29 de marzo de 2024

La pérdida de la confianza en lo público

7 de febrero de 2017
Por José Ferney Paz Quintero
Por José Ferney Paz Quintero
7 de febrero de 2017

José Ferney Paz Quintero
Abogado consultor

La pérdida de confianza en las instituciones públicas y en sus gobernantes se constituye en uno de los graves y serios problemas por la que atraviesa la sociedad sana del país, con la toma de conciencia respecto al tema ético y estructural del sistema político y electoral colombiano.

No hay duda alguna que asuntos de gran interés para el desarrollo colectivo, políticas de Estado, se ven sometidas a una  rara especie de privatización de lo público como queda evidenciado con las  declaraciones de los enjuiciados por el caso de Odebrecht, en donde se desnuda un modus operandi, criminal, y deshonesto de convertir los recursos públicos, dineros de los contribuyentes, en un botín asaltado por un “club privado” de cacos, pertenecientes a estamentos sociales de alta alcurnia, que aprovechando unos apoyos políticos, (partidos que ante la realidad de los hechos quieren mirar para otro lado) convirtieron el cohecho, el soborno, la coima, el prevaricato, el abuso de las funciones públicas, en la forma normal de gestionar los grandes proyectos estatales.

Al abrirse la caja de pandora de la inmoralidad en la contratación pública, es de esperarse que esta nueva fiscalía, un remozado equipo de investigadores, al lado de jueces con carácter y conocedores de la ley penal, apliquen con severidad el marco normativo, sin subrogados,  beneficios ex tramural, contra quienes han defraudado el erario, juzgando y penalizando a todos, clase política, funcionarios, empresarios y particulares, que hayan sido conniventes con los actos de corrupción que se vienen denunciando; actuar de manera distinta, sería caer en el caos institucional y la total incredulidad frente a la estructura oficial.

Se está a tiempo de  re direccionar la política, siendo este el compromiso de lo queda de los partidos políticos si buscan la supervivencia, depurando su militancia, sacudiendo el árbol para que caigan las frutas podridas, evitando  claro está, caer en manos de líderes anti sistémicos y populistas lo cual sería nefasto para el país.

Sólo  un camino  le queda a esa paz  que se anhela: reformas y justicia social como lo ordena la Constitución del 91, (estado social de derecho), ampliando la democracia, saneando la política, fortalecer al pueblo mismo, sus juntas de acción comunal, sus comunas municipales; en general, sus posibilidades de intervención, ahora sometido a los cacicazgos regionales, en donde la corrupción se ha convertido en alternativa de poder, para desgracia de  esos entes territoriales.

La Nación requiere de gobernantes que entiendan que no son elegidos para negociar sobre el cumplimiento de la constitución y las leyes, ni para rendirse ante el motín, ni para entregar la soberanía nacional, sino para trazarle al país un rumbo que fortalezca la poca democracia que nos queda, un adalid de una política seria, coherente y sana, edificada sobre principios éticos y para hacerse respetar y obedecer, no por vanidad ni prepotencia, sino porque es el responsable de aplicar la fuerza  combinada con  el derecho y la justicia.

Con razón Blaise  Pascal, filósofo francés cristiano, sentenciaba: “la justicia sin  la fuerza es irrisoria, la fuerza sin la justicia, es tiránica.”

Por último, se hace necesario, que el Estado, sus fuerzas militares, y policivas, actúen de manera severa para devolver la seguridad ciudadana, venida a menos, la ola de violencia urbana se acrecienta, las pandillas de barrio, el micro tráfico, el boleteo, el fleteo, se vienen tomando vastos sectores  poblacionales, creando zozobra, pánico, sin que se demuestre la acción estatal  como es su obligación legal, bandas  lideradas en ocasiones para deshonra institucional por miembros  activos.

Adenda: El tema del aeropuerto del café, como proyecto de infraestructura aeroportuaria, las dificultades para su ejecución, el detrimento patrimonial en las inversiones causadas, la deficiente planeación de las obras iniciadas hace más de  12 años, las aparentes  fallas  en los terraplenes 8 y 10, los informes  negativos de la Contraloría  General, las  voces cívicas e institucionales, unas a favor del proyecto, otras en contra, las promesas incumplidas planteadas en épocas de reelección, hace que este mega proyecto sea uno de los más controvertidos en los últimos años  en el departamento de Caldas, con la cruz a cuestas, con una gerencia en el pasado no bien recordada, hoy  experto en eutanasia en ciertas especies  de pescados de estanque como funcionario distrital.

Pero ahora, por arte del inicio de la campaña presidencial, los medios  dieron a conocer unas “Pullas“, del señor vicepresidente en su reciente visita a la región, con condecoración de por medio en contra del Ministro de Hacienda, requiriéndolo para las apropiaciones presupuestales. Ver para creer, quién  durante más de tres años ha sido el  dueño absoluto de la infraestructura  vial y aeronáutica del país, el que ordena y dispone, vallas  por doquier, “En marcha”, “estamos cumpliendo”, a menos de un mes para hacer dejación del cargo para  dedicarse de lleno a su aspiración presidencial, lanza unos globos al aire dándole el espaldarazo al proyecto omitido a lo largo de su gestión.

Oportunismo electoral que no le hace bien, ni a la obra tan esperada por los caldenses, ni al propio  aspirante  presidencial.

Ninguna reacción al inesperado comentario, tal vez por temor a algún “coscorrón”, de tan encopetado e irascible funcionario estatal.

Bogotá, febrero 7 2017.