber y los artículos,  ya está al otro lado del idioma. Bueno, por lo menos para leer la prensa con alguna solvencia. Tampoco hay que exagerar.

La o, no es nuestra vocal que vive en un eterno círculo  vicioso.  No,  o es el articulo el,  como en  O Globo, el diario de Río, “ciudad corruptora de mayores”.  Y en el idioma del centenario de Jorge Amado el artículo femenino la, es a, como en este verso suyo:  A vida vivida: La vida vivida.

Ah: Y de una vez y para siempre recuerde que no, no es no, sino que funciona como la preposición en.

Un colombiano que esté planillado para ir a fútbol, además de ver partidos en el estadio,  debe ver  fútbol en un boteco (bar popular) con los torcedores locales, comiendo “bolinho de bacalau” y tomando chope (cerveza). Y dándole de comer al ojo mirando garotas, ese deporte globalizado que nos nivela por lo alto a los voyeristas de la aldea.

Que no falte el paseíllo por la playa para bailar forró, un ritmo que nos queda más fácil a los colombianos que la epiléptica samba, ir a un feria callejera de frutas y verduras (cada barrio tiene sus días de feria), parar en una lanchonette (cafetería) para tomar jugos naturales de acai, cajú que son frutas que no tenemos en Colombia.

Un colombiano que habla portugués sugiere “hablar español despacio y claro. La gente agradece que el turista no intente hablar portugués”. Si usted les pide que hablen devagar (despacio), acceden gustosos.

Como en Brasil todo es “o melhor do mundo”, emplee portugués de allí, no de Portugal donde no usan los gerundios. Los libros son traducidos al portugués de Dilma Rousseff. Otra exclusividad de los hermanos pudientes del sur.

Como la obra de Pessoa que se presentará en el Pablo Tobón es en portugués de Portugal usted verá cómo se las arregla…