28 de marzo de 2024

Fiebre de Clúster

20 de octubre de 2016
Por Armando Rodríguez Jaramillo
Por Armando Rodríguez Jaramillo
20 de octubre de 2016

Armando Rodríguez Jaramillo

Armando RodríguezEn el país se viene hablando de iniciativas clúster (IC) desde que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, INNpulsa Colombia y las cámaras de comercio realizaron el Programa Rutas Competitivas en más de veinte departamentos. Y se hablará más con el primer Congreso Nacional de Clúster a realizarse el 23 de noviembre de 2016 y el vigésimo Congreso Mundial de Clúster del 7 y 9 de noviembre de 2017 (Conferencia Global de TCI Network), ambos en Bogotá.

Pero hay que evitar que las IC se vuelvan sinónimo de modernismo para no socavar el potencial que tienen de sofisticar y diversificar el aparato productivo colombiano, de contribuir al desarrollo económico de las regiones y de superar las fallas de mercado que impiden mejorar la competitividad y aumentar la productividad de las empresas. Es por esto que es incomprensible que haya planes de desarrollo territoriales con metas de crear clústeres como si esto se pudiera hacer por decreto o a través de ordenanzas y acuerdos. Y como si fuera poco, se oyen curiosas propuestas de hacer un clúster de clúster que aglutine a los existentes en una región o de conformar el clúster social o ambiental o de la tercera edad.

Los clústeres son realidades económicas que existen como aglomeraciones de empresas que participan en un mismo negocio en un territorio, por lo que no se crean por decisión de autoridad alguna, aunque si son susceptibles de ser organizados por voluntad política.

Más vale entonces que nos ocupemos en crear capacidades institucionales, metodologías para el mapeo de empresas, identificación de cadenas de valor con los negocios y mercados que atienden, análisis estratégicos y segmentación de negocios, definición de áreas de mejora y planes de acción, formulación de una cartera de proyectos con compromisos y financiación, conformación de un equipo técnico con su respectivo management clúster y un modelo de gobernanza que articule a las instituciones de apoyo y empresarios para la toma de decisiones y la definición de criterios para pertenecer al clúster con sus respectivos roles y responsabilidades.

No basta con dar bautizo de clúster a cada grupo de empresas que coinciden en un determinado negocio, sino que hay que darnos a la tarea de organizar procesos, no pocas veces complejos, que requieren visiones de mediano y largo plazo y voluntades políticas para realizarlos. Tengamos de presente que esto se hace con talento humano, conocimiento y con mentes abiertas y colaborativas, que los clúster son instrumentos de cambio estratégico y que no hay recetas mágicas ni modelos proforma que se puedan comprar y trasplantar a una región. De no entenderlo así, sólo tendremos empresas que producen bienes y servicios interactuando con proveedores y compradores sin ningún compromiso ni objetivo estratégico, guiadas únicamente por la oferta y la demanda y la necesaria rentabilidad inmediata.

Hay mucho tramo por recorrer y grandes retos que afrontar si queremos tener un modelo de desarrollo productivo regional con base en iniciativas clúster, no olvidemos que sin empresas no hay clúster y que sin estrategia no hay futuro.

20 de octubre

www.naocluster.com