28 de marzo de 2024

Los 4 motores del avión de Chapecoense se apagaron gradualmente y el piloto no lo reportó

27 de diciembre de 2016
27 de diciembre de 2016

Bogotá, 27 de diciembre de 2016 (RAM) Ni la falta de combustible, ni el hecho de que en forma gradual se apagaran los 4 motores de la aeronave, fueron reportados por el piloto del avión de LaMia, provocando la tragedia que causó la muerte a 71 de los ocupantes.

Así lo estableció la investigación preliminar realizada por la Aeronáutica Civil Colombiana, que atribuyó la catástrofe, ocurrida el 28 de noviembre pasado, estrictamente a una falla humana de la tripulación y a una negligencia gerencial, esta última responsabilidad de la empresa propietaria de la aeronave.

Hasta último minuto, el piloto guardó silencio sobre la crítica situación, además sin alterar la voz o evidenciar alarma, de acuerdo con los pormenores revelados en rueda de prensa por la Aerocivil colombiana sobre los últimos 15 minutos del fatídico vuelo.

Solo faltando menos de 2 minutos, el piloto reportó la emergencia debido al agotamiento del combustible sin urgir por ello prioridad para el aterrizaje.

Debido al agotamiento del combustible, el motor número 3 comenzó a apagarse a 6 minutos de producirse el accidente; el motor número 4, a los siguientes 12 segundos.

Sin embargo, cuando los dos motores habían quedado fuera de servicio, el piloto no hizo ningún reporte y en cambio procedió a bajar el tren de aterrizaje informando de forma normal, sin dar cuenta de la crítica situación.

Segundos después, se comenzó a pagar el motor número 2 y tampoco con tres motores fuera de servicio, dijo nada.

A 3 minutos y 45 segundos, se apagó el motor número 1 y al quedarse sin potencia, se produjo el apagón eléctrico que reportó a las 9:57: 29, instantes antes de estrellarse contra el Cerro Gordo, en jurisdicción del municipio de La Ceja.

Según lo estableció Freddy Bonilla, encargado de la investigación, el avión se estrelló a una velocidad de 230 kilómetros por hora (115 nudos).

El hecho es que la tripulación de Lamia y la misma empresa violaron todos los protocolos de seguridad, al volar sin el combustible necesario y con la reserva debida, además de hacerlo por encima de 28 mil pies de altura, sin tener la capacidad y la autorización para ello, además de que al hacerlo a 30 mil pies implicaba un mayor consumo de gasolina.

Fuera de ello, el piloto tomó una acción de hecho al aproximarse sin autorización al aeropuerto de Rionegro, colocándose en riesgo de chocar con otros tres aviones que estaban en espera para aterrizar, uno de Viva Colombia, otro de Lan y el último de Avianca.

“Los miembros de la tripulación eran conscientes de la limitación de combustible, y que no era el adecuado que se necesitaba al llegar a Rionegro”, precisó Freddy Bonilla.

Aclaró que el avión con el equipo Chapecoense no fue desviado al aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, el más próximo, debido a que este no estaba en operación, ya que solo está abierto de 6 de la mañana a 6 de la tarde.

El director de la Aerocivil colombiana Alfredo Bocanegra estableció que toda la información y las conclusiones se basaron en evidencia recaudada en 28 días a partir del mismo día en que se produjo la tragedia, incluidos los datos de las cajas negras que fueron enviadas a Londres donde hicieron la correspondiente transcripción.

Al escuchar la grabación de la comunicación entre la tripulación y la torre del aeropuerto de Rionegro, quedó en evidencia el tranquilo y certero trabajo de la controladora del vuelo, que impartió las instrucciones de acuerdo con los datos que le suministraba el piloto del avión de Lamia.