28 de marzo de 2024

Prevalecido-prevalido, abrupto, sesquipedalismo

Profesor y catedrático, algunos años; rebuscador, otros tantos, y hoy, escritor y defensor ferviente de nuestro hermoso lenguaje castellano.
20 de septiembre de 2016
Por Efraim Osorio
Por Efraim Osorio
Profesor y catedrático, algunos años; rebuscador, otros tantos, y hoy, escritor y defensor ferviente de nuestro hermoso lenguaje castellano.
20 de septiembre de 2016

QUISQUILLAS DE ALGUNA IMPORTANCIA

efraim osorio

En esa oración, ‘prevalecido’ no sustituye a ‘prevalido’. 

Los verbos ‘prevalecer’ y ‘prevaler’ son parecidos y, en algunos casos, sinónimos, pero, y para expresar la idea del redactor, no siempre se pueden emplear indistintamente. El escritor José Jaramillo Mejía escribió: “…los dineros públicos son patrimonio de la comunidad, y no de alcaldes, gobernadores y gerentes de entidades industriales y comerciales del Estado, prevalecidos los dos primeros del origen popular de su elección…” (LA PATRIA, 5/9/2016). Es éste uno de esos casos en los que estos dos participios –‘prevalecido’ y ‘prevalido’–, de ‘prevalecer’ y ‘prevaler’, sinónimos en otras coyunturas, no lo son en ésta. Ello es que, en esa oración, ‘prevalecido’ (‘sobresalido, aventajado, aumentado’) no sustituye a ‘prevalido’ (‘aprovechado, valido’). Los dos ejemplos siguientes ilustran lo dicho: “Siempre ha prevalecido su opinión”, es decir, siempre se ha impuesto sobre otras opiniones. “El presidente se ha prevalido de su cargo para imponer su opinión”, vale decir, se ha aprovechado de su posición para imponerse, como en el ejemplo del señor Jaramillo Mejía, “los gobernadores y gerentes prevalidos de su elección”, que equivale a ‘validos (aprovechados) de su elección’. ***

Nuestro idioma tiene el adjetivo ‘abrupto-a’ (“escarpado, que tiene gran pendiente; dícese también del terreno quebrado, de difícil acceso”). Con él se formaron la locución ‘ex abrupto’ (“de repente, de improviso; en Derecho, arrebatadamente, sin guardar el orden establecido”); y el sustantivo ‘exabrupto’ (“salida de tono, como dicho o ademán inconveniente e inesperado, manifestado con viveza”). Para LA PATRIA escribió el señor Nicolás Aguirre González: “Decir No a la paz es un abrupto que tal vez quienes han maltratado…” (2/9/2016). En esta declaración, el señor Aguirre sustantivó irreflexivamente el adjetivo y lo empleó en lugar del sustantivo ‘exabrupto’, que sí expresa la idea que él quiso airear. Nota: Los latinos usaban la locución ‘ex abrupto’ para explicar “la viveza y calor con que alguno  prorrumpe a hablar, cuando o como no se esperaba” (Vicente Salvá). ***

¿Habrá alguien hoy en día que sepa qué es el ‘qué galicado’? Sí, con seguridad. ¿Habrá alguien hoy en día a quien le moleste su uso? Posiblemente. ¿Enseñarán actualmente en los colegios y en las facultades de periodismo las normas que explican por qué no se debe usar en la redacción culta? Lo ignoro y lo dudo.  Lo que sí sé es que aun escritores reconocidos olvidan que el ‘que galicado’ afea su redacción. También sé que el ‘que galicado’ es cacofónico, y que hay unos que lo son más, como éste, de un pie de foto de LA PATRIA: “En este punto es que los peatones quieren que instalen el semáforo” (Público, 9/9/2016). Es éste un ejemplo patentísimo de esa corruptela, pues contrapone el verbo ‘ser’ a la partícula ‘que’ en lugar de uno de los adverbios que deben emplearse en esas oraciones, en la muestra, el de lugar, ‘donde’, así: “En este punto es donde los peatones…”. Es clásico el “así es que se dice” por “así es como (adverbio de modo) se dice”; también, “fue entonces que lo vi” por “fue entonces cuando (adverbio de tiempo) lo vi”. Elemental. ***

El señor Gabriel Silva Luján, turiferario incansable de este gobierno, escribió: “El involucramiento eficaz de María Ángela Holguín nos regresa a un relacionamiento con la comunidad internacional…” (El Tiempo, Gabriel Silva Luján, 5/9/2016). En esta oración, el señor Silva comete dos veces lo que Soledad Moliner –no María– llama ‘sesquipedalismo’, a saber, el estiramiento innecesario de los vocablos ‘involucrarse’ y ‘relacionar’, que, por alguna razón, no están en los diccionarios, digo, ‘involucramiento’ y ‘relacionamiento’, bien construidos, sin duda. El primero se puede reemplazar por ‘intervención’ o por ‘injerencia’ (“intervención oficiosa en algún sitio o asunto”), que no siempre tiene sentido peyorativo; el segundo, por ‘relación’ (‘correspondencia, conexión, contacto’). Ejemplo claro de ‘sesquipedalismo’, éste: “…la legitimización de los delitos…” (LA PATRIA, Jorge Enrique Pava Quiceno, 16/9/2016). “La legitimación…”, castizamente. La  Academia de la Lengua no ha aceptado aún el  sustantivo ‘sesquipedalismo’, pero dese hace mucho asienta el adjetivo ‘sesquipedal’ (del latino ‘sesquipedalis’ = ‘de pie y medio; de una amplitud desmesurada’), y desde la última edición (vigésima tercera, 2014) el adjetivo ‘sesquipedálico-a’ con esta acepción: “Irónico. Dicho especialmente de un verso o de un discurso o modo de expresarse: Muy largo y ampuloso”. Y de las palabras comentadas, añado.

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