28 de marzo de 2024

De las decepciones en política (1º)

12 de enero de 2017
Por César Montoya Ocampo
Por César Montoya Ocampo
12 de enero de 2017

cesar montoya

La vida es una larga cadena de equivocaciones. Entre más se viva, más se yerra. El pedestal de hoy, mañana aparece convertido en ruinas. Nunca se aprende.

1.- Jesucristo fue un  político legendario. Con mirada mística, frente luminosa, palabra creadora de milagros  y manos largas  para las bendiciones, logró transformar la estulticia de unos barqueros en oradores elocuentes para predicar la doctrina del amor. Fueron sus apóstoles. Hizo con  ellos un amasijo de lealtades y los preparó para los martirios. ¡Cuánto dolor debió sentir cuando Pedro, el comandante de la pequeña tribu, tiritando detrás de un muro, lo negó! ¡Qué desangre moral debió ser el suyo al verse solo, extenuado y  tambaleante con el peso de la cruz,  sin tener cerca a sus discípulos cobardes, que desaparecieron en el desborde criminal de ese drama espantoso.

2.- Dando un  salto en la historia, detengámonos en Napoleón. A los treinta años ya estaba relumbrando como genio. Francia fue calcada a  imagen de sus ambiciones. Pero se dejó acorralar de dos diabólicos ministros, ensotanados ambos, matreros y perversos : Talleyrand y Fouché.  Cuando lo tenían prisionero en Santa Elena, con acidez dijo de sí mismo : “…estoy clavado a una roca donde un buitre me roe”. Escribió Jacques Bainville : “… los que más le debían lo traicionaron”.

3.- Laureano Gómez escribió el libro “El Final de la Grandeza” para demostrar, con documentos irrebatibles,  cómo  Francisco de Paula Santander fue blindado de responsabilidades y honores dispensados por el Libertador. Mientras el Centauro le arrebataba a España sus posesiones en el nuevo mundo,el hombre de las leyes era el encargado de la   administración pública. Fue pérfido con su protector. A Soublette le confidencia : “Le he escrito hoy (a Santander) que no me escriba más porque no quiero responderle ni darle el título de amigo”. A  Montilla le dice : “En cuanto a Santander, este hombre es perverso ya nada le queda por hacer; toca todos los resortes de la intriga, de la maldad  y la maldad para dañarme y formarse su partido. Entra en una chichería  como entraba antes a Palacio y en fin se ha quitado  la máscara enteramente.  No tiene consideración por mi, ni verguenza de sus acciones”.

4.- La ingratitud en Colombia es un sino fatal. Laureano Gómez, presidente titular en 1950, sorpresivamente entró en una supuesta agonía. Gilberto Alzate, en ese momento, era el líder de las mayorías parlamentarias y había que elegir-ya- el Primer Designado. Obviamente el Mariscal estaba ad portas del Poder. Aparece Álvaro Gómez demacrado y lloroso : “Alzate : mi padre se está muriendo y antes de entregar el alma a Dios solo pide que se escoja el nombre de Roberto Urdaneta para reemplazarlo”. El teatro fue perfecto. Alzate, ¡cristiano tontarrón!, entregó su progenitura   e hizo elegir al lanudo y maquiavélico sordo. Es triste el final. Urdaneta ya empotrado en el gobierno, solo tuvo un objetivo que lo cumplió con saña  : eliminar de la vida pùblica al Mariscal. Por fortuna, no pudo lograrlo.

5º.- Carlos Lleras había sido un magnífico mandatario. Quiso regresar al poder. Su contrincante era  Turbay Ayala. Para escoger entre los dos se reunió la Convención Nacional del Liberalismo. La votación transmitida en directo  al país por la televisión,  fue dramática. Lleras  constató, con semblante desconcertado, cómo sus leales amigos de ayer,  desertaban y se pasaban  a la tolda del beduino.

6.- Álvaro Uribe también cayó en la trampa. Sería sucesor suyo a quien señalara con el índice. Después de las componendas  propias de las entretelas en donde se definen los màs  importantes asuntos del pais,determinó que su hombre de confianza  era Juan Manuel Santos. ¡Mal le ha ido al autócrata con el actual inquilino de la  Casa de Nariño!

7.- Rodrigo Marín aprendió a hacer política de la mano de Álvaro Gómez Hurtado. Tuvo  cauda propia que es la que hoy maneja Luis Emilio Sierra.Un dia cualquiera Marín quiso ser precandidato presidencial. De inmediato Gómez le apagó los reflectores y lo dejó sumido en noche oscura.

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