La pérdida de la confianza en lo público
José Ferney Paz Quintero
Abogado consultor
La pérdida de confianza en las instituciones públicas y en sus gobernantes se constituye en uno de los graves y serios problemas por la que atraviesa la sociedad sana del país, con la toma de conciencia respecto al tema ético y estructural del sistema político y electoral colombiano.
No hay duda alguna que asuntos de gran interés para el desarrollo colectivo, políticas de Estado, se ven sometidas a una rara especie de privatización de lo público como queda evidenciado con las declaraciones de los enjuiciados por el caso de Odebrecht, en donde se desnuda un modus operandi, criminal, y deshonesto de convertir los recursos públicos, dineros de los contribuyentes, en un botín asaltado por un “club privado” de cacos, pertenecientes a estamentos sociales de alta alcurnia, que aprovechando unos apoyos políticos, (partidos que ante la realidad de los hechos quieren mirar para otro lado) convirtieron el cohecho, el soborno, la coima, el prevaricato, el abuso de las funciones públicas, en la forma normal de gestionar los grandes proyectos estatales.
Al abrirse la caja de pandora de la inmoralidad en la contratación pública, es de esperarse que esta nueva fiscalía, un remozado equipo de investigadores, al lado de jueces con carácter y conocedores de la ley penal, apliquen con severidad el marco normativo, sin subrogados, beneficios ex tramural, contra quienes han defraudado el erario, juzgando y penalizando a todos, clase política, funcionarios, empresarios y particulares, que hayan sido conniventes con los actos de corrupción que se vienen denunciando; actuar de manera distinta, sería caer en el caos institucional y la total incredulidad frente a la estructura oficial.
Se está a tiempo de re direccionar la política, siendo este el compromiso de lo queda de los partidos políticos si buscan la supervivencia, depurando su militancia, sacudiendo el árbol para que caigan las frutas podridas, evitando claro está, caer en manos de líderes anti sistémicos y populistas lo cual sería nefasto para el país.
Sólo un camino le queda a esa paz que se anhela: reformas y justicia social como lo ordena la Constitución del 91, (estado social de derecho), ampliando la democracia, saneando la política, fortalecer al pueblo mismo, sus juntas de acción comunal, sus comunas municipales; en general, sus posibilidades de intervención, ahora sometido a los cacicazgos regionales, en donde la corrupción se ha convertido en alternativa de poder, para desgracia de esos entes territoriales.
La Nación requiere de gobernantes que entiendan que no son elegidos para negociar sobre el cumplimiento de la constitución y las leyes, ni para rendirse ante el motín, ni para entregar la soberanía nacional, sino para trazarle al país un rumbo que fortalezca la poca democracia que nos queda, un adalid de una política seria, coherente y sana, edificada sobre principios éticos y para hacerse respetar y obedecer, no por vanidad ni prepotencia, sino porque es el responsable de aplicar la fuerza combinada con el derecho y la justicia.
Con razón Blaise Pascal, filósofo francés cristiano, sentenciaba: “la justicia sin la fuerza es irrisoria, la fuerza sin la justicia, es tiránica.”
Por último, se hace necesario, que el Estado, sus fuerzas militares, y policivas, actúen de manera severa para devolver la seguridad ciudadana, venida a menos, la ola de violencia urbana se acrecienta, las pandillas de barrio, el micro tráfico, el boleteo, el fleteo, se vienen tomando vastos sectores poblacionales, creando zozobra, pánico, sin que se demuestre la acción estatal como es su obligación legal, bandas lideradas en ocasiones para deshonra institucional por miembros activos.
Adenda: El tema del aeropuerto del café, como proyecto de infraestructura aeroportuaria, las dificultades para su ejecución, el detrimento patrimonial en las inversiones causadas, la deficiente planeación de las obras iniciadas hace más de 12 años, las aparentes fallas en los terraplenes 8 y 10, los informes negativos de la Contraloría General, las voces cívicas e institucionales, unas a favor del proyecto, otras en contra, las promesas incumplidas planteadas en épocas de reelección, hace que este mega proyecto sea uno de los más controvertidos en los últimos años en el departamento de Caldas, con la cruz a cuestas, con una gerencia en el pasado no bien recordada, hoy experto en eutanasia en ciertas especies de pescados de estanque como funcionario distrital.
Pero ahora, por arte del inicio de la campaña presidencial, los medios dieron a conocer unas “Pullas“, del señor vicepresidente en su reciente visita a la región, con condecoración de por medio en contra del Ministro de Hacienda, requiriéndolo para las apropiaciones presupuestales. Ver para creer, quién durante más de tres años ha sido el dueño absoluto de la infraestructura vial y aeronáutica del país, el que ordena y dispone, vallas por doquier, “En marcha”, “estamos cumpliendo”, a menos de un mes para hacer dejación del cargo para dedicarse de lleno a su aspiración presidencial, lanza unos globos al aire dándole el espaldarazo al proyecto omitido a lo largo de su gestión.
Oportunismo electoral que no le hace bien, ni a la obra tan esperada por los caldenses, ni al propio aspirante presidencial.
Ninguna reacción al inesperado comentario, tal vez por temor a algún “coscorrón”, de tan encopetado e irascible funcionario estatal.
Bogotá, febrero 7 2017.