29 de marzo de 2024

Buscando el muerto río arriba.

21 de marzo de 2017
Por Víctor Zuluaga Gómez
Por Víctor Zuluaga Gómez
21 de marzo de 2017

Víctor Zuluaga Gómez 

A raíz de los últimos escándalos que se han presentado por la apropiación indebida de los recursos públicos como el caso del Carrusel de la contratación en Bogotá, las obras de Reficar en Cartagena y ahora con la intervención de la famosa empresa brasilera Odebrech, se han venido haciendo propuestas desde la izquierda, de la derecha, del centro , de arriba y de abajo, en orden a proponer salidas para esta crisis de valores que está llevando al país a la ruina.

Una de las soluciones que se ha presentado tiene que ver con la financiación por parte del Estado de las campañas políticas, con el fin de evitar que entren dineros de dudosa procedencia para garantizar la llegada de ciertos personajes que facilitarán acciones corruptas. Recordaba que en el caso de Caldas hubo un político radicado en Pereira como fue Camilo Mejía Duque, oriundo de Salamina, para más señas. Camilo era liberal y desempeñó cargos públicos casi por medio siglo, sin que se presentara por parte de la oposición un reclamo en cuanto a que el servidor público se había apropiado de dineros públicos para su beneficio. Pero eran otras épocas, en donde sólo había dos Partidos políticos que decidían desde Bogotá quiénes eran los candidatos y se determinaba desde Bogotá el destino de los recursos para inversión en provincia. Así las cosas, un candidato del partido liberal o del conservador con la bendición de la Dirección Nacional, tenía asegurada la victoria. Camilo Mejía o Jaime Salazar, en su época, basta con citar a un concentración en la Plaza de Bolívar, arengar a los copartidarios y con ello quedaba asegurada su elección. ¿Cuánto podría costar una campaña en esa época? Seguramente asegurar unos empleos para los líderes campesinos y de los barrios y sus familiares.

Pero los escenarios cambian y al finalizar el siglo XX, con la nueva Constitución y la aparición de una gran cantidad de partidos y movimientos políticos, así como del crecimiento del narcotráfico, las campañas se hicieron imposibles para quienes no contaban con un respaldo económico que por lo general lo dan los empresarios y también los sectores que obtienen dineros como resultado de actividades ilícitas.

Pensaba, entonces, que la financiación por parte del Estado de las campañas políticas, no garantizaba el ingreso de otros dineros, como ha quedado demostrado en el caso de las recientes campañas presidenciales. Pero que algo habrá que hacer en relación con las campañas, de eso no hay duda. Sin embargo, la Educación, con mayúscula será uno de los aspectos fundamentales que nos permitirán a futuro construir un nuevo país en donde la ética retorne, no sólo para la actividad política sino para la financiera, la salud y tantos otros sectores que se encuentran completamente contaminados. Es hora de introducir nuevamente la Cívica, la Ética y en general las Humanidades para formar ciudadanos de bien y desde luego, técnicos y científicos. Pero no basta con formar científicos y técnicos con una enorme carencia de herramientas para convivir en forma pacífica y con un gran compromiso social.

Cuando haya una buena Educación, se garantiza que haya ciudadanos bien informados y con los elementos necesarios para argumentar, cuestionar y proponer las mejores soluciones a los múltiples problemas sociales.

A propósito, la Concejal de Pereira Carolina Giraldo ha sido blanco de ataques, a todas luces injustificados porque ha llevado un aire de renovación a dicha corporación, preguntando, indagando, cuestionando y proponiendo las mejores salidas para los problemas que aquejan a los pereiranos. Todo mi respaldo para su gestión porque está haciendo, a no dudarlo, lo que muy pocos hacen: expresar la voz de un amplio sector de ciudadanos, sin que medie alguna negociación en sus posiciones. Adelante Carolina. Decía el Quijote: “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”.