28 de marzo de 2024

Prepárese: se avecina otra reforma tributaria en Colombia

Por Alfredo García Sierra
10 de enero de 2017
Por Alfredo García Sierra
10 de enero de 2017
Alfredo García Sierra
EL PAÍS, CALI 

Aunque el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, afirmó en forma tajante que la reforma tributaria que empezó a regir desde el 1 de enero (Ley 1819), “será para los próximos cuatro años”,  analistas y economistas no lo creen así.
En  otras palabras, se piensa que  hacia finales del 2018, cuando asuma el nuevo gobierno —que reemplazará a la administración Santos— volverá a hablarse del tema, y las cábalas apuntan a que habrá otra en el año 2019 por las inversiones millonarias que demandará el posconflicto con las Farc.
Para algunos la última reforma (Ley 1819) se justifica  porque el déficit fiscal causado por el desplome de los precios del petróleo —que dejó en 2016 un hueco de $25 billones— no será fácil de tapar pronto.
Sin embargo, otros tienen una visión diferente. El gasto público, sostiene el presidente de Fenalco, Guillermo Botero, “saltó en siete años de $70 billones a $140 billones, y de esta manera no se puede seguir gastando a esa velocidad”, así haya mayor recaudo de impuestos.
Por ello, Colombia es desde hace dos décadas el ‘campeón’ de las reformas tributarias en América Latina.
Por cuenta del  abismo que existe de forma recurrente entre los ingresos y los gastos del Estado, durante los últimos 20 años el Gobierno se volvió adicto a las alzas de impuestos, como única alternativa para financiar su funcionamiento. 
Sólo entre 1990 y el 2017 el Congreso de la República ha dado paso a trece reformas, varias de ellas en los gobiernos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. Es decir, que la ‘reformitis’ no ha parado.
Según el reconocido tributarista caleño, Luis Hernando Franco, “las últimas reformas han sido salvajes y desastrosas, no solo para las empresas, sino para los asalariados”.
Recalca que la sola alza del IVA del 16% al 19% “es el peor golpe para la gente en plena desaceleración de la economía, y eso de que  Colombia  perdería la calificación internacional a su deuda sino aprobaba la última reforma, fue una gran mentira”.
Ingresos no alcanzan
Para los expertos es inexplicable que mientras entre 2006 y el 2016 los ingresos por impuestos se duplicaron, tales recursos aún sean insuficientes.
El recaudo pasó de $52,8 billones a $118,9 billones en ese lapso, y pese a que la suma parece abultada, la meta del Gobierno para el 2017 es obtener al menos $130 billones en tributos.
Al respecto Julio César Leal, gerente de la firma Leal Consulting, recalca que “ninguna de las reformas ha sido estructural, ya que el principal requisito para que así sea es que se rebajen  impuestos, tal como lo plantean las normas internacionales, y en esta última  eso no ocurrió”.
Lo contrario pasó, subrayó, con  el alza del IVA en tres puntos porcentuales, la creación de un impuesto verde a los combustibles y un tributo a los dividendos. Y de paso, se puso en marcha un monotributo que cobijará a más de 300.000 tenderos y dueños de pequeños negocios.
“La baja de la tasa de renta del 40% al 33% es poca, pues lo que se hizo fue un reparto de las cargas impositivas”, anota Leal.
Tal ha sido la cultura de las reformas tributarias que “hoy se están aprobando por el Congreso de la República una cada dos años, que no han sido estructurales ni de largo plazo”, apunta por su parte Alejandro Reyes, jefe de estudios económicos de la firma  Serfinco.